La tensión entre los gobiernos de Estados Unidos e Irán tuvo ayer uno de sus episodios más críticos luego que el Cuerpo de los Guardianes de la Revolución iraní lanzara misiles hacia una maqueta de un portaaviones estadounidense, durante una maniobra naval en aguas del golfo Pérsico.

Denominada "Gran profeta 14", en referencia al profeta del islam Mahoma, esta maniobra militar tuvo lugar en el oeste del estrecho de Ormuz y se llevó a cabo con la participación conjunta de la fuerza marina y la aeroespacial de ese cuerpo de élite, informó ayer la televisión estatal iraní.

En las imágenes emitidas por la estación local se pudo apreciar a las fuerzas terrestres disparar cañones y misiles, además de un cohete lanzado desde "un helicóptero iraní capaz de disparar misiles". También se llevaron a cabo operaciones de comando donde los soldados, desde un helicóptero, bajaron hasta la maqueta del portaaviones que se ubicaba en el mar. La transmisión, sin embargo evitó mostrar la destrucción del objetivo.

La explicación iraní

Según medios iraníes, esta maniobra fue monitoreada por primera vez por el satélite iraní llamado "Nur-1", que entró en órbita el 22 de abril de este año, mientras que el portavoz de este entrenamiento de guerra, el general de brigada Abas Nilforushan, explicó que "en este ejercicio, se realizan la defensa antimisiles balísticos y la defensa antimisiles de crucero y se utilizan algunos equipos y armas sorprendentes, como los misiles balísticos de largo alcance capaces de alcanzar embarcaciones ofensivas que están a larga distancia".

Molestia en ee.uu.

El ejercicio tuvo inmediata respuesta de parte de los Estados Unidos, que a través de su portavoz de la Quinta Flota, Rebecca Rebarich, apuntaron a que la maniobra de entrenamiento del ejército de Irán era "irresponsable y peligrosa", aunque reconocieron que esta "no perturbó a las operaciones de la coalición en la región (…) No tuvieron ningún impacto en la libre circulación del comercio en el estrecho de Ormuz y las aguas circundantes".

Estos ejercicios llegan en un momento de altas tensiones entre Teherán y Washington y en el sensible estrecho de Ormuz, por donde se transporta el 20% de la producción del petróleo del mundo.

Desde que en 2018 Estados Unidos se retiró del acuerdo nuclear logrado en 2015 entre Irán y las seis grandes potencias mundiales, la tensión entre ambos países ha crecido y ha tenido varios enfrentamientos en la región. La última, la semana pasada, cuando dos cazas F-15 pertenecientes al Comando Central norteamericano (CentCom) se aproximaron en el espacio aéreo de Siria a un avión civil iraní que iba con destino a Líbano.

Hong Kong suspenderá sus tratados de extradición y acuerdos de cooperación judicial con Reino Unido, Canadá y Australia, como respuesta a las medidas en la misma línea adoptadas por los citados países contra la excolonia británica, aseguró el ministerio de Asuntos Exteriores de China.

El vocero de la cancillería, Wang Wenbin, indicó que esta decisión se debe a que "Canadá, Australia y el Reino Unido han politizado la cooperación judicial, una acción errónea que ha dañado la base de la cooperación judicial con Hong Kong". Asimismo, consideró la suspensión de esos acuerdos como una grave injerencia en los asuntos internos de China.

Londres, Ottawa y Canberra decidieron recientemente suspender sus acuerdos de extradición con Hong Kong a raíz de la aprobación, por parte de Pekín, de una controvertida ley de seguridad nacional. En opinión de abogados, activistas y un amplio segmento de la sociedad civil, esta ley limitará las libertades de las que hasta el momento gozaba la región administrativa especial.

Respecto a la suspensión de estos acuerdos por parte de Nueva Zelanda, anunciada ayer, Wang adelantó que "se debe a una interpretación incorrecta de la ley de seguridad nacional" y que China se reserva el derecho a responder a esa decisión. La polémica ley entró en vigor el mes pasado y estipula penas de hasta cadena perpetua para supuestos de "secesión, subversión contra el poder estatal (cargo habitualmente usado contra disidentes y críticos del régimen comunista), actividades terroristas y confabulación con fuerzas extranjeras para poner en riesgo la seguridad nacional".

La Declaración Sino-Británica de 1984, que articuló la retrocesión de Hong Kong de manos británicas a chinas en 1997, estableció el mantenimiento durante al menos 50 años a partir de esa fecha de una serie de libertades en el territorio inimaginables en la China continental. No obstante, desde el ministerio de Exteriores chino han reiterado que los compromisos se cumplieron.