"El antídoto para la violencia es el plebiscito"
"Es una manifestación de buscar convergencias para salvar de una situación crítica al país", reconoce el exministro de Lagos y Bachelet, exsenador y fundador del PPD, Sergio Bitar, una de las 231 figuras de la ex Concertación que firmaron la carta "Es tiempo de un acuerdo nacional". El texto propone tres ejes: sus integrante se inclinan a votar apruebo y por la asamblea constituyente; plantean la necesidad de un plan social que resuelva los problemas de desigualdad, aun cuando no sea en el corto plazo, y tercero, la búsqueda del orden público "eliminando la violencia irracional de grupos desvinculados de las movilizaciones sociales", pero exigiendo que la policía actúe respetando las normas internacionales del uso de la fuerza y los DD.HH.
- Parte del oficialismo considera que no están las condiciones para realizar un plebiscito.
- Bueno, la carta justamente señala que ponerse en una línea de negación sería el desastre. Temer sobre el futuro de Chile y bloquear los cambios nos conduce a una situación caótica. La carta es una manifestación de entender y confiar en la mayoría de los chilenos y avanzar hacia los cambios necesarios para encausar el proceso social. Es una clara diferencia en su orientación con la que plantean los sectores conservadores que buscan un rechazo, pero donde señalamos que hay un espacio de entendimiento para que este plebiscito se lleve a cabo en las mejores condiciones, con la mayor libertad y que se confíe en el juicio de los chilenos. Respecto de la violencia queda clara la condena, pero también se señala que no basta con condenar si no se abordan los temas de fondo, los temas estructurales de la sociedad chilena, y que esto se exprese en un programa social más contundente del que hoy está puesto en la mesa del Gobierno.
- Ayer partió la campaña y en la oposición no hay uno, sino que varios comandos porque sigue dispersa. ¿Le preocupa?
- El propósito debe ser de máxima unidad y si no se logra es porque hay divisiones respecto a cómo enfocar el proceso y otras derivadas de protagonismos individuales o por algunos partidos interesados en diferenciarse de los demás. Entonces, hay que buscar la mayor coincidencia para aglutinarse al menos en un espacio común, con un par de frases comunes. Y aunque la oposición no está a la altura de los desafíos, ha hecho un esfuerzo importante para converger. Un ejemplo es la Convergencia Progresista, que la componen tres partidos, donde se han dado pasos que considero interesantes y que deben proseguir. Ahora, la carta señala que es necesario el orden público para que exista un Estado de derecho. Con eso se está reconociendo que toda forma de violencia irracional, delictual, que no esté vinculada a ninguna movilización social, ayuda al rechazo. Por lo tanto, la disposición de la gente que quiere una nueva Constitución y votar apruebo es contraria a esa violencia.
- El tema es cómo, ¿no?
- Lo primero es estar en disposición de actuar, pero la responsabilidad recae en el Gobierno. En la Constitución el responsable de mantener el orden público y de que haya una policía capaz de enfrentar y disuadir -sin tocar los derechos de las personas y los derechos humanos- es una responsabilidad del Gobierno, pero el Gobierno no ha estado a la altura. Lo que está en riesgo no es la legitimidad ni el apoyo a este Gobierno, sino que es la institucionalidad del país y ahí todos tenemos que ayudar. El problema es que el Gobierno tiene una falla de fondo donde todas las propuestas del Presidente apuntan siempre hacia una misma dirección: desde la guerra hasta una paz sustentada en el orden, pero ahonda poco o no describe una visión que simpatice con la ciudadanía que demanda cambios más profundos. Y aunque esos cambios no se puedan hacer ahora en el corto plazo, sí marcan una dirección.
- Eduardo Engel, expresidente del consejo anticorrupción de Bachelet, indicó que el problema de la violencia era que Carabineros no sabía hacer su pega, que faltaba una reforma profunda, pero que esto no era culpa sólo de este gobierno, sino que de todos.
- Tiene razón. Acá ha habido por largos años una autonomización de Carabineros, una tendencia a cerrarse, con escasa relación con el poder civil, una relación bastante más delgada de lo que debiese ser y eso es responsabilidad de los civiles y de los distintos gobiernos. Los fraudes que han ocurrido, los abusos en materia de inteligencia y la distorsión de la realidad revelan que hay una decadencia de la institución. Chile necesita una policía de primer nivel, lo que significa tener gente muy preparada y saber enfrentar temas de orden público en democracia, porque a futuro habrá mucha mayor movilización social de la que ha habido. Claramente, no estamos preparados. Y si bien esto no es sólo responsabilidad del Gobierno, no podemos negar que esta administración definió su política en términos más guerreros al comienzo y descabezó a muchos generales que habrían sido útiles en este momento por su experiencia para haber tenido una gestión un poco más eficaz de la policía.
