"La mayoría de los diputados UDI están por el voto obligatorio, pero con un proyecto que no haga trampa"
"Rechazamos porque se estaban cambiando las reglas del juego", sostiene el diputado y vicepresidente de la UDI, Juan Manuel Fuenzalida, al explicar por qué su bancada votó en contra de volver al voto obligatorio en medio de la crisis de representatividad que se ha instalado en el país. "Se estaban vulnerando los derechos de todos aquellos que nunca se habían inscrito", agrega.
- ¿Por qué votó en contra?
- Cuando haces un proyecto entre gallos y medianoche, donde nos parece que se hace trampa, un proyecto que es corregible -y nosotros planteamos indicaciones-, no merecía ser aprobado. No es que estemos en contra del voto obligatorio. De hecho, la mayoría de los diputados de la UDI estamos a favor del voto obligatorio, pero con un proyecto bien hecho.
- ¿Cuál es la crítica?
- Estaba vulnerando el derecho de todos aquellos que en su minuto nunca se inscribieron en los registros electorales y que cuando se aprobó el voto voluntario quedaron inscritos en forma automática. Nosotros decimos volvamos al voto obligatorio, pero también démosle la oportunidad a toda esa gente que quedó inscrita en forma automática a decidir si quiere seguir inscrita o no. Lo rechazamos porque vulneraba un derecho que ya tenía la ciudadanía; o sea, estábamos cambiando las reglas del juego en base a cálculos electorales y no a un fundamento de fondo.
- ¿En qué sentido?
- Si se analizan las cifras de los votantes que participan en la elección con voto obligatorio e inscripción voluntaria versus el voto voluntario con inscripción automática, es prácticamente el mismo: en la segunda vuelta presidencial con voto voluntario votaron casi 8 millones de personas versus 7 millones y medio que lo hicieron en la última votación presidencial con voto obligatorio. Los porcentajes disminuyen porque es más grande el padrón en base al cual se calcula. Entonces, rechazamos porque se estaban vulnerando los derechos de todos aquellos que nunca se habían inscrito y que quedaron inscritos automáticamente. Se les dijo que el voto iba a ser voluntario y ahora se les dice que será obligatorio. Ahí se vulneran los derechos de quienes tienen la posición de participar o no.
- Se ha instalado el tema de la deslegitimidad de las autoridades por falta de representación.
- No se trata de decir que con el voto obligatorio crece un grupo o disminuye otro. Al final, la gente que vota es representativa del padrón completo. Con voto obligatorio o voluntario no van a cambiar los números de adhesión que pueda tener cada uno de los sectores, porque cuando se proyecta se mantiene más o menos la misma proporcionalidad. Pero, además, encontrábamos que hoy poner el foco en un tema que no está dentro de las prioridades de la gente parecía fuera de lugar. Hay que trabajar en una agenda social, queremos sacar una ley de pensiones, sacar el ingreso mínimo garantizado que aún está en tramitación. Estamos enfrascados en temas que sólo le interesan a los políticos y que no necesariamente le interesan a la ciudadanía. Volvemos a esa falta de sintonía con lo que quiere la gente y al final terminamos marcando un 3%.
- Pero la ciudadanía también critica la baja representación.
- Pero la legitimación no pasa por cambiar estructuras electorales o por una nueva Constitución, pasa porque nos ganemos la confianza de la ciudadanía.
- ¿Cómo se gana esa confianza?
