Postergación de las elecciones regionales
La moción por volver a dilatar los comicios de gobernadores regionales no habla muy bien ni se condice con el supuesto afán descentralizador del poder central. Ya veremos qué ocurre. ¿Habla ello de renovación en la política y se cumple de esta manera con el espíritu de la ley de inhabilidad en reelección a cargos públicos? Sólo se escuchan grillos.
La propuesta del Gobierno al Congreso para posponer la elección de gobernadores regionales -ya postergadas una vez para abril de 2021- y que ésta se realice junto con la elección presidencial de noviembre del mismo año, amarrando a ella un paquete de levantamiento de las inhabilidades para postulación a ciertos cargos, llama la atención por el eventual "traje a la medida" que la clase política buscaría imponer para paliar la ausencia de candidatos de los partidos, el severo castigo que se les dio a los alcaldes y el considerable retraso en el traspaso de competencias reales para los futuros jefes de gobierno regionales.
Si bien es cierto que actualmente vivimos tiempos excepcionales por la crisis sanitaria de la pandemia del coronavirus y la casi segura reconfiguración del escenario que supondría la aprobación del proceso constituyente, la señal no es buena: ya el senador socialista José Miguel Insulza, los independientes Carlos Bianchi y Pedro Araya, y el RN Rafael Prohens se abrieron a la posibilidad de postergar nuevamente los comicios, en tanto el radical Alejandro Guillier y los también RN Francisco Chahuán, Marcela Sabat, Manuel José Ossandón, Juan Castro y Carmen Gloria Aravena la rechazaron de plano. En boca de dos de ellos, esto representaría "jugar con las regiones" y "mostraría más un cálculo político que la voluntad real de descentralización".
Respecto de las inhabilidades: un posible acuerdo permitirá la postulación de alcaldes, ministros y subsecretarios a las parlamentarias (renunciando el 11 de marzo a sus cargos); en las municipales, diputados, senadores, alcaldes, concejales y cores. En la misma línea, al cargo de gobernadores regionales podrían postular diputados, senadores, alcaldes, concejales, cores, ministros, subsecretarios e intendentes.
Hagamos ficción: dicho eso, podría darse el caso de que Virginia Reginato vaya como parlamentaria o gobernadora regional, que el intendente Jorge Martínez postule también a este último cargo, o que los diputados Rodrigo González y Osvaldo Urrutia cumplan su sueño de pelearse la alcaldía de Viña. ¿Habla ello de renovación en la política y se cumple de esta manera con el espíritu de la ley de inhabilidad en reelección a cargos públicos? Sólo se escuchan grillos.
Todo ello deberá verse en los próximos días, aun cuando por estos pagos aún resentimos la estricta obediencia de nuestro Gobierno Regional a todas y cada una de las decisiones -aun equivocadas- del poder central. Nadie exige rebeldía. No se trata de eso. Pero sí que se tenga la capacidad de disentir, como lo hizo el intendente de Concepción o la seremi de Salud de Arica respecto del poco meditado Plan "Fondéate en tu casa" dictado para estas Fiestas Patrias.
¿Habrá luz al final de camino? ¿Se prestarán los parlamentarios regionales para un nuevo acuerdo de "cocina"?