"Me duele la guata pensar que pudiéramos tener una crisis como la de los años 80"
En todo el mundo la situación del coronavirus puede parecer inédita, pero el cataclismo económico que ha traído consigo ha ocurrido en otras ocasiones y en tiempos no tan lejanos. Lo mismo podría decirse respecto de Chile.
Para el registro de una pandemia tan extendida y paralizante habría que remontarse a un siglo antes, con la gripe española, pero para una recesión económica tan grave como la que amenaza al país basta con retroceder a menos de cuatro décadas. El diputado de Renovación Nacional, y presidente de ese partido, Mario Desbordes, teme que vuelva a producirse una crisis como la de los años ochenta, que él mismo conoció y sufrió.
Por eso el parlamentario ha sido uno de los impulsores más activos, e incluso redactó un documento junto al senador José Miguel Insulza, de la idea de lograr "un gran pacto social" para enfrentar la situación actual, que es fruto tanto de la pandemia como de la crisis social previa. El país, cree Desbordes, no puede resistir una tercera crisis. Y considera que tal acuerdo, de lograrse, "debería pensar lo que hay que resolver hoy día, lo más urgente, pero también pensar en el mediano y largo plazo".
-A su juicio, ¿cuán crítico es el momento por el que pasa el país?
-Yo creo que es uno de los momentos más críticos de los últimos treinta o cuarenta años, tal vez más. Estamos enfrentando una pandemia, una crisis de salud enorme; y en paralelo, quizá la recesión económica más grande de un período incluso mayor que cuarenta años. Esa mezcla hace que estemos ad portas de una crisis grave. Tenemos que tomar conciencia de eso y actuar en consecuencia.
-Además del coronavirus existe un desastre económico. ¿Se pueden hacer compatibles las medidas para enfrentar ambos?
-Por supuesto. Se han tomado medidas cuidando la salud de los chilenos: las cuarentenas, los testeos masivos, las medidas sanitarias en general. Y junto con eso se han implementado una serie de medidas que van en ayuda de las pymes, de los trabajadores independientes, de los trabajadores con contrato para que las empresas no los despidan y sólo se suspenda el contrato. Es decir, se han buscado las herramientas para combatir, por un lado, la crisis de salud y, por otro, aliviar en algo el golpe financiero y económico que tiene esta crisis sobre las personas y las empresas de todo tamaño.
-En el aspecto económico, esta semana se iniciaron protestas en distintas zonas de Santiago. Se habla de hambre y aumentan las ollas comunes. ¿Cree que pueda estar incubándose una crisis comparable a la de octubre del año pasado?
-Es posible. Creo que no hay duda de que estamos en un momento muy complejo. Una vez que se levanten las cuarentenas es bien probable que tengamos un tsunami social. Lamentablemente no todos parecen tomar conciencia de eso. En las protestas de esta semana hemos visto una mezcla de algunos activistas políticos que se están aprovechando del hambre de la gente, también ha habido violencia que no se justifica para nada. Pero no podemos soslayar la situación real de miles y miles de chilenos que están pasándolo muy mal y muchos literalmente hambre. Toda esa combinación: de problemas de salud, de cesantía y de hambre, perfectamente puede provocar un clima social extraordinariamente tenso y explosivo en los próximos meses. Por lo tanto, hay que tomar medidas urgentes para darle señales a la ciudadanía de que estamos comprendiendo eso y de que estamos actuando a la altura.
-De haber manipulación política en las manifestaciones (hay quienes incluso han dicho que podría estar detrás el narcotráfico), ¿cree que es importante esa dimensión o lo es más el apremio económico real?
-Un sector de la izquierda, no toda, suele restarle importancia a la violencia o los saqueos. Y un sector de la derecha suele mezclar la demanda social legítima con la violencia y con el caos, como si fuera todo una sola cosa. Uno tiene que ser capaz de distinguir la manipulación de la desesperación de miles de chilenos que están padeciendo pobreza, cesantía o hambre, es decir, la demanda legítima. Hay que condenar la manipulación y hay que ser duro con el que provoca la violencia. Pero hay que ser muy comprensivo con la ciudadanía que lo está pasando mal. Se tiene que separar las dos cosas. Los activistas logran su efecto, porque la crisis social es real, es verdadera, no es un invento, Si no lo fuera, no lograrían sacar a nadie a las calles.
-Una de las quejas, fundamentalmente de sectores de derecha, respecto del estallido social, era que el gobierno no pudo mantener el orden público y se pedía más control policial e incluso mano dura. ¿Compartía esa apreciación entonces y la cree aplicable ahora?
