"La globalización está en jaque, el coronavirus está poniendo a prueba nuestro sistema"
En Chile existe un problema de credibilidad, sentencia el analista político Marco Moreno, director de la Facultad de Gobierno de la Universidad Central. Esto, porque comunicacionalmente hasta ahora la gente sólo ha acatado una orden clara: lavarse las manos. Ni el uso de mascarillas, ni el confinamiento ni el toque de queda han tenido un efecto del 100%. A su juicio, una explicación posible es que la confianza en las autoridades públicas a cargo de la crisis está erosionada y, como contrapartida, hay un déficit de liderazgo ciudadano.
- ¿Qué dejó a la vista esta crisis sanitaria?
- Es inminente que ante el sobrestock de demanda que generará la pandemia el sistema de saludad evidencie su vulnerabilidad y precariedad estructural. La mayor parte de la población se atiende en éste y ante situaciones de salud mucho menores en términos de volumen y magnitud (influenza estacional o el virus sincicial) se produce un colapso de las urgencias y camas críticas en los hospitales de la red pública. Urge un cambio de concepción por que debe ser el sistema de salud con procedimientos e instituciones quienes garanticen, los cuidados, la seguridad, en definitiva, el bienestar.
- Comunicacionalmente, ¿cómo ha manejado la crisis el Gobierno?
- En situaciones como la que vive el país y el mundo, la comunicación es esencial. Los ciudadanos y los medios están pendientes en tiempo real de lo que hace y dice el Gobierno. Hoy las redes sociales permiten monitorear y fiscalizar las decisiones del Gobierno y sus autoridades. Como nunca (y este Gobierno lo ha experimentado con dureza) las formas son el fondo. Qué se dice y cómo se dice es clave en la evaluación de los ciudadanos. Enfrentado a la pandemia, el Gobierno no distinguió entre comunicación de riesgo y de crisis. En la primera sólo se debían informar decisiones de política pública a través de un vocero a cargo de la emergencia (comunicación de riesgo). Así ocurre en España. Pasada esta etapa y cuando la crisis está ya en desarrollo lo que la ciudadanía busca son certezas (comunicación de crisis). Esto, porque la gente necesita confiar en la ciencia, confiar en las autoridades públicas y confiar en los medios. La única campaña que hasta ahora ha demostrado ser efectiva es la del lavado de manos. Allí la gente ha confiado. Pero el llamado al confinamiento ha sido parcial, en parte porque muchos no pueden hacerlo, otros no creen en la gravedad de la situación. Ahí hay entonces un problema de credibilidad. Una explicación posible es que la confianza en las autoridades públicas a cargo de la crisis esta erosionada. Claramente, tenemos una crisis de confianza con su contrapartida de déficit de liderazgo ciudadano.
- ¿Qué le parece el rol que ha asumido el Mandatario?
- El protagonismo del Presidente aceleró el paso de la comunicación de riesgo a la de crisis. El comité técnico recomendaba no suspender las clases y una hora después el Presidente las suspendía. En la cadena nacional del domingo la gente lo que esperaba eran certezas. La comparecencia del Presidente estuvo marcada por lugares comunes centrada en la solidaridad y la unidad. Si tomamos como referencia los estudios de opinión pública, en la Cadem del lunes 23 de marzo, la evaluación positiva (muy bien o bien) del Presidente en esta crisis es de 43%, mientras que del Ministro Salud de 39%. Ambos están por debajo de los alcaldes, que tienen un 70%, y de la presidenta del Colegio Médico, con un 66%.
- Los alcaldes han asumido un fuerte protagonismo, al punto de ser cuestionados por la Contraloría...
- En el caso de los alcaldes, en la actual crisis de legitimidad y desconfianza el rol de estos actores se ha visto fortalecido. La proximidad a los problemas cotidianos de la ciudadanía (empatía) y la capacidad de respuesta confirman la mejor percepción de que gozan en términos de confianza y legitimidad. Los ciudadanos eligen a sus gobernantes para que solucionen sus problemas. Esta empatía de los alcaldes es, por cierto, un activo electoral en los tiempos que corren. La cercanía de los próximos comicios hace que los alcaldes vean un incentivo en su actuación proactiva y cercana en el actual contexto de desamparo e indefensión en la que se sienten muchas personas. De ahí emerge el liderazgo ciudadano de estos a juzgar por la opinión pública encuestada y de apoyo en redes sociales de la presidenta del Colegio Médico.
