Es una de las fechas que ha marcado la relación entre Santiago Wanderers y sus hinchas. Un 24 de febrero de 1990, y en un estadio Sausalito con 17.809 espectadores controlados, el Decano lograba el retorno a la Primera División tras vencer por 4-1 a Unión San Felipe en el alargue de un duelo que en sus noventa minutos había concluido igualado 1-1.
Eran el equipo de Isaac "Marinero" Carrasco. Un conjunto en donde no había grandes figuras, pero sí líderes importantes al interior de la cancha y una buena mezcla entre futbolistas nacidos en la cantera caturra y aquellos que llegaron en calidad de refuerzos.
Una campaña extensa que para los caturros arrancó un 25 de junio de 1989 (durante el primer semestre se disputó la Copa Digeder) con la victoria por 3-0 sobre Deportes Arica en Playa Ancha y que en su fase regular concluyó con un registro de 11 victorias, cinco empates y seis derrotas, para acceder a una liguilla en la que los verdes estuvieron lejos de alcanzar su mejor rendimiento.
Sin embargo, había una nueva opción que los dirigidos por Carrasco no iban a desaprovechar: Como vicecampeones del Grupo Norte (el campeón fue Palestino), tuvo la oportunidad de participar en un triangular de Promoción a disputarse en Sausalito frente a Magallanes como segundo del Grupo Sur y al antepenúltimo de Primera División, que era Unión San Felipe.
Y lo que vino luego en apenas diez días fue espectacular. Triunfo por 5-2 sobre Magallanes (miércoles 14 de febrero) y empate 2-2 con Unión San Felipe (martes 20 de febrero) con 25.778 es las tribunas del coloso de avenida Padre Hurtado. La igualdad en puntaje entre porteños y aconcagüinos obligó a un desempate que se disputó el sábado 24 de febrero.
Los goles de Miguel Vásquez de penal a los 62' y de Durán para los sanfelipeños a los 75' estructuraron la igualdad en el tiempo regular, obligando a un tiempo extra en donde los hombres de Carrasco pasaron por arriba de los aconcagüinos con goles de José Pérez (105'), Leonardo Ramírez (114') y Gustavo Poirrier (119').
Lo que vino después de la victoria fueron abrazos, festejos y una enorme emoción, mientras en esa misma jornada, pero en la Quinta Vergara, el grupo porteño Pujillay se encargaba de gritar un histórico S-A-N que inundó cada sector de Viña del Mar.
Los protagonistas
Tres décadas más tarde, y en vísperas de un merecido homenaje que hinchas wanderinos y la Corporación que preside Mario Oyer realizarán al plantel que logró el ascenso aquella tarde del 24 de febrero en Sausalito, tres protagonistas de la campaña revelan la historia desconocida de ese plantel.
El primero de ellos es Víctor Hugo Amatti. El argentino llegó para la segunda rueda de esa temporada, entusiasmado por las recomendaciones de su amigo Sergio Marchant. "Me dijo 'tenés que ir ahí' porque es un club maravilloso, con gente apasionada... me pintó Wanderers como una maravilla y no se equivocó", asegura el exmediocampista.
"Isaac Carrasco era un tipo espectacular. Una persona humilde y a quien le dedicamos aquella final maravillosa, en ese equipo todos éramos obreros", dice el trasandino, recordando que "antes del partido conversamos todos en el mismo estadio y valoramos de manera muy especial el esfuerzo de los miles de hinchas que nos iban a acompañar. Ibamos a ganar por la gente de la feria y de la plaza".
El uruguayo Servando Vecino, quien fue el goleador de aquella campaña con 14 anotaciones, recuerda desde Montevideo que "fue un torneo extenso y duro, pero la clave del triunfo fue la unión y la firmeza del grupo".
"Hay muchos recuerdos y sería injusto hablar de algunos jugadores, pero sí quiero destacar la figura de 'Gustavito' Poirrier, un tipo introvertido pero de un humor espectacular", confiesa.
El arquero de esa histórica campaña fue Guillermo "Sapo" Velasco, quien llegó desde Everton y es recordado por muchos debido a que usaba la camiseta de la República Democrática Alemana que le había obsequiado Holger Hiemann durante su participación en el Mundial Sub-20 de 1987, aunque confiesa que "siempre me retaban porque tenía que ponerme la camiseta con el sponsor de 'Dorada'".
"Se nos dio todo. Wanderers tenía una base de buenos jugadores a los que se les sumaron experimentados que marcaron diferencia", sostiene el exgolero, asumiendo que "jugar en Sausalito fue como hacerlo en casa y con hinchas que metieron mucha presión".
Los recuerdos de la hija del "Marinero"
Pese a que se llama María Soledad, a Isaac Carrasco le gustaba llamarla "Marisol". Desde La Serena, la hija del histórico entrenador porteño recuerda con cariño la época en que su papá fue el técnico de los verdes, aunque asume que el ascenso del '90 en Sausalito no lo pudo celebrar debido a que el 31 de enero de ese año vio nacer a uno de sus tres hijos. "Es muy emocionante cuando escucho a los hinchas de Wanderers y a la gente de Valparaíso hablar de mi papá", sostiene, sin olvidar que el día de su fallecimiento (5 de abril del 2004) muchos porteños le hicieron sentir su cariño. "Mi padre era un tipo estudioso del fútbol. Medio cuadrado y obsesivo, pero con un enorme amor por cada uno de sus jugadores", dice.
"Fue un torneo extenso y duro, pero la clave del triunfo fue la unión y la firmeza del grupo"
Servando Vecino, Goleador de S. Wanderers en la temporada '89