Altas temperaturas serán el desafío de la Solar Orbiter
ASTRONOMÍA. El coordinador jefe de la Agencia Espacial ESA describe los objetivos de la sonda espacial que esta madrugada partía al astro rey.
Para las primera horas de esta madrugada estaba previsto que la sonda Solar Orbiter despegara en dirección al Sol. El jefe de la Oficina de Coordinación de la Agencia Espacial Europea (ESA), Fabio Favata, reconoció que "estamos todos emocionados porque es la culminación del trabajo de millares de investigadores, ingenieros, administradores".
La Solar Orbiter es una misión de la ESA con colaboración de la Nasa, que busca observar por primera vez las regiones polares del sol en un intento por predecir su comportamiento y ver cómo influye en la Tierra.
Para ello pasará a solo 42 millones de kilómetros del astro -más cerca que Mercurio- donde soportará temperaturas de 500 grados, de las que se protegerá con un escudo especial de titanio, carbono, aluminio y un revestimiento de nueva creación a base de fosfato de calcio, en el que se abren ventanas para que puedan asomarse sus telescopios.
"Las altas temperaturas son ciertamente el desafío más importante para esta sonda", reconoce Favata, quien advierte que esta será la primera misión en acercarse tanto a la estrella.
"La temperatura va a ser de centenares de grados, como un horno para pizzas, y toda su electrónica tendrá que trabajar con la misma precisión como si estuviera a una temperatura normal", precisa.
Además, la sonda Solar Orbiter recibirá una radiación que es diez veces más fuerte que la que llega a la Tierra. Sobre los objetivos de la misión, el jefe de coordinación en ESA destaca dos. "Uno es que no solo vamos a estar cerca, sino que vamos a subir de latitud, eso nos permitirá ver, por primera vez los polos del Sol, de donde, por ejemplo, sale la mayoría del flujo magnético, que es tan importante para la creación de la heliosfera (la burbuja magnetizada que envuelve al Sistema Solar)".
Lo segundo es que cuando esté cerca del Sol, la sonda viajará un poco como los satélites de telecomunicaciones de la Tierra, que se mueven a la misma velocidad de rotación, y eso permitirá observar lo que pasa en la superficie del Sol siguiendo el movimiento de la estrella, algo que nunca se ha logrado.
"Sabemos que el Sol tiene un ciclo de campo magnético de once años y que afecta mucho a lo que pasa en la Tierra", explica Favata.