Las desvinculaciones por necesidades de la empresa aumentaron en un 50% en los últimos dos meses en la Región, informa la Dirección del Trabajo, sumando 8.149 despidos, cifra que en el nivel nacional afecta a 101.827 personas.
A estas cifras se deben agregar aquellas que corresponden a trabajos no creados, de temporada y otras eventuales nuevas actividades frenadas por la crisis social.
Así, la violencia que ha acompañado a movilizaciones reiteradas, no solo ha destruido semáforos, espacios públicos, servicios de transporte, comercio e incluso templos, sino que también ha destruido fuentes de trabajo y oportunidades para cientos de miles de personas, lo que se verá reflejado en próximas mediciones de desempleo.
Alertando sobre la materia Rodrigo Valdés, ex ministro de Hacienda del Gobierno de Michelle Bachelet y académico de la Escuela de Gobierno de la UC, advierte que "respecto al mercado laboral queda bastante para que haya pasado lo peor".
Ante esta realidad aparecen localmente reacciones positivas. Así, el Gobierno Regional acordó destinar $4.000 mil millones para generar 1.200 empleos en las pymes, que se deben sumar a otros 1.200 puestos de trabajos que está creando el gobierno central mediante diversos mecanismos.
Estos empleos vienen a paliar en parte aquellas pérdidas directamente originadas en la convulsionada situación que ha afectado al país y que ha castigado con especial violencia a la ciudad de Valparaíso.
Esta realidad debe ser asumida tanto por el sector público como por el privado, pues tras estas cifras, que irán en aumento, hay seres humanos, familias, que ven afectados sus ingresos y condiciones de vida. También esta situación debería ser asumida por quienes insisten en movilizaciones que derivan en daño y desaliento a la inversión y por aquellas autoridades que ven con simpatía o guardan silencio cómplice ante reiteradas alteraciones del orden público. Hay posibilidades abiertas de crear puestos de trabajo con iniciativas en marcha con recursos ya asignados como el Parque Barón, la restauración de la Iglesia San Francisco, los puentes y el Teatro Municipal de Viña del Mar. También es posible, con buena voluntad y dejando de lado el dogmatismo, avanzar en las obras de expansión del puerto, alta inversión de impacto futuro y, desde el punto de vista del empleo, con proyección tanto en la ejecución de los trabajos como en la operación misma de nuevos frentes de transferencia de carga.
Estas oportunidades, para al menos frenar el desempleo, exigen como primera condición rescatar el perdido orden público, lo que no permite reservas y exige mirar el bien común dejando de lado los cálculos políticos.