Una bebida en manos de un escritor con mala letra
"¿Cómo Fernando Pessoa puede cambiar su vida?" (Ediciones Tácitas) muestra las mil caras del poeta portugués que cambiaba de nombre y de vida. Son textos sobre músculos, magia y bebidas cola extraídos de un archivo de treinta mil papeles.
Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro de Campos: así firmó sus escritos Fernando Pessoa (1888-1935), el célebre autor de "El libro del desasosiego", "El guardador de rebaños", "Un corazón de nadie". Si ya resulta llamativo un escritor que altera su nombre con seudónimo, qué decir de esta capacidad para inventar otros sólidos autores, que tienen su propio estilo cada uno. Una forma de desaparecer, y, en el caso del portugués, de vivir para siempre. Pero no sólo Caeiro, Reis y de Campos. Hay muchos más heterónimos. Y en el libro "¿Cómo Fernando Pessoa puede cambiar su vida?" podemos ver en cuántos niveles funcionaba la mente del escritor portugués.
"¿Cómo calcular la propia concepción?"; "¿Cómo desentrañar la Coca-Cola?"; "¿Cómo hacer tarjetas de visita?", son algunos de los títulos de los cuarenta y nueve capítulos de este sorprendente libro. Son documentos de Pessoa recopilados por los expertos en su obra, Carlos Pitella y Jerónimo Pizarro, desde el archivo de treinta mil escritos que dejó el escritor.
Cada entrada tiene un texto de los compiladores y está complementado por las imágenes del archivo de Pessoa, muchas publicadas por primera vez. A la vez, Pittella y Pizarro siguen la huella, buscando nueva información o un contexto que nos permita entender totalmente la reflexión que presenta Pessoa. El libro es casi como un collage. En algunos casos se deben completar ideas o simbolizar el espacio en blanco dejado por el portugués en los originales.
Todo entra
Adán Méndez, editor de Tácitas, poeta, y quien a su vez hizo la selección, traducción y prólogo del libro de Pessoa "Papeles personales" (UDP) unos años antes, precisa de qué se compone el mítico e interminable archivo del escritor: "Muchos de los papeles son líneas sueltas, servilletas, sobres, etc. No debe haber botado nunca nada, no todo es realmente interesante, pero en fin, con un autor así uno termina interesándose por todo. Creó un sistema, un mito, dentro del cual cualquier anotación se vuelve interesante. Al respecto, hay una anécdota divertida del archivo de Nietzsche, que tiene que ver con esto: entre sus papeles había una nota suelta, que decía 'He olvidado mi paraguas'. Los editores no sabían si incluirlo o no en las obras completas, se hacían un tremendo lío. Con Pessoa no hay dudas: todo entra".
A lo señalado, hay que agregar otra dificultad que Méndez describió hace un tiempo: la letra de Pessoa. "Su desciframiento es una de las muchas capacidades que deben adquirir sus editores. Sus mecanografiados no siempre son más claros: suelen estar llenos de rayados y variantes. Escribe, además, en tres idiomas, muchas veces mezclados. Hay que acostumbrarse -el ejemplo es real- a que convivan en una hoja suelta, un fragmento de ensayo sobre la Primera Guerra Mundial, una reflexión filosófica y varios poemas".
Méndez, el editor, recuerda que leyó a Pessoa en los años ochenta y que desde ese momento el portugués cambió su vida: "Mucho más que cualquier escritor que conociera bien por ese entonces. En Pessoa había mundos nuevos, mundos habitables además. Porque uno puede decir que en Neruda por ejemplo hay un mundo, pero no diría que es un mundo habitable realmente, no tiene una ecología interna. El de Pessoa es un mundo complejo, poco menos que la realidad misma, lleno de líneas de desarrollo. No cede nunca en simplificaciones".
Méndez puntualiza que "lo más dramático es que los primeros editores, no por mala intención por supuesto, desordenaron el orden que había hecho Pessoa en el archivo. Incluso se perdieron originales. Hubo una desgracia entremedio,
Por Cristóbal Gaete
"El de Pessoa es un mundo complejo, poco menos que la realidad misma, lleno de líneas de desarrollo. No cede nunca en simplificaciones".