- ¿Tiene sentido sacar a las FF.AA. sólo a vigilar? En España se las vio cosiendo mascarillas. ¿No sería mejor que salieran a hacer cosas prácticas?
- Creo que en el actual contexto debieran jugar un rol más allá sólo del control o vigilancia. El futuro lo vemos visto. Y los altos mandos también. Es una oportunidad de mostrar un rol más acorde con los tiempos que corren, donde las FF.AA. jueguen un rol más proactivo hacía los ciudadanos.
- A su juicio, ¿Piñera le copió el discurso Merkel?
- Sinceramente, no parece un ejercicio que lleve a ninguna parte seguir preocupados de la persona Sebastián Piñera. Si se expresa o habla de una u otra manera, si se equivoca en sus dichos, si resalta su ego o si copia un discurso. De lo que hay que preocuparse realmente en el actual contexto de anormalidad es de las decisiones de política pública.
- ¿Considera que el paquete de medidas económicas apunta en la dirección correcta?
- Hay un consenso en que la focalización de los recursos y las medidas económicas anunciadas van en la dirección correcta. En este punto ya no se puede ser restrictivo. Se requiere de recursos para insumos, subsidios y la construcción de hospitales de campaña en el país. Lo que ha sucedido en Asia y Europa muestra que no ha habido límite al gasto. Ciertamente, esto traerá consecuencias para la economía mundial, pero eso habrá que resolverlo en su momento. Ahora estamos en la emergencia y el Gobierno está liberando los recursos que, aunque no son suficientes, son una ayuda significativa.
- ¿Se puede generar un nuevo orden mundial a partir de esta crisis?
- La globalización está en jaque, el coronavirus está poniendo a prueba nuestro sistema. Al parecer, Asia tiene mejor controlada la pandemia que Europa. El fracaso de Europa alienta los cierres de fronteras como única manera de evitar al virus. Estas decisiones son, evidentemente, una expresión desesperada de demanda de soberanía como solución para detener la pandemia. El modelo policíaco chino para enfrentar la crisis parece estar ganando adeptos en tanto forma de gobierno que produce resultados como parece estar quedando demostrado en el control de la pandemia. La gran pregunta es cómo reaccionarán los países después del confinamiento. ¿Habrá más restricciones de desplazamiento? ¿Se erigirán nuevamente las fronteras físicas y sobre todos las mentales? Con todo, enfrentado a la opción entre aislamiento nacionalista y solidaridad global resultado de la pandemia, lo cierto es que sólo puede ser resuelta mediante la cooperación global. Estas son parte de las interrogantes que estarán a la base del nuevo ordenamiento mundial pospandemia.
- ¿Qué pasará con el estallido social? ¿Se subsumió en la pandemia o está ahí latente a la vuelta de la esquina?
- La política entra progresivamente en modo cuarentena. La agenda estará dominada por las consecuencias de la pandemia en el país y los actores y actividad política será desplazada de los medios, salvo para apoyar o criticar las medidas de política pública que se adopten. El cambio de fechas posibilita un escenario abierto. El oficialismo apuesta a que una buena gestión de la crisis sanitaria por el Gobierno podría traducirse en una mejora de su capital político. La oposición, a su vez, apuesta a que no cambien mucho la percepción ciudadana acerca de la incapacidad del Gobierno y que, por el contrario, la crisis de la salud pública se derive del rol subsidiario del Estado establecido en la Constitución. De este modo, lo que ambos ganan es tiempo para desarrollar sus jugadas. La precaria situación económica en que quedará el país pospandemia será un campo de disputa para las opciones del Apruebo o Rechazo.
"Enfrentado a la pandemia, el Gobierno no distinguió entre comunicación de riesgo y de crisis. En la primera sólo se debían informar decisiones de política pública a través de un vocero a cargo".
"La gran pregunta es cómo reaccionarán los países después del confinamiento. ¿Habrá más restricciones de desplazamiento? ¿Se erigirán nuevamente las fronteras físicas y sobre todos las mentales?".