-Absolutamente, no. No es Carabineros el que tiene que solucionar las crisis sociales. Hay que actuar con firmeza y mano dura frente a los violentistas, no hay duda. Pero esa es una minoría muy pequeñita. No podemos pretender utilizar a Carabineros para resolver las crisis sociales. Lo dije en octubre, lo dije en noviembre y lo mantengo hoy día. Tenemos que tomar medidas políticas y económicas para eso. Creo que el gobierno está haciendo lo correcto, avanzando en ese punto, pero falta todavía. Esas medidas deben buscar soluciones a los problemas de la gente. A palos no vamos a solucionar nada ni arreglar la crisis social.
-Las diversas crisis han implicado o incidido en cambios de gabinete. ¿Lo ve factible ahora?
-No lo creo. Y menos en medio de la pandemia. Es una decisión del Presidente en último término; por supuesto, él resolverá, pero creo que tiene que mantener a sus ministros y personeros. Veo difícil un cambio de gabinete en estas condiciones porque los ministros lo están haciendo bien. El presidente tendrá que juzgar, pero yo veo empoderados a la gran mayoría de los ministros, trabajando, desplegados en su labor. Creo que no es el minuto de hablar de cambios de gabinete.
-¿Cómo considera que ha sido la actuación del Gobierno en este tiempo?
-No hay duda que lo bueno ha sido que el presidente con su capacidad de gestión logró que el país se preparara para la pandemia en términos de salud: se compró ventiladores, si no se hubieran adquirido en su momento el sistema de salud habría colapsado el día 4 de abril; se compraron los test; el país se planificó desde el punto de vista de cómo hacer frente a la situación. La forma en que se han ido llevando adelante las cuarentenas dinámicas es la adecuada. En materia económica también se han tomado las medidas de apoyo a las pymes, lo que tiene una parte buena y una parte mala, porque lamentablemente se ha detectado que los créditos Fogape no están llegando a muchos sectores de pequeñas y microempresas y esto se ha corregido. Espero que en el nuevo sistema vía Corfo logre llegar a quienes no lo estaban recibiendo. Luego, creo que se entendió mal por la ciudadanía el mensaje del "retorno seguro", pues se entendió que se podía volver como si no pasara nada y eso obviamente fue un paso en falso. Pero me parece que la gestión del Gobierno ha sido bastante buena en materias como el Bono Covid, el refuerzo millonario del BancoEstado, en fin, creo que se está trabajando en la línea correcta. Pero Gobierno y oposición debemos estar lo más pronto posible dialogando sobre cómo solucionar algunos de estos problemas inmediatos y planificar esa solución más a largo plazo. Urge ponernos de acuerdo.
-¿Y qué opina las medidas económicas más recientes, como el Ingreso Familiar de Emergencia?
-El Ingreso Familiar de Emergencia es una buena medida. Para una familia de cuatro integrantes estamos hablando de 260 mil pesos: esto es para que la gente no tenga que salir de sus casas durante la cuarentena. Se ha pensado de manera decreciente por tres meses, de manera que la gente no esté tan agobiada y pueda empezar a buscar trabajo o volver a sus trabajos en ese período. Se trata de los sectores más precarios, que no tienen contrato ni trabajo fijo y, por tanto, creo que es una medida adecuada. Siempre uno quisiera que hubiera más recursos, pero hay que tener cuidado con esos recursos, dosificarlos, porque como de seguro se va a necesitar inyectarlos en sectores que hoy seguirán pasándolo mal, es necesario ver bien dónde se hacen los aportes y las ayudas. Va a haber que sostener a muchos mundos: el mundo gastronómico, el del restaurante pequeño; el mundo del turismo que lo está pasando pésimo; a la gente de los taxis colectivos, en que pasará mucho rato probablemente para que se normalice su uso. Se va a tener que ir identificando a quienes vamos a tener que darles ayudas especiales y se necesitarán entonces nuevos recursos, por lo cual creo que el gobierno ha hecho lo correcto.
-¿Y respecto de las cajas de alimentos?
-Sobre las cajas de alimentos anunciadas considero que también es una buena medida. La idea es llegar a un setenta por ciento de las familias chilenas, es decir, una cantidad muy grande, por lo que se requerirá una gran capacidad logística. Quizá podría haberse hecho el anuncio cuando estuvieran las cajas listas, pero salvo eso, me parece una medida razonable, que complementa a las otras medidas que el Gobierno ha tomado.
