Tomas y explotación en crisis habitacional
Generalmente los terrenos ocupados no reúnen condiciones para construcciones de viviendas y ponen en riesgo a los moradores. Hay ocasiones, también, en que las ocupaciones afectan directamente a toda la comunidad. Es el caso de un terreno destinado a la construcción de un consultorio que ha sido tomado.
Las tomas de terrenos están en relación directa con la falta de viviendas que afecta a miles de familias en todo el país. Así, se desarrollan las ocupaciones de predios privados y estatales. Generalmente esos terrenos no reúnen condiciones para ser habitados y ponen en riesgo a las personas que levantan allí sus viviendas. Pero el desalojo es complicado, doloroso y políticamente incómodo, pero esos asentamientos se van regularizando con un alto costo de recursos públicos, pese a lo cual se mantiene la precariedad.
Esta solución para casos reales da lugar al aprovechamiento de necesidades y a una verdadera "industria" de las tomas que elige predios, los cierra y los divide en lotes, cobrando por la asignación de esos espacios. Intolerable aprovechamiento de la pobreza, donde a veces la política no está ausente.
En ocasiones las ocupaciones afectan directamente a la comunidad. Es el caso de un terreno destinado a la construcción de un consultorio que ha sido tomado. Se gestiona su desocupación de manera pacífica. Si eso no se logra se procederá al desalojo con auxilio de la fuerza pública.
En la Provincia de Valparaíso se ha recibido una denuncia de ocupación ilegal, informa el gobernador Gonzalo Le Dantec. En tanto, en Marga Marga estos casos presentan una "explosión exponencial", afirma la gobernadora Carolina Corti,
Se podrían relacionar el aumento de estas ocupaciones con situaciones como los hechos de violencia desatados en octubre pasado y con necesidades derivadas de la pandemia. Explicaciones sobre una realidad que no es nueva y que refleja la mencionada falta de viviendas. El problema está, sin embargo, en que los nuevos asentamientos no dan solución digna a los ocupantes y, además, en la suma de ilegalidades que aparecen tras las ocupaciones.
A la mencionada "industria" organizada de tomas se debe agregar ahora el brutal caso de un homicidio, supuestamente por encargo, del propietario de un terreno en Quilpué irregularmente ocupado. Este caso exige urgente clarificación para establecer sus alcances, aplicar ejemplarizadoras sanciones a inspiradores y hechores materiales y, a la vez, para desalentar la creciente "industria" de ajustes de cuentas.
No se puede desconocer la existencia del problema habitacional, expresión de una deuda social de larga data en que las soluciones oficiales tardan, son insuficientes y se sacrifica la calidad con una masividad de viviendas que no siempre entregan calidad de vida.
En este momento en que la crisis en gran medida golpea el empleo, una arremetida a fondo para resolver el problema de la habitacional puede ser una herramienta oportuna logrando el doble propósito de atenuar el problema de la vivienda y, a la vez, mover la construcción, músculo decisivo en el proceso económico.