Los nuevos escarceos políticos de Dani Star
Conversar con Cristián Warnken sobre Valparaíso ya comienza a ser una suerte de terapia para los actores políticos locales. Mientras Sharp habló de sí mismo y de los suyos, Morales se refirió a la ciudad. Así, fueron quedando excluidos todos sus antiguos aliados incluyendo a los concejales y arquitectos Reyes y Morales, acusados poco después de lobbismo inmobiliario.
Tal como el alcalde Jorge Sharp el domingo pasado, el concejal Daniel Morales tuvo el último jueves su sesión de desahogo con Cristián Warnken, esta vez a través de una estudiada puesta en escena desde el último piso de su edificio, con la majestuosidad del Océano Pacífico y el anfiteatro de Valparaíso como fondo.
A diferencia de Sharp, quien se perdió en frases grandilocuentes ("ser alcalde de Valparaíso es tan difícil como ser Presidente de Chile"), influencias impostadas ("el 2002 entró Salvador Allende en mi vida" o su admiración por López Obrador) y un par de guiños intelectuales calentados media hora antes en Wikipedia: ("Él (Gramsci) es muy relevante porque plantea una realidad compleja sobre la realidad italiana en ese tiempo. Está el concepto de hegemonía, muy interesante. Le tocó vivir en una época bastante especial y terminó, como tú sabes, preso. Ahí hay una fuente muy interesante"), José Carlos Mariátegui (No "Juan Carlos", como dijo él), Nicos Poulantzas (de quien hasta el día de hoy dicen que se suicidó lanzándose de una torre en Montparnasse, poéticamente abrazado a sus libros), el boliviano Álvaro García Linera o el chileno Eugenio González, todos autores más propios de la biblioteca de Rodrigo Ruiz que de la suya; Daniel Morales se fue por lo práctico y no habló de Medellín ni de Lautaro Rosas, como solía hacerlo cuando aún tenía fe.
Primero, resintió haberle abierto la puerta del Pacto Urbano La Matriz a Sharp a última hora, quien terminó quitándole las primarias ciudadanas por apenas 28 votos; y, segundo, dijo que Sharp "era un problema", que no buscaban a "un iluminado" y que el alcalde rompió todos los acuerdos al desaparecerse durante 90 días y llegar con su equipo armado, integrando sólo al secpla Patricio Rozas, quien se fue con viento fresco a los cuatro meses. Así, fueron quedando excluidos todos sus antiguos aliados incluyendo, obviamente, a los concejales y arquitectos Reyes y Morales, acusados poco después de lobbismo inmobiliario por el propio equipo alcaldicio.
En algún minuto, hablamos de uno o dos años atrás, Daniel Morales se asumía cansado, incluso deseoso de renunciar a una refriega que, a su juicio, ya no tenía vuelta, y descartó una postulación a alcalde, como también a extender su presencia en el Concejo.
Con todo, el rabioso arquitecto entrevistado por Warnken el jueves es la mejor versión del Daniel Morales que necesita Valparaíso. Aquel que antes de caer en cualquier autocomplacencia y halagos de su entrevistador, opta por interrumpirlo y vomitar todo lo que tiene adentro, sin ningún empacho de andar ventilando las ordinarieces más grandes que han ocurrido en el municipio.
Tal vez fue que recordó sus días de Dani Star, cuando cantaba y guitarreaba con su banda Perro Alegre. No es casualidad que Warnken haya mencionado a Pablo Andueza y que el propio Morales haya homenajeado hace un par de años al histórico líder DC muerto prematuramente con una canción, la cual habla de no bajar la guardia en busca de aquel lejano sueño de una ciudad sin grises. "Yo soy igual, no voy a transar, yo no tengo un precio que se pueda pagar", cantaba Morales. ¿Lo seguirá creyendo?