"Derrotados somos todos, no una persona o un gobierno, todos tenemos responsabilidad"
Hace 35 años que el doctor Oneglio Pedemonte trabaja en el Hospital Gustavo Fricke, de Viña del Mar, lugar desde el cual ha visto y atendido a pacientes cardiológicos por décadas, pero en estos últimos seis meses, debido a la pandemia, también a covid positivos al borde de la muerte.
Por lo mismo, es crítico de cómo se han hecho las cosas y quiso plasmarlo en un libro llamado "Derrotados por un virus" (2020), en el que narra cómo ve el manejo de la pandemia y sus consecuencias tanto en la región, como en el país e incluso en otras partes del mundo.
Además de detallar algunas conversaciones, reuniones y mensajes que sostuvo con autoridades a cargo, el presidente de la Fundación Kaplan cuenta en él su visión de la lucha contra el coronavirus a través de varias entrevistas con doctores de otras partes del mundo, además de su propia experiencia trabajando en la UCI cardiovascular, donde es el doctor jefe en una de las áreas más complejas del hospital en zona de cuarentena.
El cardiólogo español Aitor Uribarri, quien terminó contagiándose del virus, cuenta en el libro que, siendo parte de unos de los sistemas de salud mejor catalogados del mundo, él y sus colegas tuvieron que compartir las mascarillas en el hospital porque no había más. "Muchos de los muertos -pues hay cifras que así lo dicen- no son sólo las 30.000 personas por covid, sino que también hay un número importante de pacientes que también ha fallecido a causa de otras patologías urgentes que no han querido ir al hospital por miedo a infectarse", dice.
El ejemplar, que está a la venta desde hoy al mediodía en la Fundación Kaplan, ubicada en calle Limache 1558, Viña del Mar, y para reserva y envío a domicilio en contacto@fundacionkaplan.cl, relata además episodios como el que el doctor vivió con el hoy exsecretario de Estado Jaime Mañalich, en una reunión con un comité para abordar la baja donación de órganos, de la que fue parte, y sobre la cual desclasifica que él fue "agresivo" con una doctora.
"Parecía tremendamente empoderado desde el punto de vista político administrativo, pero incapaz de reconocer errores y enmendar el rumbo. Lo demostró aquella vez con la donación de órganos y lo confirmó después durante la gestión de la pandemia".
- ¿Cuándo y por qué decide hacer el libro?
- Lo iniciamos hace un par de meses, a raíz de tres artículos que escribí en "El Ciudadano" sobre la gestión de la pandemia y las necesidades de conocer manejos distintos respecto a ésta en otros lugares que me ha tocado visitar y vivir, con colegas que viven en otros países que me dieron indicaciones y consejos de cómo hacerlo. Con eso, más la experiencia mía en el hospital recogimos las ideas del libro. Me demoré más o menos cinco semanas en escribirlo, pero significó un trabajo intensísimo desde marzo, porque yo sigo trabajando en el hospital, voy todos los días, pero resultó.
- ¿Por qué se llama "Derrotados por un virus"?
- En verdad derrotados somos todos, no solamente una persona en particular o un gobierno en particular, sino que todos tenemos una parte de responsabilidad. Hemos sufrido los efectos de la pandemia, no solamente en el aspecto sanitario sino también en el aspecto económico. El libro empieza hablando de los orígenes de la pandemia, todo el mundo sabe dónde se originó, y cómo se ha ido expandiendo a través del mundo, y cómo fue llegando a nuestro continente y a nuestro país. Hacemos un análisis de cuáles fueron las medidas acertadas y no tan acertadas. Por supuesto que es un libro crítico de la gestión en nuestro país, porque los números que nosotros tenemos son tremendamente elevados respecto a tasa de contagio y de mortalidad. Como trabajo en un hospital público, donde todos los días de estos seis meses he estado trabajando en el área cardiovascular, pero también hemos tenido que hacernos cargo de pacientes covid, y he tenido contacto con la sociedad en general, más mi experiencia en el pasado, he estado en contacto con la población de Viña del Mar y de varias regiones del país. De toda la experiencia acumulada salieron ideas para analizar, criticar y proponer sobre la gestión sanitaria.
