Febrero, el mes más demandado en la temporada estival, acusa una baja en la ocupación hotelera regional, la que llegó en la primera quincena a un 60% de la capacidad, caída de 7 puntos en relación al mismo periodo del año pasado.
Las comunas de Valparaíso, Viña del Mar y Concón mostraron un porcentaje de demanda del 56,5%, disminución en relación al año pasado de 5,5%. Más optimistas son los números que entrega Olmué, con una ocupación del 77,5%, alza de 10 puntos sobre la misma medición.
Pero cifras más, cifras menos, el balance final de la temporada parece que no será muy positivo, todo ello condicionado por la crisis social en pleno desarrollo y con anuncios de nuevas movilizaciones para marzo, que tradicionalmente ha sido un mes atractivo para visitantes nacionales y extranjeros, particularmente adultos mayores.
Analizando las cifras, Marcela Pastenes, gerenta general de la Cámara Regional del Comercio y Producción, expresa que esos números "representan la cuarta caída anual consecutiva en el periodo de análisis, que sin duda se ve influenciado por el actual contexto social".
Influencia claramente decisiva que tiene expresiones concretas, como el caso de Reñaca, donde el comercio pasa por su peor momento, subsistiendo gracias al turismo local y a los residentes, afirman los empresarios del balneario. No es mejor el caso de los sectores tradicionales de Viña del Mar, con ataques a locales gastronómicos, desatado y agresivo comercio ambulante y hasta baleos en las puertas del Casino Municipal.
Mucho peor es la situación de Valparaíso, en que la incertidumbre está presente en todas las actividades con notoria ausencia de visitantes, especialmente en lugares que ofrecen servicios de hotelería o gastronomía. La diaria presencia de los "talibanes criollos" en calles centrales aleja a visitantes, afecta al comercio y atemoriza a residentes.
Ahora, la principal actividad turística regional, de alcance nacional e internacional, el Festival de la Canción de Viña del Mar, también está en el foco de los violentistas, lo que obliga a lógicas medidas de seguridad para el recinto de las presentaciones y su entorno.
Esta realidad que afecta al turismo, rubro básico de la actividad económica regional, exige una reacción de la autoridad aplicando la normativa vigente con el objetivo de mantener un marco de seguridad para las ciudades, actividades, residentes y visitantes.
Los empresarios turísticos y sus organizaciones deben reforzar su asociatividad insistiendo en promociones y ofertas atractivas para la temporada otoño invierno. Un ánimo propositivo es la mejor ruta en momentos de crisis y de dudas, pues con creatividad y esfuerzo es posible encontrar espacios para recuperar el tiempo perdido y revertir las inquietantes cifras rojas.