Una inédita alianza entre El Mercurio de Valparaíso y el también histórico diario La Estrella de Panamá celebró el pasado jueves su primer debate en formato webinar del ciclo de conversaciones "Diálogos de Puertos", cuya versión inicial trató del actual minuto de la industria, de los desafíos para durante y después de la pandemia, como también sobre la profundización de la asociatividad entre los puertos de Valparaíso y el Canal de Panamá.

En éste participaron el ex Presidente de Panamá (1978-1982) y actual ministro del Canal, Arístides Royo, quien fue el negociador de los tratados Torrijos-Carter que derivaron en el retorno del enclave a manos panameñas; el gerente general de Puerto Valparaíso, Franco Gandolfo; el presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada de Panamá, Julio de la Lastra; la subadministradora del Canal, Ilya Espino de Marotta; el abogado y exembajador chileno en Panamá, Francisco Cruz; y el director de la Cámara Chileno Panameña de Comercio, Rolando Candanedo, con la moderación de los directores de ambos medios.

No es casualidad que actualmente Chile opere como el tercer cliente del Canal de Panamá, solo por detrás de Estados Unidos y China, desplazando incluso a Japón, y con el 37% de su comercio exterior transitando por el corredor. Punto destacado por el gerente Gandolfo, quien puso en valor la operatividad ininterrumpida de los terminales chilenos y el extraordinario manejo que estos han tenido ante la pandemia: "Al ser esencial la actividad portuaria y logística, es imperativo que siga operando y se adapte como motor económico para continuar aportando al progreso y desarrollo".

En el Canal, en tanto, se ha debido lidiar no sólo con la guerra comercial, la pandemia y el decaimiento de la economía, sino que también con el cambio climático que amenaza las reservas de agua, acaso el principal insumo necesario para el funcionamiento de las esclusas que permiten el tránsito interoceánico. Por ello, la subadministradora Marotta reveló el interés por acercarse a empresas que se interesen en desarrollar proyectos de obtención de agua, por cuanto "el nivel de precipitación en los últimos cinco años ha sido el más bajo desde su construcción", y dio luces sobre la aceleración de la digitalización portuaria propiciada por el actual escenario, tema que se anticipa como principal relato de la segunda versión de los "Diálogos de Puertos".

Tema aparte es el marcado interés mostrado por el ex Presidente Royo de que Panamá -hoy, estado observador- pase a la categoría de candidato a estado asociado de la Alianza del Pacífico impulsada por Chile, México, Colombia y Perú, que hoy tiene un mundo por descubrir en el Asia Pacífico, sin olvidar los nexos con APEC y el puente terrestre euroasiático que es la Nueva Ruta de la Seda del Presidente Xi Jinping.

¿Será, como alguna vez dijo el ex Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que Valparaíso apueste por transformarse en el nuevo Canal de Panamá del Siglo XXI, entendiendo que nuestro Norte debiese ser el Oeste? ¿Por qué no aspirar a conquistar ambos puntos cardinales en asociación con el Canal de Panamá y terminar de una buena vez por todas de asumir nuestra calidad de hub austral del comercio internacional?

La Universidad de Playa Ancha nuevamente demuestra consistencia con su misión gracias a sus aportes a la lucha contra el covid-19. Hace pocos días comenzó a funcionar un laboratorio especializado en la detección del nuevo coronavirus, sumándose a la red universitaria de laboratorios de diagnóstico que ya funciona a lo largo del país.

¿Qué tiene de especial? Un primer punto es que, al iniciar esta tarea, la Secretaría Regional Ministerial de Salud lo designó como laboratorio de referencia en la región para apoyar a otros laboratorios universitarios y clínicos que se inicien en el proceso de efectuar los análisis de PCR. En concreto, otras entidades que se quieran sumar a esta tarea podrán acceder a las dependencias de este laboratorio para conocer detalles de sus protocolos, infraestructura implementada y condiciones de bioseguridad.

Un segundo motivo de satisfacción es que en este esfuerzo participan científicos que se suman al esfuerzo que realizan Chile y tantos países para enfrentar la abrumadora pandemia. En este caso, el laboratorio surge en el marco del HUB UPLA, que en tiempos "normales" es un punto de convergencia de I+D+i en temas ambientales. Se trata, entonces, de un proceso de reconversión que le permite unirse a la primera línea de combate contra la enfermedad, con la más alta tecnología y calificación de los científicos a cargo.

