El riesgo populista del virus
"La atención en la pandemia está permitiendo que muchos dictadores aprovechen la oportunidad para ejecutar acciones represivas pasando casi inadvertidos". Claudio Oliva Ekelund, Profesor de Derecho, Universidad de Valparaíso
En medio de la incertidumbre en que vivimos, hemos ido conociendo lo que el nuevo coronavirus hace a la salud y la vida de las personas. También vamos teniendo evidencia del sacrificio que las medidas necesarias para contenerlo suponen para nuestra libertad, salud, interacción social y bienestar material. Pero hay algo a lo que aún no se ha prestado suficiente atención, no obstante que, si no se lo toma en serio, puede terminar siendo el más duradero daño de la pandemia: sus consecuencias políticas y, en particular, el propicio campo de contagio que pueden haber adquirido el populismo y las tentaciones autocráticas.
La búsqueda de chivos expiatorios, rasgo invariable de todos los populismos tanto de izquierda como de derecha, se ha visto desde siempre desatada durante las pandemias. Y parece claro que esta, aunque no vea revivir los horrores de otros tiempos, no es la excepción. El recuento de actos de discriminación, hostilidad y hasta agresión hacia quienes se considera -a menudo injustificadamente- riesgosos vectores de contagio se va engrosando. Y el miedo puede ser terreno fértil para las respuestas autocráticas, al tiempo que la concentración de la atención en la pandemia está permitiendo que muchos dictadores aprovechen la oportunidad para ejecutar acciones represivas pasando casi inadvertidos.
En Chile ha habido situaciones preocupantes, muchas de ellas han sido protagonizadas por alcaldes y, ¡cómo no!, uno de los mayores epicentros ha sido Valparaíso. Quienes ya habían buscado -con algún éxito, por desgracia- amurallar la ciudad frente a la inversión privada, ahora se muestran como los más enérgicos adalides de su hermético cierre ante los que se presenta como contagiosos visitantes santiaguinos, abogan por el confinamiento forzoso de toda la población, reclaman sin cesar por la supuesta insuficiencia de las medidas restrictivas adoptadas por el Gobierno y toman decisiones ineficaces y hasta contraproducentes para la galería.
Es un alivio que hoy no detenten más poder, pero su espectáculo ha conseguido nublar lo que la evidencia muestra hasta ahora. La Región de Valparaíso es la segunda más poblada de Chile y agrupa al 10,2% de sus habitantes. A pesar de ello y de su proximidad con Santiago, es apenas la séptima región con más contagiados de covid-19, alcanzando al 3,3% del total de casos nacionales. Su número de muertes es el quinto mayor y llega al 5,1% del total del país. Valparaíso registra 11 casos activos y Viña 17, cifras que no se comparan con los 266 de Puente Alto y que son menores que las de ciudades como Arica, Iquique, Antofagasta, Talca, Chillán, Concepción, Talcahuano, Temuco, Osorno y Punta Arenas. Comunas a las que los viajes capitalinos han sido más publicitados, como Zapallar, Papudo y Puchuncaví, no han tenido ni un solo contagiado hasta el momento.