¿Y ahora, qué?
Profesor de la Universidad Católica de Temuco "La clave en este escenario pandémico y en otrosad láterede este siglo XXI es la colaboración, no cualquiera, sino aquella leal, sin prebendas, sin componendas".
Ahora, hoy, mañana, el humanismo ha de ser el relato que impere. Yo lo creo, sí, lo creo. Los relatos destacados en el siglo pasado y aún hoy, emergieron, fulgieron, se sucedieron, fueron superados, y el último, el liberal, muestra evidentes signos de agotamiento, por decir lo menos.
Los otros relatos globales, de pleno, están agotados, están desacreditados, no hay duda.
¿Y ahora qué? ¿Qué relato superará al vigente? ¿Qué relato se ha de imponer?
Creo firmemente que ha de ser el relato humanista; aquel que ponga en el centro al hombre y a la mujer como verdaderos seres humanos que son. Un relato humanista que considere al hombre y a la mujer como persona, entes que genuinamente deben gozar de los mismos derechos. Un relato en que los seres humanos en su individualidad deben ser tratados de manera similar, al margen de cualquier diferencia como seres sociales.
Ahora, hoy, ¿qué podríamos hacer cada uno de nosotros? ¿Cómo podríamos contribuir a la construcción de este nuevo relato? Podríamos comenzar poniendo en práctica el famoso aforismo: "Conócete a ti mismo". ¿Qué conseguiríamos? ¿Cómo tributaríamos así a este nuevo relato? Aportando tal vez a identificarnos, a exteriorizar nuestra identidad, en la primera comunidad que conocemos, la familia, y luego, en la comunidad escolar, y así, concéntricamente, de menor a mayor.
El siguiente paso, y a la par, será conocer, re-conocer al otro, al tú, al prójimo, y ver en él y en ella a un ser humano único, particular y especial que, como tal, debe ser tratado y respetado.
Es necesario, es urgente, dar forma a un nuevo relato global, que anticipe, que prevea, que empareje la cancha, que no sea tan cuesta arriba y que si es cuesta abajo, que haya manos que detengan el descarrilamiento.
¿Han visto en estos meses que se reúna el G7, el G10, el G15, el G20 o el G77? Al menos, no sabemos de reuniones pomposas, de grandes misiones de avanzada tan características; tampoco sabemos de acuerdos rimbombantes, muchos de ellos sin efecto bueno, directo en las personas, en los más de siete mil millones de habitantes. Ahora, cada uno de los miembros de estas agrupaciones está complicado, e intenta resolver con sus medios, sus estrategias, la grave crisis que nos afecta y afectará.
La clave en este escenario pandémico y en otros ad látere, de este siglo XXI, es la colaboración, no cualquiera, sino aquella leal, sin prebendas, sin componendas. Las nuevas relaciones han de ser de mayor horizontalidad, de menor verticalidad o jerarquía, atenuada por una comunicación entre iguales, entre personas que se re-conocen.
Ya no más desarrollo de capital humano, sí más desarrollo humano.
¿Cómo? Implementando políticas públicas que incidan en mejores resultados en salud, educación, nutrición infantil y factores ambientales como el agua y el saneamiento, la contaminación y el cambio climático.
En suma, la pobreza no ha de ser la negación al desarrollo humano, sino una oportunidad.
¡No más pobreza!, ¡Sí, más humanidad!
Raúl Caamaño Matamala