Correo
Plebiscito I
No estoy de acuerdo, pero el plebiscito debe realizarse. Pese a todos los contras que existen de cara a este proceso, partiendo por la delicada situación sanitaria, seguir aplazándolo traerá mayores problemas a la ya deteriorada convivencia nacional. La violencia y las amenazas se han convertido en armas de uso habitual para quienes no respetan el pensar de otros, para quienes invalidan todo argumento contrario al que pregonan. ¿Qué vendrá después? Un incierto derrotero que, seguramente, estará supeditado a movimientos extremos que sólo buscarán hacer realidad envejecidas doctrinas.
Hernán López
Plebiscito II
Parece ser que ni las diez plagas de Egipto serán capaces de aplazar la fecha del plebiscito. El presidente del consejo directivo del Servel fue enfático al señalar que este proceso irá con toda seguridad en octubre. Por su parte, el ministro Monckeberg ratifica tal postura y cierra la posibilidad para que la autoridad sanitaria suspenda el referéndum.
Ahora bien, en más de una ocasión se ha planteado la inquietud en relación con los casos que se encuentran en cuarentena. En el mismo sentido, ¿qué ocurrirá con los grupos de riesgo y con la participación en general?, pues muchos temen que los centros de votación sean focos de inminente contagio.
Pese a ser un compromiso público llevar a cabo el plebiscito, no puede ser posible que las decisiones políticas pesen más que las técnicas. Desde ya, se podría plantear la posibilidad que el resultado adolezca de cuestionamientos de legitimad por las condiciones en que se llevará a cabo este proceso. Como siempre, el "chilean way".
Agustín Soto Fundación para el Progreso
Caso Ámbar
En la interpretación, en el ámbito del derecho, existe una gran diferencia entre la teoría de la doctrina y la realidad de las normas y de su aplicación cotidiana. Por una parte, está la teoría que la explica como una operación perfectamente reglada y, por otra, está la realidad de los jueces, quienes, como todo ser humano, se ven influenciados en sus decisiones por las normas y también por sus sentimientos y percepciones acerca de lo justo y correcto.
La gran interrogante que muestra el caso de Ámbar y la libertad condicional otorgada a su supuesto homicida es: ¿cómo puede el juez cumplir con su tan relevante y compleja misión? Para ello, está más que claro que no se requiere sólo una actuación conforme a derecho -frase tan repetida en estos días-, sino que es condición también el criterio y adaptar las normas en su comprensión a las necesidades específicas de la situación que se debe resolver.
Al decidir la libertad condicional de Bustamante, todo indica que los jueces tenían a la vista todos los antecedentes y pronunciamientos de expertos que daban cuenta de su peligrosidad. Aun cuando se trate de un sistema perfectible, se tenían recursos útiles para decidir que no fueron utilizados: una falla humana que, en este caso, ha ocasionado un daño irreversible.
Ana María Salinas M. Psicóloga judicial y forense, docente Universidad del Desarrollo
Inmigrantes
En relación con el aumento explosivo de la inmigración de ciudadanos haitianos a nuestro país durante los dos últimos años del gobierno de la Presidenta Bachelet, es preciso señalar descarnadamente que ellos "no se vinieron a Chile, los trajeron".
Efectivamente, en un programa cuidadosamente diseñado y operado se les organizó para que salieran de Haití e ingresaran a Chile como turistas. En esta maniobra fraudulenta participó el gobierno haitiano (a lo menos por omisión), Naciones Unidas y el Gobierno de Chile.
La pregunta resulta acuciante: ¿que llevó a la expresidenta a participar en un programa que está al borde del delito de trata de personas? ¿Pudo ser su respuesta al alto cargo que le había otorgado Naciones Unidas y al siguiente con que le recompensaría? La pregunta queda formulada. Mientras, debemos acoger y apoyar a los ciudadanos haitianos que ya están en Chile y que no tienen culpa de haber sido utilizados y engañados.
Francisco Bartolucci Johnston Abogado y profesor de Derecho
Proyectos y legislación
La RAE define prudencia como "templanza, cautela, moderación" y en una segunda acepción como "sensatez, buen juicio". Además, explica sentido común como "capacidad de entender o juzgar de forma razonable". Esto, a raíz del desbocado proceso legislativo actual que olvida la prudencia y el sentido común. Y que, además, está siendo amenazado gangsterilmente por asociaciones capturadas por cúpulas violentistas
Se está legislando mal, traslapando proyectos de ideologías perniciosas en un intento de pasarlos a la rápida, frente a problemas serios que necesitan acuciosidad en la confección de iniciativas de ley y gradualidad en la ejecución e implementación de las mismas, como es la migración, que lleva siete años en el Congreso Nacional.
Jorge Porter Taschkewitz