Una prolongada discusión involucra a los vecinos del sector Los Romeros, a la Municipalidad de Concón y a los medioambientalistas de la zona por la pavimentación de sus calles -proceso en plena licitación y próximo a ser ejecutado-, tema que se ha instalado en la comuna por casi un año y que vuelve a levantarse después de cada lluvia y la respectiva inundación del área, lo que, en rigor, pareciera tener más que ver con los colectores de aguas lluvia que con las carpetas viales.

Algunos vecinos, agrupados en "Los Romeros Natural" y entre los cuales destacan Hernando González, Álvaro Inostroza y el abogado Alejandro Chaparro, se oponen a la pavimentación asfáltica, la cual -aseguran- vulnera los derechos de sus habitantes, destruye su identidad barrial e implica la tala de árboles nativos y especies protegidas. También denuncian la ausencia de evaluaciones de impacto ambiental y de impacto vial, y resienten no haberse efectuado una consulta ciudadana y la omisión de la declaración de "Barrio parque", dictada bajo la antigua administración de la Municipalidad de Viña del Mar en los años sesenta.

Por ello, presentaron una orden de no innovar y dos reclamos de ilegalidad en el municipio, junto con proponer un tratamiento de suelos no asfálticos "con foco en los peatones y vida de barrio", aparte de un plan de forestación endémica que mitigue la contaminación.

Sendas reuniones se han sucedido: algunas virtuales y otras presenciales, en la plaza La Paz con el diputado Rodrigo González y la abogada del también parlamentario Víctor Torres. Los vecinos alegan, asimismo, el "alto costo" (cercano a los $ 900 millones) de inversión en apenas cuatro calles del sector: Los Peumos, Los Coigües, Los Quillayes y Central.

Llama la atención la expertise que han alcanzado los vecinos en temas de construcción, impermeabilización y licitaciones, proceso este último que piden al alcalde Óscar Sumonte prorrogar hasta después de que se discutan los alcances y bemoles de una eventual pavimentación y la conformación de una mesa técnica que pondere todas las aristas y alternativas posibles.

El municipio, en tanto, argumenta que el proyecto de pavimentación y evacuación de aguas lluvia se hizo a propia solicitud de los vecinos, que ya se encuentra financiado por el Gobierno Regional y aprobado por el Serviu, y que contempla sólo el asfaltado del 16,7% de las calles de Los Romeros, que considera accesos vehiculares, aceras rebajadas, un colector secundario de aguas lluvia y un plan de arborización de especies nativas.

Los vecinos que sí están de acuerdo con la pavimentación denuncian que un pequeño grupo está bloqueando una solución esperada por más de cuatro años. El alcalde Sumonte, entre dos fuegos, ha optado por llevar adelante el proyecto, pese a las manifestaciones y protestas de la mitad del vecindario.

A pocos días del inicio de los trabajos, ¿no sería adecuado conversar y averiguar qué está pasando realmente en el barrio Los Romeros y así anticipar nuevos conflictos o paralizaciones?

El 8 de abril de 1959, en Washington D.C., bajo el incansable trabajo del Presidente de Brasil, Juscelino Kubitschek, y el entusiasta apoyo del Presidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower, nació el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el mayor banco regional del mundo y cuyo capital es superior a los 100 mil millones de dólares.

La función del BID es apoyar financieramente a los países del continente, lo que ha contribuido a la batalla para superar la pobreza y muchos otros programas para el desarrollo de América Latina y el Caribe. El Banco Interamericano de Desarrollo manifiesta, con orgullo, que ha contribuido a mejorar notablemente los indicadores sociales de la región en varios aspectos, como alfabetización, nutrición y esperanza de vida. Estados Unidos es el principal país aportante, donde coloca más de 12 mil millones de dólares, en promedio, a los gobiernos latinoamericanos.

El Presidente Eisenhower dictó una norma no escrita, pero ratificada por todos, que siempre el presidente del BID sería un latinoamericano y que la vicepresidencia sería de un ciudadano norteamericano. De esa manera se aseguraban los equilibrios y que no existiese un exceso de control por parte del país del Norte, como principal aportante. A sólo meses de las elecciones, que podrían ratificar o descartar un nuevo periodo para el Presidente Donald Trump, todo parece cambiar, especialmente las relaciones internacionales, donde no ha escatimado recurso alguno para romper esta "regla de oro" y tratar de instalar a un funcionario de su gobierno al mando de esta institución. Su candidato, Mauricio Claver-Carone, al parecer ya cuenta con el apoyo de más de la mitad de los países, no obstante, varios expresidentes latinoamericanos han alzado la voz, generando un debate mayor en torno a evitar que se produzca el nombramiento del elegido por Washington.

En este sentido, vale la pena reconocer a Ricardo Lagos, Juan Manuel Santos, Fernando Henrique Cardoso, Julio María Sanguinetti y Ernesto Zedillo quienes, de manera valiente, pero también activa, han podido generar este debate y ampliarlo al resto de los países. De hecho, ya comienza a tomar forma la idea de aplazar la elección para el año 2021, de modo que con otro -probablemente- Presidente de los Estados Unidos, se pueda rectificar y volver al modelo original en cuanto a que un latinoamericano lidere el BID.

Sorpresivamente, el reciente nombrado canciller, Andrés Allamand, se abrió a la posibilidad de aplazar la elección del BID y así llegar hasta el próximo año para proceder a la elección. La decisión de la Cancillería chilena era poco esperada, ya que el Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales habría invitado al candidato estadounidense a una exposición, donde se vería con buenos ojos este nombramiento.

Lo que hace Allamand es tomar posición, lo que va de la mano del interés de los demás países de la región, es decir, entra al consenso, buscando además hacer resurgir la política exterior de Chile, la cual se ha visto gravemente expuesta y criticada debido a la no realización en Chile de la reunión de los países firmantes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 25) y del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC). Ambas instancias pretendían situar a nuestro país en la alta esfera de las relaciones internacionales.

Ahora, el canciller Allamand tiene la oportunidad de volver a tener agenda común con nuestros vecinos en torno a grandes temas que sean del interés regional y que puedan estar por sobre las legítimas diferencias geopolíticas que existen.