- Bueno, llevo un año y ocho meses y sorprende la falta de sintonía que tiene el Congreso con la realidad. Yo he criticado la velocidad de tramitación. Hay proyectos que llevan 10 años de tramitación. La gente ve a un Congreso que funciona como un tanque a pedales y que llega con proyectos de ley retardados. Por eso he propuesto refundir ciertas comisiones porque debiéramos tener al menos dos comisiones de Constitución por donde pasan todos los proyectos. Lo mismo con Hacienda, Agricultura y Vivienda. Pero hay otras comisiones que tienen poco que discutir. La idea es que las propuestas que hace la ciudadanía tengan resultados acordes al momento y no que lleguen las soluciones ocho años después para que la gente diga que los parlamentarios no hacen nada. Las comisiones investigadoras, las interpelaciones y las acusaciones constitucionales deben ser para casos que se justifiquen. Si analizamos el trabajo de los últimos tres meses, el 30% lo estamos destinando a temas que no están en sintonía con la gente. La forma de recuperar la confianza es mostrando un trabajo verdadero y no llegar con respuestas tardías.
- En la última encuesta Mori-Fiel, el 61% está a favor de reponerlo.
- Pero hace cuatro años la gente estaba feliz y aprobaba el voto voluntario.
- ¿La UDI estaría dispuesta a volver al voto obligatorio si se incorpora la inscripción voluntaria?
- Sí, pero sin vulnerar el derecho de aquellos que no necesariamente quieran participar. Si este es el momento de participar, muchos se podrían inscribir o reinscribir nuevamente. Nosotros planteamos volver al voto obligatorio, pero en un plazo de un año porque esto no puede ser de un día para otro. El Servel no tiene la capacidad y hay que darle un plazo prudente para que pueda adaptar ese nuevo padrón. No partir a tontas y a locas como caballo desbocado porque salió en una encuesta que la gente quiere voto obligatorio. Yo estoy a favor, pero hay que legislar para todos.
- Desde la oposición aducen un cálculo electoral del Gobierno y el oficialismo de cara al proceso constituyente.
- Para nada. El voto, sea voluntario u obligatorio, no va a variar considerablemente respecto de los porcentajes de aprobación que cada sector tiene. Y así como hay mucha gente de izquierda que no va a votar, hay mucha gente de derecha que no va a votar. Es una falacia decir que porque hay tres comunas grandes como Vitacura, Las Condes y Barnechea, que tienen una votación importante, lo podemos extrapolar al resto del país. Decir que en Las Condes votan más que en la Pintana es no entender que en Chile hay 16 regiones y Santiago no es Chile.
- La UDI tampoco apoya la paridad...
- Estamos a favor de la paridad respecto de la entrada, pero no en la corrección de salida porque eso significa pegarle un manotazo a la urna.
- Ha comenzado a verse una ofensiva para postergar la elección de gobernadores regionales. ¿Cuál es su posición?
- Yo fui intendente, soy un regionalista acérrimo, pero las cosas hay que hacerlas bien. Y cuando veo a un gobernador regional, que es un hito muy importante, que no tendrá poder, la lectura que hará la gente es que los políticos siguen creando cargos. Vamos a vivir un gran titular sin atribuciones y después de eso va a venir la decepción. Las cosas hay que hacerlas bien y aquí se trabajó al revés. Debimos partir con las atribuciones y recursos y luego decidir cuándo hacer la elección. Como están las cosas, sin rentas regionales y sin facultades, el gobernador va a ser una especie de supraalcalde que manejará un FNDR que lo repartirá entre los alcaldes. Por eso prefiero postergar la elección un año y que se haga bien.
- ¿Existe la voluntad de acelerar este proceso?
- Es que además hay muchos intereses electorales que impiden sacar una buena propuesta y además el Gobierno no tiene los votos. Todos hablan de la boca para fuera, pero muchos parlamentarios no quieren que haya gobernadores regionales. Lo primero es sincerar las posiciones.
"Prefiero postergar la elección un año. Como están las cosas, sin rentas regionales y sin facultades, el gobernador va a ser una especie de supraalcalde que manejará un FNDR".
"No se trata de decir que con el voto obligatorio crece un grupo o disminuye otro. Al final, la gente que vota es representativa del padrón completo". "Para acelerar el trabajo legislativo hay que refundir ciertas comisiones. Debiéramos tener al menos dos comisiones de Constitución. Lo mismo con Hacienda".