- ¿Estos llamados a concretar acuerdos ayudan o son sólo buenas intenciones?
- Parte de la derecha ha estado majaderamente insistiendo en que poco menos que la responsabilidad del desorden es que la oposición no declara con énfasis su rechazo a la violencia y eso responde a una obligación del Gobierno. Pero lo que se está diciendo aquí es que sí, entendemos que una violencia como la que se está produciendo es distinta a la que ocurre cuando hay manifestaciones sociales y esa debe ser rechazada porque, además, impide los cambios sociales y llevar a cabo el proceso constituyente con la deliberación que se necesita en democracia. Creo que el mejor antídoto contra la violencia es el plebiscito.
- Como parte de la ex Concertación, ¿qué opina de las críticas que hay en la oposición a lo que fue ese periodo, acusándolos de haber impulsado una transición obsecuente? Se dice que no son 30 pesos, sino que 30 años.
- Siempre las transiciones cuando se ven a los 30 años con libertad y cuando uno puede decir lo que quiere, cuando uno se puede parar frente a un tanque y pegarle a un carabinero, resulta descontextualizada de la realidad que enfrentó el pueblo chileno en época de dictadura. Por eso es indispensable que la conversación intergeneracional se realice con más seriedad. Debe haber un conocimiento de la historia. Las frases simplistas que dicen que no pasó nada en 30 años es desconocer el avance de Chile y el esfuerzo del pueblo chileno; creer que vivir con tranquilidad no es fruto de un esfuerzo previo es una actitud irresponsable. La experiencia es fundamental, no para hacer lo mismo, sino que para advertir caminos posibles y el reconocimiento de lo hecho es necesario para dar continuidad a los próximos pasos. Pero decir "nada sirve, váyanse todos" significa el caos, la anarquía.
- ¿Los cambios a la Constitución sirvieron?
- La derecha se opuso a rajatabla a los cambios constitucionales y obligaron a mantener enclaves autoritarios por 15 años, senadores designados y la inamovilidad de los comandantes en jefe. Si la derecha tiene memoria se dará cuenta que gran parte de las rigideces institucionales de hoy son fruto de su intransigencia por defender lo que dejó la dictadura. Con Lagos se logró después de 15 años erradicar elementos antidemocráticos y enclaves autoritarios, pero eso no le da el carácter de una Constitución construida en democracia. Por lo tanto, hoy es el momento de dar este nuevo paso.
- ¿En el fondo se hizo lo que se pudo?
- Se hizo bastante. Desconocer una transición que tuvo durante ocho años al dictador como comandante en jefe del Ejército, desconocer la responsabilidad de la derecha de bloquear todos los cambios constitucionales, esperar 25 años para el cambio electoral. Gracias al movimiento social se logró cambiar recién la ley general de educación el 2006 y el 2011 la educación escolar y universitaria. Ojalá hubiera más sensatez en la derecha, menos miedo y menos arrogancia, porque con el dinero no van a poder derrotar a la gente en el camino del apruebo.
- ¿Pensó alguna vez que iba a ser la propia gente la que iba a presionar para cambiar la Constitución?
- Es bastante sorprendente cómo aún existe un grupo de la derecha que no cambia su modo de mirar ni el mundo ni Chile y se enjaula. Eso limita, pero también es positivo que varios líderes de derecha cambiaron. Y cuando uno escucha al presidente de la Sofofa con disposición al cambio constitucional e incluso a votar apruebo, o cuando un escucha al presidente de RN, a dos alcaldes como Lavín y Alessandri o al senador Ossandón decir que están a favor del apruebo y que encerrarse en el miedo es peor a pesar del costo en su sector, es un elemento nuevo. Ahora, sin la movilización social no habría habido estos cambios, pero ahora hay que encausarlos por la vía institucional y por eso hay que cambiar las instituciones.
"Chile necesita una policía que sepa enfrentar temas de orden público en democracia porque a futuro habrá mucha mayor movilización de la que ha habido".
"Ojalá hubiera más sensatez en la derecha, menos miedo y menos arrogancia, porque con el dinero no van a poder derrotar a la gente en el camino del apruebo".