El comercio local ante la dura realidad
El desplome de la actividad tiene alcances en los negocios mismos, su personal y también en los proveedores y su producción. Al mes de abril la caída acumulada llega a un 18% y "debería empeorar durante el transcurso de los próximos meses", advierte la gerenta general de la CRCP, Marcela Pastenes.
El desplome de las ventas del comercio minorista en la Región -abril un 45%- tiene efectos en cadena. En primer lugar, afecta a los propios comerciantes al filo del colapso. Luego está el personal, de todo nivel, que debido a la caída en las ventas pierde ingresos y, finalmente, su puesto de trabajo. A la vez, esta contracción afecta a los proveedores del comercio que ven reducidos sus pedidos debido a la baja de operaciones de los vendedores finales.
Por otro lado, la reducción en las actividades comerciales, de alcance nacional, frena nuevas inversiones en ese importante rubro.
La situación actual se remonta a la violencia desatada en octubre pasado, que focalizó la destrucción en los espacios públicos y también en el comercio de todo nivel. Dramático ejemplo, la calle Condell de Valparaíso.
Tras meses de incertidumbre a la espera de recuperación, viene la pandemia, que también castiga al comercio.
Además, la creciente baja en el empleo rebota directamente en el día a día del comercio, ya que esa actividad necesita consumidores, y cuando las personas pierden sus trabajos, simplemente deben reducir sus gastos, limitándolos a lo esencial.
A todo lo anterior se suman las restricciones propias de la cuarentena -regionalmente extendida a San Felipe y Los Andes- que limita la actividad a rubros como alimentación o farmacias.
Así, muchos establecimientos que podrían tener la incierta posibilidad de uno que otro cliente, pierden esa alternativa. Tal es el caso de las botillerías de Viña del Mar que al no ser esenciales, por disposición de la autoridad sanitaria no pueden operar. Alegan los propietarios injusticia, pues los supermercados sí pueden vender alcohol. Claro está que el rubro principal de esos establecimientos no es el alcohol. Pero, ¡alerta! Un cierre total de botillerías, especialmente en barrios alejados, podría generar un clandestinaje descontrolado.
El panorama general del comercio es oscuro. Al mes de abril la caída acumulada llega a un 18% y "debería empeorar durante el transcurso de los próximos meses… pudiendo registrarse cifras negativas por sobre el 60%", advierte la gerenta general de la Cámara Regional del Comercio y la Producción, Marcela Pastenes.
Esa es la dura realidad, con actividades devastadas como es el turismo, por ejemplo. Todo ello exige apoyo del Estado focalizado. Hay que pagar arriendos, servicios, personal, patentes, deudas y tributos diversos.
Pero el apoyo al comercio, a las pymes y a las empresas diversas debe tener dos frentes: la subsistencia en la lucha actual, necesariamente con bajas, y el desarrollo futuro, atendiendo a las nuevas realidades en un horizonte incierto. Vienen tiempos de reconstrucción, de desafíos y, más que nunca, de creatividad.