Carlos Valencia

Más allá de la polémica y los recursos anunciados contra el saneamiento ambiental de las 16 hectáreas de terreno que posee la firma Copec en el sector de Las Salinas, Viña del Mar, surge la pregunta respecto del destino urbano del predio.

Capaz como pocos de concitar acaloradas discusiones, el sitio se encuentra totalmente eriazo y su ubicación justo frente al mar, muy cerca del polo comercial de 15 Norte y de acceso inmediato a la avenida Jorge Montt, concita el apetito inmobiliario de grandes firmas, tanto en Santiago como en la Región.

Ejemplo de ello es la oferta de compra hecha por el empresario Abraham Senerman en 2008, que alcanzó los 70 millones de dólares por las 16 hectáreas. El paño viñamarino también reunió el interés de la familia Solari -dueña del holding Falabella-, a través del grupo Bethia.

Sin embargo, esas opciones fueron desechadas por Copec, que decidió crear su propia inmobiliaria -Las Salinas- para llevar adelante una idea de nueva urbanización que consideran distinta.

Desde EE.UU.

Máster en Diseño Sustentable de la British Columbia University y gerente de Desarrollo de la firma ligada a la familia Angelini, el arquitecto Esteban Undurraga explica que la opción es aportarle valor urbanístico al terreno en Las Salinas.

"El propósito es contribuir a Viña del Mar con el desarrollo de una nueva centralidad, un barrio abierto, sustentable, que sea factor de integración para Viña del Mar mediante un concepto global de espacio público de alta calidad para todos. Ese es el sentido que tiene este proceso que lleva ya 20 años", explica.

Precisa que para cumplir dicho objetivo encargaron a una oficina de planificación urbana de Estados Unidos la elaboración de un master plan para Las Salinas, esto es, una visión de ciudad que reúna los conceptos centrales y las guías para el futuro desarrollo de proyectos, con el objetivo de que allí se implemente un barrio capaz de sustentar diversas actividades.

"Las ideas contenidas en el master plan están plenamente vigentes: un barrio 100% abierto, el 40% del terreno para el desarrollo de un sistema de espacios públicos, parques, integración social, integración territorial entre el borde costero y las zonas altas, mix de usos. Son ideas fundantes para una nueva centralidad para Viña del Mar", precisa Undurraga.

Admite que, una vez zanjado el proceso se saneamiento, el objetivo es que se comiencen a materializar proyectos específicos, con la incorporación de nuevos actores y con más diálogo.

De acuerdo a los lineamientos de la firma, la idea es que Las Salinas sea un barrio de primera vivienda, con una amplia oferta en un mismo sector: comercio, servicios públicos, restaurantes, oficinas, hoteles y parques. Estos espacios también contemplarían un centro comunitario, varios miradores, un ascensor capaz de conectar directamente el sector alto (Alessandri y Santa Inés) con el borde costero, un sistema de ciclovías, junto a la habilitación de 19 Norte como vía central para la conexión cerro-mar del barrio.

En octubre de 2018 la empresa presentó una actualización a dicho master plan. En dicha ocasión, Esteban Undurraga destacó que "este es un proyecto a largo plazo, que tiene entre 10 y 15 años en su desarrollo, por lo que sabemos que es un proyecto que tiene que estar abierto a un proceso constante de evolución y abierto a la opinión de las comunidades".

Entre dichas mejoras destaca la habilitación de 3 miradores desde Santa Inés y la incorporación de un gran parque abierto, que surgirá de la recuperación de la ladera.

Contrapropuesta

Para Osvaldo Bizama, director de la Escuela de Arquitectura Universidad de Valparaíso, Magíster en Ciudad y Territorio, sería un error concebir el diseño del nuevo barrio de forma cerrada, es decir, "encapsularlo" de su entorno.

"Si bien se trata de un proyecto de inversión privada, es importante que por su envergadura y ubicación estratégica sea capaz de construir ciudad de forma planificada y sostenible en el tiempo, que considere equipamientos, espacios públicos, servicios y áreas residenciales, para incorporarlos al crecimiento armónico de la ciudad. Es decir, que dialoguen con lo que consideramos es el gran parque lineal de Viña del Mar, su borde costero, el gran paseo, un sector tremendamente significativo que puede transformarse en un motor de desarrollo, siempre que se haga de forma integrada y respetuosa con el medio ambiente", sostiene.

Las iniciativas vinculadas a las Salinas, explica, tampoco deberían generar aislamiento o segregación. "Estar frente al borde costero abre una posibilidad muy importante de incorporar equipamientos y servicios que potencien la vida pública en este tramo, un boulevard orientado al ciudadano, al paseo y que coexista con áreas residenciales", precisa Bizama.

Torres a la altura

Uno de los temores más relevantes de los vecinos es la proliferación de edificios en un sector de alto interés. Las dudas surgen de la explosión inmobiliaria en altura que vivió el polo 15 Norte en los últimos 20 años.

Aunque el master plan elaborado por la inmobiliaria sí considera el emplazamiento de edificios, para el profesor Bizama es un aspecto que "se debe abordar con mucho cuidado, la altura del cerro algo nos dice, porque es una dimensión que el mismo paisaje propone para estas construcciones".

La altura, explica el urbanista, no puede ser entendida fuera de un marco de planificación y las construcciones en una altura media deben "dialogar" en función de su relación con la escala humana. "Lograr ese equilibrio es clave", admite el profesor de la UV.

La altura trae consigo la densidad, agrega Bizama, un aspecto que se vincula directamente con otro temor de los vecinos: el impacto vial que va a tener este sector, que ya se ve colapsado en verano debido a la alta afluencia de turistas.

"Debe ser muy equilibrado y resuelto de forma continua con el crecimiento natural de Viña del Mar. Un buen ejemplo es la Avenida San Martín, donde si bien, existen proyectos de distinta naturaleza y distintas alturas, logran conformar una continuidad y una unidad que le da un perfil de ciudad muy característico, con servicios y equipamientos que lo hacen un área muy viva y atractiva para la ciudad", ejemplifica.

Osvaldo Bizama segura que "está en juego aquí la consolidación del borde costero de Viña del Mar como pieza urbana. La relación playa, paseo y lo que resulte de este proyecto será lo que defina el perfil del borde costero de Viña del Mar en ese tramo". El desafío está en materializarlo con respeto a la vocación pública que el frente costero posee y en equilibrio con el medio ambiente, concluye el académico.

Ediles: debe haber diálogo y monitoreo

Para la concejala Marcela Varas (PPD), el proceso virtuoso para definir el futuro de Las Salinas debe contemplar un "diálogo trasparente entre el privado y el agente público. El desarrollo urbano de una ciudad como Viña del Mar, en especial en este sector tan valioso, tiene que buscar el acuerdo". Precisa que "soy de las que pienso que tenemos que incentivar la inversión privada en nuestra ciudad, pero ella debe ser respetuosa del bienestar de los habitantes. El problema es que Viña hace rato que carece de un proyecto de futuro y la Municipalidad es una institución en permanente crisis".

En tanto, para el edil Jaime Varas (UDI) la idea del nuevo barrio Las Salinas debe aprovecharse de la mejor manera para el futuro de la ciudad: "Permitirá dar continuidad a Nueva Libertad, generar un equipamiento complementario a nuestro Parque del Borde Costero y lo más importante saldar una larga deuda con Santa Inés y en especial con el Barrio de Avenida Alessandri".

"Es preferible hacer que los privados inviertan en barrios sustentables", dice Varas, quien acota que les corresponde a las entidades públicas que desde su ámbito de competencia sigan atentas este proyecto".