De forma paralela, y con altos niveles de competencia y especialización, se destaca también la labor que desarrolla nuestro Laboratorio Clínico y Kinesiológico que la Facultad de Salud tiene en el Hospital IST, el cual presta exámenes y atenciones hospitalarias y kinesiológicas a pacientes hospitalizados por covid-19 y, en especial, a pacientes UCI, incluyendo kinesiólogos intensivistas formados en nuestra universidad. Recientemente se abrió un área de microbiología para hacer los PCR en dicho centro asistencial. Además, realiza exámenes de anticuerpos en sangre (IGG e IGM), a través de inmunofluorescencia, para establecer anticuerpos y estado frente al virus del covid-19.

Estos casos nos permiten valorar la investigación y colaboración integrada a la sociedad y a sus problemáticas, en un ambiente unido por saberes y experiencias que se realiza desde el trabajo multidisciplinar y se aplica a una problemática global como la que enfrentamos. La experiencia demuestra lo que el HUB y el Laboratorio Clínico de la Facultad de Salud buscan, lo cual es sumar fuerzas en torno a plataformas de investigación y vinculación con el medio. En este momento colaboran 21 científicos de distintas unidades de nuestra universidad en el HUB, mientras que en el Laboratorio de Análisis de la Facultad de Salud lo hacen 39 profesionales, académicos y técnicos.

El HUB, que aún no cumple un año de vida, es continuidad de años de estudios científicos ejecutados desde la UPLA con apoyo financiero de numerosas fuentes externas (Fondecyt Regular, Iniciación, Postdoctorado, INACH, PAI, laboratorios asociados internacionales) y de la propia universidad.

En síntesis, la consistencia de la universidad con sus principios y valores, con su compromiso con la sociedad y con el territorio, con los problemas reales de las personas, y su convicción del rol público que debe cumplir en busca del bien común permiten que hoy estemos empeñados en aportar a detener la pandemia.

El siglo XVIII es conocido como el siglo de Las Luces, porque dio lugar a un movimiento cultural e intelectual que promovió grandes cambios culturales, científicos, económicos, políticos y sociales en Europa, como es la Ilustración. Dentro de la Ilustración destacó en Baviera la denominada Orden de los Iluminados, que era una sociedad secreta que se oponía a la influencia de la Iglesia Católica y los abusos del poder estatal. Entre sus mitos figura su participación como responsables de la Revolución Francesa.

Debo confesarle que no es sobre estos iluminados a los que me referiré. Tampoco aludiré a los iluminados de izquierda y derecha que han surgido con esta pandemia, que se creen poseedores de la verdad absoluta y que pululan todos los días por los diversos medios dando cátedra sobre epidemiología.

Hace poco la opinión pública tomó conocimiento del surgimiento de una nueva orden de iluminados en Chile; me refiero a una red de iluminados vinculados a la corrupción. El caso de las luminarias LED ha puesto nuevamente en el tapete el tema de la corruptela a nivel municipal. A raíz de una denuncia de la alcaldesa de Providencia, quien optó por anular una licitación en su comuna frente a la sospecha de irregularidades, se destapó una verdadera red para defraudar al Estado a través de millonarios contratos que una misma empresa se adjudicó con varias municipalidades del país.

La Contraloría General de la República (CGR) se defiende de las críticas en su contra por inacción, pero lo cierto es que las licitaciones pueden terminar siendo verdaderos "trajes a la medida" si se quiere beneficiar a una empresa en particular. En todo caso, llama la atención lo extendido que funcionaba la red de iluminados, alcanzando no sólo a los municipios, sino que también a los gobiernos regionales y al propio Ministerio de Energía, que actuaba como acompañante técnico. El ministro ha declarado que las investigaciones deben llegar "hasta las últimas consecuencias". Bien sabemos qué significa eso bajo la justicia chilena, pero confío en la acuciosidad de las actuales autoridades ministeriales, quienes no han dudado en denunciar el caso ante los órganos competentes.

"La corrupción es un mal inherente a todo gobierno que no está controlado por la opinión pública", nos recuerda Ludwig Von Mises. En este sentido, debe destacarse la nueva y acertada propuesta del Ejecutivo -como parte de la Agenda Antiabusos- de crear un canal de denuncias anónimo para prevenir la corrupción en todo el aparato estatal. Aunque parece una medida oportuna, no seamos ingenuos. En nuestro país no existe el anonimato y menos en la administración pública. Sin embargo, esta medida no es suficiente.

Como país, donde el flagelo de la corrupción comienza a expandirse a un ritmo vertiginoso, deberíamos ser más agresivos y considerar la creación de una Fiscalía Anticorrupción totalmente independiente. Actualmente sólo existe una unidad interna dentro del Ministerio Público y la CGR en el plano administrativo. ¡Necesitamos un Zar de la Anticorrupción con dientes de verdad!, que sea capaz de meterle el dedo en el enchufe a los corruptos.