-Hablando de cajas de alimentos, un diputado de su partido en Ñuble, lo ha hecho por su cuenta. ¿No le parece riesgosa esa actuación?
-Son muchas las personas de distintos partidos que han entregado cajas de ayuda.
-En todos esos casos, ¿no es riesgoso, en el sentido que puede entenderse como una forma de propaganda electoral a destiempo?
-Yo creo que es necesario ayudar a la gente. El diputado que menciona tiene elecciones en un año y medio más. No le había puesto nombre ni identificación a sus cajas de ayuda hasta que reclamaron de la oposición porque pensaron que eran cajas fiscales. El diputado, para dejar claro que no eran recursos fiscales sino cosas que él personalmente ha donado o conseguido, le puso su imagen. La verdad es que yo prefiero que se haga eso a que no se haga nada. La gente necesita ayuda y el que pueda ayudar, que lo haga. Es muy urgente colaborar con quien lo requiere. Llegar con alimentos o insumos a la casa de los que no pueden o no deben salir, es algo valioso e importante. Ojalá pudiéramos hacerlo todos.
-Usted, junto al senador Insulza, impulsó una propuesta de acuerdo amplio, un "gran pacto social". ¿Qué requisitos tendría que tener ese acuerdo?
-Lo primero es que tienen que participar actores sociales, políticos, gremiales, sindicales, la academia. Tiene que ser algo muy amplio, no sólo reducido a la política. Luego, tiene que haber ánimo de conversar, de negociar, de ceder. No sacamos nada con que se siente en esa mesa la gente que cree que está todo perfecto, que lo que ellos opinan es lo único válido y no están dispuestos a ceder un milímetro, porque esa gente no va a permitir ningún avance. Por eso es bueno aprender de las experiencias de otros países. Yo creo que es un acuerdo que debería pensar lo que hay que resolver hoy día, lo más urgente, pero también pensar en el mediano y largo plazo. Que los chilenos sepan cuáles son las metas y los plazos, en qué minuto van a ir llegando cambios en las distintas áreas, de manera que la ciudadanía tenga claro cómo se avanza. Pienso que esto debe ser lo más transversal posible, siempre habrá quienes, en ambos extremos, no llegarán a acuerdos, porque es gente que no quiere conversar, quiere echar todo abajo, no tiene disposición al diálogo. Pero hay que trabajar con una mayoría, un setenta u ochenta por ciento quizá, que sí quiere lograr acuerdos. En mi opinión personal, si esto llegara a concretarse, porque estamos lejos todavía de tener, por así decirlo, agua en esta piscina, tiene que nacer del presidente de la República. En todos los casos a nivel internacional que conozco, lo ha convocado el Gobierno, el presidente o ministros. Chile no tiene por qué ser la excepción y no correspondería hacerlo de otra manera.
-Ahora, el senador Insulza no tuvo mucho apoyo en su sector ni usted, al parecer, en el suyo. ¿Cree aún posible esa colaboración amplia?
-Sí tengo apoyo en mi sector. En Renovación Nacional, la directiva por unanimidad, la comisión política por unanimidad, acordaron apoyar la búsqueda de un pacto social, esta misma semana. Así que apoyo en Renovación Nacional hay. También me han contactado los alcaldes, la mayoría de ellos, no quiero decir todos, porque no he conversado con todos, pero creo que la mayoría de los alcaldes, que es la gente que está más en terreno, que escucha más a la ciudadanía, está de acuerdo con la idea. La discusión que se dio en la oposición, y fue una pelea interna en el Partido Socialista en la que no me voy a meter, es si el senador Insulza era o no la persona adecuada. Pero esto no es más que una convocatoria, y por tanto los celos, las hipersensibilidades, hay que dejarlas de lado en este minuto.
-¿Cómo ve los próximos meses?
-Difíciles. Con mucha preocupación, me duele la guata pensar que pudiéramos tener una crisis como la de los años ochenta. Yo sé lo que es tener un papá cesante por dos o tres años, sin tener grandes apoyos económicos.
"Una vez que se levanten las cuarentenas es bien probable que tengamos un tsunami social. (...) En las protestas de esta semana hemos visto una mezcla de algunos activistas políticos que se están aprovechando del hambre de la gente, también ha habido violencia que no se justifica". "El plebiscito va a desencadenar, si logramos sentarnos en una mesa nacional, un pacto social nuevo, un período virtuoso de Chile donde ojalá pronto logremos ser un país desarrollado".
SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO
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