Ingreso mínimo garantizado
"Sin duda, la creación de este Ingreso Mínimo Garantizado marcará un enorme avance en el desafío de hacer de nuestro país un lugar más justo y equitativo". María Violeta Silva, Seremi del Trabajo y Previsión Social Valparaíso
Desde el mes de octubre, el Presidente Sebastián Piñera escuchó de manera atenta y humilde las demandas por un país más justo y equitativo, lo que se tradujo en 4 ejes de trabajo: el Proceso Constituyente, restitución del orden público, crecimiento económico y una extensa Agenda Social.
Esta última, recoge las inquietudes de millones de chilenos y chilenas, donde el proyecto de Ingreso Mínimo Garantizado, liderado por los ministerios de Desarrollo Social y Trabajo, sin duda es una de las iniciativas legislativas más importantes impulsadas por el Ejecutivo.
En concreto, este proyecto, despachado por la Comisión Mixta del Congreso, crea un subsidio de $59.200 para quienes perciben el Salario Mínimo hasta el 29 de febrero de este año, y les permitirá poder acceder a una cantidad de dinero garantizada, mes a mes, de $300.000. En términos simples, equivale a un aumento de casi un 25% respecto del sueldo, lo que, sin duda, mejorará ostensiblemente la calidad de vida de los más de 670 mil chilenos y chilenas que podrían verse favorecidos con esta nueva normativa, 72 mil de ellos habitantes de nuestra región. Cabe destacar, además, que desde el primer minuto nuestro Gobierno se la jugó por no distinguir entre aquellas personas que se desempeñan en empresas con distintos niveles de ventas. Tal como lo señaló en su momento nuestra Ministra del Trabajo y Previsión Social, María José Zaldívar, ¿existe alguna diferencia entre un trabajador de empresa grande al de una pequeña? Su respuesta fue un enfático "no".
Por otra parte, los efectos positivos de esta importante iniciativa van mucho más allá del aumento del ingreso mínimo. En palabras del ministro de Desarrollo Social y Familia, Sebastián Sichel, esta política pública tiene un efecto profundo y positivo: al tener recursos frescos que van directamente al bolsillo del trabajador, se reactiva la economía, mejorando la capacidad adquisitiva y de pago de deudas. El espíritu de esta norma tiene, además, un profundo sentido de justicia social, ya que el 60% de sus potenciales beneficiarios pertenecen al 40% más vulnerable de nuestro país, dos tercios de ellos pertenecen a regiones y son trabajadores de pymes -el motor de nuestro país- y su mayoría son mujeres.
Sin duda, la creación de este Ingreso Mínimo Garantizado marcará un enorme avance en el desafío de hacer de nuestro país un lugar más justo y equitativo, tal como lo queremos millones de chilenas y chilenos.