El fallo de Sharp
"Reelecto o no, el alcalde Sharp dejará una ciudad destruida, a lo que sumará una larga lista de promesas incumplidas. Todas las polémicas que hoy resuenan en Valparaíso nos hablan de un alcalde que sólo ha escuchado a su propio sequito de seguidores". Gonzalo García Cañete, Investigador de la Fundación Piensa
A pocos meses de una nueva elección municipal nos compete al menos reflexionar a propósito de las recientes polémicas que han sacudido en las últimas semanas a la Ciudad Puerto. La última de ellas relacionada con la elección de los directores de colegios. En concreto, cabe preguntarse si Jorge Sharp ha cumplido con lo que prometió. Nada más ni nada menos.
Pero para eso es necesario hacer memoria. En un documento llamado: "Programa Abierto para un Gobierno Comunal" (probablemente elaborado por el mismo equipo del alcalde), encontramos una batería de 16 ítems, entre ellos, seguridad pública (Valparaíso sin temor), desarrollo urbano (el Valparaíso que queremos) y educación (servicios públicos de calidad e integrados). Cada uno con sus propias propuestas, las que serían la hoja de ruta del gobierno comunal porteño. A la fecha, a cuatro años de su elección, ¿cuánto se ha cumplido de ese programa? Es difícil decirlo a ciencia cierta, pues en su administración escasean los indicadores claros. Sin embargo, podríamos aventurarnos responsablemente a sostener (como buen vecino porteño) que difícilmente se ha cumplido con más de la mitad.
Daré sólo tres ejemplos. El alcalde habla de la 1) alfombra municipal de venta sobre la vereda, para asegurar un uso adecuado del espacio público, evitando saturar el espacio de circulación peatonal, de la 2) creación de Servicio de Vigilancia municipal y vecinal que colabore con Carabineros y la PDI y de 3) Fomentar el empleo de las micro y pequeñas empresas, especialmente las integradas a complejos productivos con ventajas competitivas. Pues bien, luego del 18 de octubre, el trágico chiste se cuenta sólo.
Sincerémonos. No es novedad que un candidato prometa más de lo que cumple, por cierto. Pero llama profundamente la atención aquella dicotomía entre lo que se comunica y se hace en el municipio porteño. Quedan sólo meses para que termine su mandato, pero ya desde el estallido social (ciertamente antisocial en la zona) se terminó renunciando a la gran mayoría de cambios basales que se proponían.
Entonces, dado los antecedentes, ¿cuál es el fallo de Sharp? Muchos probablemente, pero hay un error que sobresale. Vendió una figura ajena al establishment pero que, en su esencia, es completamente partidista. Eso significó que, en pos de la gloria nacional, abandonara su propio programa de gobierno, abandonando de paso a Valparaíso. Reelecto o no, el alcalde Sharp dejará una ciudad destruida (para desgracia de quienes vivimos aquí), a lo que sumará una larga lista de promesas incumplidas. Todas las polémicas que hoy resuenan en Valparaíso nos hablan de un alcalde que sólo ha escuchado a su propio sequito de seguidores, que son una barrera infranqueable hasta para sus propios colegas municipales. Así las cosas, "Valpo" seguirá muriendo, al menos hasta que alguien se haga cargo verdaderamente de sus problemas (¿acaso es mucho pedir?).
En definitiva, el eslogan "manos limpias" parece haber sido tomado muy en serio por este municipio. "Manos limpias" de propuestas. Aséptica de cambios. Recelosas de cumplir con lo que se prometió y que difícilmente se ejecutará. Una tragedia.