La historia del barco ruso al que involucran en la tragedia de Beirut
LÍBANO. Nitrato de amonio que habría originado la explosión en Beirut estuvo seis años sin un manejo seguro.
Redacción
Las 2.750 toneladas de nitrato de amonio que había en un almacén portuario de Beirut y que serían el origen la devastadora explosión en la capital de Líbano, estuvieron por más de seis años en el puerto sin que nadie les diera un almacenamiento o destino seguro. ¿Cómo llegaron ahí?
El producto químico altamente inflamable -utilizado para fertilizantes y explosivos- llegó hasta Beirut en octubre de 2013, en un buque de carga ruso con bandera de Moldavia llamado "Rhosus", propiedad de Igor Grechushkin, un hombre de negocios ruso. La embarcación se dirigía de Georgia a Mozambique, pero tuvo que atracar en Beirut debido a problemas técnicos. De acuerdo con Al Jazeera, las autoridades libanesas prohibieron que el buque siguiera navegando debido a una serie de deficiencias que hallaron ahí y los propietarios decidieron abandonarlo.
"destrozado"
Construido en 1986, el barco estaba "destrozado", como dijo un tripulante. En julio de 2014, Mikhail Voytenko, periodista especializado en temas marítimos, escribió para FleetMon: "El 'Rhosus', en realidad, está abandonado: el propietario no se comunica, no paga los salarios, no proporciona suministros. El dueño de la carga declaró abandono. Las autoridades de Beirut no permiten que la tripulación abandone el barco y vuele a casa".
Hasta julio de 2014, el buque carguero quedó varado en Beirut. Con él, cuatro tripulantes: el capitán, de nacionalidad rusa, y otros tres ucranianos. El barco no tenía baños en los camarotes, por lo que todos debían compartir uno. No contaba con cámara frigorífica, motivo por el que los vegetales y los alimentos no tenían el frío suficiente para mantenerse en condiciones. Ni siquiera había dónde lavar la ropa.
"Debido a los riesgos asociados" a la retención del nitrato de amonio a bordo del buque, las autoridades portuarias descargaron el material en el hangar 12 del puerto. Si bien la Aduana libanesa alertó en varias ocasiones del peligro que suponía mantener el cargamento en el puerto, no tuvieron éxito en su solicitud, ni siquiera ante jueces de Líbano. En tanto, tiempo después, abogados libaneses lograron que un juez permitiera a los tripulantes volver a casa debido al "peligro inminente".
Pero no había respuesta ante qué hacer con el nitrato de amonio. La Aduana del país, en 2016, pidió a la agencia marítima la reexportación inmediata de las mercancías "para preservar la seguridad del puerto y de los que trabajan en él, o que estudie la posibilidad de aceptar la venta de esta cantidad" a la compañía libanesa de explosivos. No le fue bien. En 2017, el nuevo director de la Aduana escribió al Poder Judicial para solicitar una decisión sobre ese material "peligroso", pero no tuvo éxito.
Los años pasaron y el compuesto químico siguió en el almacén, hasta que el martes causó el incendio que originó la explosión que, hasta ahora, ha provocado la muerte de al menos 135 personas, ha herido a más de cinco mil, ha dejado a 300 mil sin techo y decenas de desaparecidos.
El primer ministro libanés, Hasan Diab, aseguró que los responsables van a "pagar el precio", porque "esta catástrofe no pasará sin responsabilidades". En tanto, la organización de derechos humanos Human Rights Watch pidió una investigación independiente con expertos internacionales sobre la explosión "dados los repetidos fracasos de las autoridades libanesas para investigar errores serios del Gobierno".
IMPACTO ECONÓMICO
La explosión golpea a un país "ya muy frágil, tras meses de crisis económica y de pandemia" de coronavirus, por lo que sus efectos durarán mucho tiempo, proyectó el Comité Internacional de la Cruz Roja e indicó que la destrucción del puerto reducirá la capacidad importadora del país y las posibilidades de recibir ayuda humanitaria.
Se calcula que la explosión causó pérdidas entre US$10 mil y US$15 mil millones. Líbano presenta un alto desempleo y una severa crisis financiera.
33 millones de euros anunció la Unión Europea como primera ayuda de emergencia para Líbano.