Sequía: la crisis que nos ataca en silencio
Giovanni Calderón Bassi Director ejecutivo de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático "Igual de importante y urgente es enfrentar la sequía en nuestro país y que afecta a más del 76% de la población, equivalente a más de 55 millones de hectáreas. La sequía corre de forma paralela a la crisis sanitaria y no podemos desentendernos".
Chile atraviesa el momento más difícil desde que la pandemia del covid-19 llegó a nuestro país en marzo. Sin embargo, otra crisis avanza en silencio y parece no tener freno: la megasequía que afecta a gran parte del territorio, pero con mayor fuerza en la zona central y que se ha transformado en la peor desde 1915.
Si bien las consecutivas lluvias de los últimos días han aportado en disminuir el déficit hídrico actual, las estimaciones indican que este 2020, nuevamente será un año con escasez de lluvias comparado con un año normal.
Más de 10 años han pasado desde que comenzó la escasez extrema de lluvias en nuestro país, lo que bajo ningún parámetro es un escenario normal. Esto ha afectado no sólo el consumo de agua para las personas, también afecta los caudales de los ríos, las cuencas y los distintos sectores industriales, como el agrícola, el vitivinicultor, el forestal y el minero, a lo cual se suman los efectos adversos del cambio climático que ya estamos viviendo, como el aumento de las temperaturas en época de verano. En concreto, se ha generado la mezcla perfecta para que la situación se vuelva un "terremoto silencioso".
El pasado 17 de junio se celebró el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, fecha con la cual Naciones Unidas busca concientizar acerca de las iniciativas internacionales para combatir estos fenómenos. Este hito nos recuerda que se puede neutralizar la degradación de las tierras y la adaptación frente a la sequía, mediante la búsqueda de soluciones con una firme participación de las comunidades y la cooperación en todos los niveles.
Para 2025, dos tercios del mundo vivirán en condiciones de "estrés hídrico" y 1.800 millones de personas experimentarán una escasez absoluta de agua, según cifras de la ONU. Asimismo, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) indicó que de aquí al año 2050, más del 90% de los ecosistemas naturales del mundo serán transformados para otros usos, lo que podría implicar que a causa de la desertificación, millones de personas deban desplazarse de donde viven si no se gestiona de buena manera la tierra y sus recursos.
Frenar la degradación de nuestros suelos mediante la rehabilitación de tierras, la expansión de terrenos gestionados sosteniblemente y el incremento de iniciativas de reparación, son las principales vías hacia una mayor capacidad de adaptación y un mejor equilibrio ecológico.
Igual de importante y urgente es enfrentar la sequía en nuestro país y que afecta a más del 76% de la población, equivalente a más de 55 millones de hectáreas. La sequía corre de forma paralela a la crisis sanitaria y no podemos desentendernos. Por eso en la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático estamos trabajando continuamente en Acuerdos de Producción Limpia (APL) que incorporen la eficiencia y seguridad hídrica.
En este contexto se enmarca también el compromiso del gobierno, a través de las NDC (Contribución Determinada a Nivel Nacional), de manejar y recuperar 200 mil hectáreas de bosque nativo y forestar otras 200 mil hectáreas, acciones que, en conjunto con el Ministerio de Agricultura y otros servicios de la industria del agro, buscan revertir y mitigar el proceso de desertificación en el país.
Hoy el llamado es a la acción con simples, pero eficientes medidas que todos podemos aplicar: cuida el consumo de agua, no desperdiciemos ni dejemos llaves abiertas; protege la vegetación y reforesta con plantas nativas que requieran poco mantenimiento, contribuyan a la regulación hídrica y conserven la biodiversidad. No olvidemos que el futuro del planeta y de las generaciones futuras depende de las decisiones que tomemos hoy.