"Everton y la ciudad me embrujaron, yo tengo mi corazón partido"
Milton Millas ha dedicado prácticamente su vida entera al fútbol. Conocida es su dilatada experiencia como comunicador deportivo en radio y televisión durante varias décadas, pero incluso antes de dar sus primeros pasos con los micrófonos en los medios de comunicación incursionó en el fútbol desde la otra vereda: fue ayudante técnico de José Pérez, el entrenador más exitoso en la historia de Santiago Wanderers y con el que trabajó codo a codo en Universidad Católica y Everton.
A sus 73 años, Millas comienza un lento transitar por entre sus recuerdos y se remonta hacia 1969, cuando haciendo un curso de monitor de fútbol conoció al "Gallego", quien le indicó que anotara su teléfono y lo llamara. Pasaron los días y se contactó con él. Al día siguiente Pérez le ofreció la posibilidad de ir a trabajar y aprender con el DT en la UC.
"Así fuimos fundando una amistad muy bonita. Me tuvo mucha confianza", recuerda Millas. "Yo era el más íntimo de don José y al poco tiempo de andar, cuatro o cinco meses, hablábamos de muchas cosas", agrega.
En los cruzados la aventura no duró mucho tiempo, pero poco después Pérez lo llamó para decirle que se preparara: se iban a Everton.
"El tema era que yo no me imaginé nunca que podía salir de Santiago, en aquella época tenía un laboratorio clínico, y tenía mis hijos, mi mundo armado acá", rememora sobre una etapa de su vida, con 26 años.
Pero aceptó. Al principio viajaba todos los días, aunque pronto fue alargando sus estadías en Viña del Mar. "Me quedaba en la calle Valparaíso en la residencial universitaria, cosa que no le gustó mucho a mi señora, obvio", reconoce.
En lo futbolístico, Millas asegura que "hicimos cosas muy buenas. El equipo jugaba bien. En alguna oportunidad se enfermó don José y fuimos a jugar a San Fernando y yo dirigí el partido contra Colchagua, en Segunda División", cuenta, en un equipo que tenía nombres como Jaime Aretxabala, Guillermo "Chicomito" Martínez y David Henry, entre otros.
- ¿Cómo recuerda al club oro y cielo de aquella época?
- Everton tenía mecenas, don Aldo Caimi y algunos otros que olvido, y un equipo de gente modesta... Era un equipo muy agradable porque es una institución muy bonita Everton, muy decente, a la que nunca he dejado de querer. Incluso con los expropietarios y con "Toño" Bloise nos hicimos muy amigos, porque su padre era muy amigo de mi familia y sabía todos los pro y los contra que tenía el equipo.
- ¿Qué tanto lo marcó esa campaña de 1973?
- Everton para mí ha sido muy importante en mi formación, me sirvió mucho a mí estar en el fútbol en la Católica y en Everton para tener realidad de juego, para saber de los entretelones de los camarines, poder entender mejor al futbolista. Estuve un año en Everton, no alcancé a terminarlo porque me fue a buscar mi familia... Coincidió justo que don José se venía, esperé un mes y me vine con él. No anduvo bien la cosa. No fue mala campaña, pero el objetivo era ascender y no ascendimos.
- ¿Alguna anécdota en particular de esa experiencia en Everton?
- Una que fuimos a jugar en un partido amistoso con la reserva, que se usaba en aquella época, a Quintero. Había harta gente en el estadio y don José se quedó en la galería y dirigí yo abajo. Nos empezó a saquear el árbitro, ya era vergonzoso, y como a los 30 minutos del segundo tiempo le empecé a reclamar y me dijo: 'A la próxima se me va'. Entonces le dije: 'Parece que estás arbitrando con la caña'. Y era pastor evangélico de Quintero, tuve que apretar raja con el equipo a la salida de los camarines porque el 'huevón' contó y se nos fue toda la feligresía encima. Estuve mal yo ahí, obviamente, al árbitro no hay que reclamarle. Y don José me dijo: 'Cómo es tan pelotudo que en un partido amistoso se pone a reclamar'. Y tenía razón.
- ¿Y qué le dejó José Pérez, un técnico muy exitoso en la región, logró con Wanderers los torneos de 1958 y 1968 en Primera División?
- Me dejó la demostración de un hombre de esfuerzo, honesto. Él llegó habiendo sido campeón de Wanderers con los Panzers, él fundó los Panzers. Creo que a don José le pudo haber faltado un poco más de picardía. Él era siempre el mismo rector, era muy severo y tenía sus regalones en el equipo. En Wanderers marchó bien porque descubrió a mucha gente, arregló aquí y allá, él descubrió a Elías Figueroa... El hecho de valorar hoy lo que era Wanderers en aquella época, no fue solamente los dos títulos, sino que la manera de jugar. Don José ocupó los laterales por las puntas, cosa que no se usaba, ahí estaba Canelo, Mario Griguol. Jugaba muy bien Wanderers, y era un león, marcaban, rompían el mediocampo, no pasaba ni un gallo para atrás. Era un tremendo equipo.
- Dicen que también marcó una revolución en términos físicos, porque vino a profesionalizar ese tema.
- Lo que pasa es que antes era muy pobre el fútbol. Había un jugador, que no te lo voy a nombrar, y un día don José me dice que fuera a almorzar a su casa, un departamento en la calle Valparaíso. Llego y había un chico haciendo el aseo, pasando virutilla, era un jugador de Everton, profesional, se iba a ganar los pesos. Mira el nivel. Entonces la exigencia tenía que ser correlativa un poco al esfuerzo, un poco a los ingresos. Pero Everton y la ciudad a mí me embrujaron, yo tengo mi corazón partido, la otra mitad la tiene Everton por razones obvias.
"Chicomito" Martínez, tremendo jugador
Uno de los jugadores que coincidió con Milton Millas en Everton fue Guillermo "Chicomito" Martínez, y no duda a la hora de afirmar que era un crack, tal como recuerdan los viejos evertonianos. "Era tipo Manuel Rojas, se peinaba con la pelota. La comparación con jugadores actuales me cuesta hacerla; tampoco era el "Coto" Sierra, pero estaba en esa tesitura de gallos técnicos. Tenía buen remate, buen tiro libre. Era un jugador muy completo, muy talentoso, le gustaba mucho el dribbling, se pasaba muchos jugadores, pelotazos largos a las puntas. Era un hombre que derrochaba técnica, un tremendo jugador, tremendo", asegura.
"Me sirvió mucho a mí estar en el fútbol en la Católica y en Everton para tener realidad de juego, para saber de los entretelones de los camarines, poder entender mejor al futbolista".
1973 el año en que Millas fue ayudante técnico del entrenador argentino José Pérez en Everton, en la Segunda División.
26 años tenía Millas cuando estuvo en Viña del Mar con el "Gallego". Tras ello inició su carrera en el mundo del periodismo.