MACROECONOMÍA DE LA PANDEMIA
ECONOMÍA. La oferta y demanda agregada han sido afectadas por las medidas sanitarias y la política fiscal y monetaria se enfrentan a este nuevo escenario.
En las últimas cinco décadas hemos enfrentado, a nivel mundial y país, distintas crisis económicas que generaron caídas de actividad y aumento de desempleo. Entre esas crisis se encuentran la crisis del petróleo de 1973, la crisis de la deuda de los años 80s, la crisis asiática de fines de los 90s y la crisis financiera internacional o, como es conocida, la Gran Recesión. En todas esas ocasiones, las causas de las crisis fueron económicas y se experimentaron caídas de 1% del PIB anual, en el año de la recesión, hasta 15%, mientras que el desempleo aumentó sobre el 10%, incluso empinándose a más de 20%, como en la crisis de 1982.
Causas de una recesión
En general, las recesiones pueden ser generadas por una caída en el nivel de gasto de los agentes económicos en el país -caída de la demanda agregada- o de la capacidad productiva del país -contracción de la oferta agregada- afectando, con distintas intensidades, a los distintos sectores económicos del país.
Sin embargo, en esta ocasión la situación económica que enfrentamos se produce a partir de las medidas sanitarias adoptadas para hacer frente a la pandemia del covid-19, no por una causa económica, como podría ser deterioro de los términos de intercambio o crisis en el sector financiero.
Las medidas de restricción a la movilidad de las personas y de operar de algunas actividades económicas corresponde a una contracción de la oferta agregada, es decir, la capacidad de producir bienes y servicios en el país disminuye. Frente a esta caída de la oferta de bienes y servicios en el país, se observaría una caída de la producción y un aumento del desempleo, como lo hemos estado experimentando en Chile y las distintas economías del mundo, pero con una demanda agregada estable, el nivel de precios tendería a aumentar, lo cual no se observa, más bien han caído las presiones inflacionarias.
Covid-19, demanda y oferta agregada
Para poder entender el comportamiento agregado de la economía ante la pandemia y las medidas sanitarias, los economistas Guerrieri, Lorenzoni, Straub y Werning plantean que este golpe que ha recibido la oferta agregada puede generar una contracción de la demanda agregada, incluso mayor que la caída de la oferta, lo que explica la menor presión inflacionaria.
Para simplificar la complejidad, asumiendo que hay dos sectores económicos, uno donde el contacto físico es intensivo (primer sector) y otro donde no lo es o es posible de funcionar con restricciones de movilidad de personas (segundo sector), al imponer una prohibición de operar o funcionar se hace inviable para el sector intensivo en contacto físico, cae la producción de este sector y, en consecuencia, la oferta agregada del país.
Si a lo anterior sumamos que los trabajadores gastan sus ingresos en bienes y servicios producidos en ambos sectores, al imponerse la prohibición de funcionar al primer sector, al de actividades económicas intensivos en contacto físico, los trabajadores de este sector ven disminuidos sus ingresos, lo que genera que disminuyan su demanda por bienes producidos por el otro sector económico. Además, como se cerró la actividad del primer sector, los trabajadores del segundo sector también disminuyen su gasto, todo lo anterior produce una caída de la demanda agregada.
Estos efectos se ven acelerados por el cierre de empresas y la destrucción de puestos de trabajo que se genera, a lo que se puede agregar la imposibilidad de acceder al sistema financiero por parte significativa de las familias y las empresas.
Pandemia y política macroeconómica
Frente a este escenario hemos visto a los gobiernos y bancos centrales aplicando políticas fiscales y monetarias expansivas, buscando amortiguar los efectos de la recesión y apuntando a generar condiciones que mejoren las posibilidades de una rápida recuperación post-pandemia.
Sin embargo, el efecto multiplicador de la política fiscal se ve limitada, pues hay sectores económicos que no pueden funcionar. En este contexto, lo más efectivo es transferir dinero a los trabajadores de esos sectores que han paralizado sus operaciones.
En el caso de la política monetaria, su foco debe estar en proveer liquidez al sector financiero que, efectivamente, se traduzca en acceso al crédito de los distintos sectores económicos que enfrentan dificultades de operar o caída en sus ventas, de esta forma se reduce la posibilidad que empresas quiebren. Lo anterior amortiguaría los efectos recesivos y dejaría a la economía en mejor pie para la recuperar la actividad económica post-pandemia.