Turismo, entre la pobreza y el temor
La pérdida empleos en la actividad, que genera 600 mil empleos en todos sus rubros, se estima en un 65% para los próximos meses. Esta crisis resulta especialmente impactante para la Región de Valparaíso, donde la caída del turismo y, consecuentemente, del empleo se hacen presente en forma "catastrófica". Pero no sólo de trata de empleo, también hay una capacidad ociosa en hotelería, gastronomía y lugares de esparcimiento.
Sombrío es el panorama del turismo. Azotado primero por la violencia de octubre y ahora por la pandemia su caída es grave y afecta a amplios sectores. En primer lugar está el empleo. Se estima una pérdida del 65% de las plazas de trabajo en el rubro, que ocupa unas 600 mil personas. De acuerdo a las últimas cifras del INE el número de personas ocupadas en actividades de alojamiento y servicios de comida ha caído en un 42,5%.
Para la vicepresidenta ejecutiva de la Federación de Empresas de Turismo, Fedetur, Helen Kouyoumdjian esa estimación es "a todo nivel de la industria y esa reducción considera la máxima reducción en el empleo, previo a que se empiecen a liberar las restricciones de movilidad. Por lo tanto, sería la situación esperable para los meses de septiembre y octubre". Agregó que 113.932 trabajadores del rubro están suspendidos laboralmente a través de la Ley de Protección del Empleo y advirtió que "si se considera que al menos la mitad de las empresas que se acogieron a esta medida no podrán contratar a esos trabajadores, el efecto real de la pandemia en el empleo turístico será catastrófico". Informó la ejecutiva que se trabaja con el Ministerio de Economía en busca de fórmulas de ayuda afirmando que el turismo "es por lejos una de las actividades más afectadas en este momento".
Y tiene toda la razón. El turismo supone movilidad y además seguridad. La movilidad está restringida y la seguridad, en el plano sanitario, es incierta en la actualidad y en el futuro.
El turismo supone decisiones personales de ocupar los múltiples servicios que ofrece el rubro, pero esas decisiones aparecen amagadas por los factores señalados y por una dramática caída en la capacidad de gasto de la población.
Hay que mirar el turismo, más allá del empleo, como un rubro importante por su vinculación con otras actividades como construcción, transporte o producción de alimentos, entre otras.
Hay tras el turismo inversiones muy importantes, las que ahora resultan impensables. Muchos proyectos se han frenado o se han desestimado.
Esta crisis, de alcance nacional, resulta especialmente impactante para la Región de Valparaíso, donde la caída del turismo y, consecuentemente, del empleo se hacen presente en forma "catastrófica", repitiendo el término que usa Helen Kouyoumdjian. Pero no sólo de trata de empleo y rubros asociados, también hay una capacidad ociosa en hotelería, gastronomía y lugares de esparcimiento.
¿Es posible una recuperación de la demanda para esa capacidad en un plazo razonable? ¿Hasta qué punto empresarios e inversionistas podrán soportar la ausencia de demanda?
Interrogantes que exigen decisiones oficiales que asuman la importancia presente y futura de la actividad que lucha por sobrevivir en medio de la pobreza y el temor.