La dura realidad de los migrantes
El estallido social y la pandemia los han hecho a un lado en tiempos que nos necesitan más que nunca. Es el minuto de las soluciones. Tal como la sequía, los planes de movilidad y tantas otras premuras de nuestra Región, el tema de la migración debiese ser instalada, directamente y sin tapujos, sobre la mesa local.
Una postal habitual del Puerto es la de los vendedores ambulantes de la calle Uruguay o el Mercado Cardonal, quienes conforman las decenas de migrantes, muchos de ellos haitianos, reconocibles por su acento y el color de su piel, que han convertido Valparaíso y también la Región en su segundo hogar durante la última década.
Hoy, salvo por la patriótica ayuda que les presta el sacerdote Pedro Nahuelcura en su centro de acogida, gran parte de ellos vio aún más complicado su pasar con el estallido social de octubre del año pasado, la interminable pandemia que nos agobia y la discusión sobre el proyecto de Ley de Migración, los tres fenómenos que parecieran haberlos arrinconado a su suerte en este extraño y frío invierno porteño.
El sociólogo haitiano Djimmy Delice, encargado de la Oficina de Migrantes de la Municipalidad de Valparaíso, marca un punto respecto de las brechas en el acceso a las garantías sociales para los extranjeros, como por ejemplo la ausencia de la visa para niños migrantes en regiones, lo que les imposibilita el acceso al Registro Social de Hogares y les impide costear gastos de primera necesidad, tales como la alimentación y el alojamiento.
De la misma forma, se queja Delice, se ha tendido a "haitinizar" la migración y también -cabe un mea culpa en esta materia- a su respectiva caricaturización en los medios de comunicación, lo que sólo redunda en mayores niveles de discriminación y falta de oportunidades para los foráneos. Tampoco ayudan mucho, insiste Delice, las últimas declaraciones del ministro del Interior y Seguridad Pública, Víctor Pérez ("todos sabemos que fue dañino para el país y para ellos", en relación a la llegada de este grupo de migrantes), las que fueron rechazadas tajantemente por la Coordinadora Nacional de Inmigrantes.
Si bien es cierto que desde la Municipalidad de Valparaíso se les da cierto apoyo en mercaderías, aseo y orientación legal, la colaboración que requieren dista mucho de lo que reciben en la actualidad. Por lo mismo, ya pueden advertirse en la zona tomas de terreno de ciudadanos haitianos, como ha ocurrido en el sector del tranque Las Cenizas, en Placilla Oriente. Delice apunta directamente a la responsabilidad del Gobierno Regional en el resguardo de las garantías de los inmigrantes y el respeto del mismo a los tratados internacionales firmados en DD.HH. y otras materias.
Tal como la sequía, los planes de movilidad y tantas otras premuras (¿alguien recuerda los cuatro ejes del exintendente Gabriel Aldoney?), el tema de la migración debiese ser instalada, directamente y sin tapujos, sobre la mesa. Ninguno de ellos es responsable de lo que ocurre en Chile.