Presiones de la calle y el fantasma del hambre
Intendente regional denuncia que en medio de la pandemia se privilegia la violencia y se intenta ocultar el tráfico de droga. La nube de descontento, justificado, oculta los alcances del retiro de los fondos previsionales y oculta también los anuncios que posiblemente no se hacen cargo en su totalidad de la situación real de angustia de la población.
Primero la revolución y en segundo lugar la vida. Esa sería la posición de algunos sectores, opinión del intendente regional, Jorge Martínez, expresada en declaraciones a este Diario. "Todavía tenemos personas que piensan más en la revolución que en que no se muera gente por el covid y podamos salir de la cuarentena", acusa. Agrega que tras los hechos de violencia en algunos barrios hay "un grupo pequeño, extremo, pero activo, que está vinculado a la narcodelincuencia y que está agitando con llamados por redes sociales a estas actividades simultáneas en las mismas comunas, a la misma hora".
Violencia y desórdenes en medio de la pandemia que, en palabras del ministro de Salud, Enrique Paris, "son inmorales". Por su lado, el titular del Interior y Seguridad Pública, Gonzalo Blumel, llamando a la oposición, sostiene que "justificar la violencia es hacerse cómplice".
Y desde esa vereda, si bien hay rechazo a los hechos de violencia, especialmente los perpetrados en la noche del martes y la madrugada de ayer, se advierte de la existencia de "malestar ciudadano".
Resalta en este marco de crispación la discusión y votación parlamentaria del retiro del 10% de los fondos de pensiones. La violencia, sería, en palabras de Karla Rubilar, titular del Ministerio Secretaría General de Gobierno, una presión al Legislativo, que se podría repetir con ocasión de otras votaciones, condicionando la decisión de los parlamentarios. ¿Estaría entonces el Legislativo perdiendo su independencia y actuando al gusto de la calle? La misma pregunta se podría formular en torno a decisiones del Poder Judicial.
Preguntas pertinentes ante posibilidades peligrosas. Sin embargo, no se puede dejar de lado la realidad que significa la pandemia, amenaza concreta a la vida de las personas, y el grave problema económico que afecta a muchos desempleados, con el fantasma apocalíptico del hambre golpeando a miles de puertas.
Ese escenario real es el que alienta los hechos de violencia, estimulados por algunos para sacar dividendos políticos, buscando aquello que denunció un diputado oficialista: "mientras peor, mejor…". Y también, como lo sostiene el intendente Martínez, intentando usar la protesta social como mascarilla para ocultar el rentable y tráfico de drogas, con sus brutales ajustes de cuentas como el ocurrido en San Felipe.
Toda esta nube de descontento, justificado, oculta los alcances del retiro de los fondos previsionales y oculta también los anuncios que posiblemente no se hacen cargo en su totalidad de la situación real de angustia de la población y que, objetivamente, cojean por el lado comunicacional, castigando duramente la figura del Presidente de la República y desacreditando sus reiteradas y muchas veces innecesarias comparecencias.