- La semana pasada el ministro Enrique Paris hizo una crítica fuerte a la región. Se acaba de anunciar también un plan regional para mejorar las cosas. ¿Cómo se ha hecho acá?
- Eso está en el libro. Pero, en general, diría que las cifras duras no nos acompañan en Chile en general. Tenemos una pandemia que ha durado más de lo que quisiéramos que durara, tenemos una tasa de mortalidad que no es baja, sumando los casos diagnosticados con PCR positiva más los sospechosos, estamos entre los tres países que tienen más mortalidad en el mundo. Si bien es cierto no ha habido un colapso hospitalario como hubo en ciudades como Bérgamo (Italia) y Guayaquil (Ecuador), sí hemos sufrido las consecuencias de la presión asistencial, de dejar de hacer otras cosas, de dejar de operar, por ejemplo, pacientes con patologías crónicas, que la misma gente no consulte en nuestros hospitales y vamos a tener que hacernos cargo de una carga asistencial, y a lo mejor, habrá que analizarlo en las cifras, de una mortalidad no asociada a covid que puede estar aumentando.
"Problema estructural"
- Usted trabaja en Viña del Mar. ¿Qué cree que pasó en esta comuna o en Valparaíso que tienen tantos contagios?
- No es un fenómeno único de acá. También las cuarentenas no han tenido un efecto deseado en muchos países y la razón usted la ha explicado: muchas veces porque no hay una adherencia a las cuarentenas y porque también hay problemas inherentes a la población nuestra que, a veces, viven en lugares que es muy difícil acceder, especialmente con la atención primaria que no ha tenido un rol muy importante en el manejo de esta pandemia. Por supuesto que eso ha mantenido la circulación viral y sigue atacando a nuestra población, quizás con efectos menos agresivos que al comienzo, porque debo decir que hoy, para tranquilidad de la gente, uno no ve esa presión asistencial en las UCI de los hospitales de la región, como la que hubo en junio, cuando fue el peak, pero esto debió haberse atacado ante que llegara a los hospitales. En el libro destacamos la poca participación de la atención primaria en esto, y quizás simplemente es parte de un problema estructural del país en que tenemos desvinculada la atención primaria de la terciaria y eso puede que nos esté jugando en contra, especialmente para el diagnóstico y tratamiento precoz y, sin duda, para la trazabilidad. Es curioso que a algunos países con menores recursos, de África o algunos latinoamericanos, les fue mejor que a nosotros, y eso requiere un análisis más profundo.
- ¿Cree que en un comienzo el foco debió ser la trazabilidad más que los ventiladores?
- Lo de los ventiladores mecánicos era una preocupación, yo soy jefe de una UCI cardiovascular y utilizamos estos aparatos, pero pienso que se centralizó mucho en eso, que a nadie le faltara un ventilador, cosa que yo creo se logró, pero no en un 100%, honestamente, y no se puso atención en los aspectos de protección. La trazabilidad es un tema difícil y especialmente cuando empezamos tarde. Los primeros días era muy fácil, cuando ocurrió el primer evento en San Javier, rápidamente se supo los contactos del primer caso en Chile, pero cuando después la pandemia pasó desde los estratos socioeconómicos más elevados a los más bajos, como también ocurrió en Viña del Mar, la trazabilidad casi se hizo imposible. Sé que hay una discusión a nivel nacional sobre cuál es la que tenemos, si estamos en un 30% o un 70%, pero yo me inclino a que una verdadera trazabilidad nosotros la vivimos, y cuando un virus es comunitario es muy difícil saberlo, porque usted se puede contagiar en la calle con alguien que nunca más va a ver. Tanto los que dicen que tenemos un 30% o el Ministerio que dice que tenemos un 70%, ambos tienen algo de razón, pero en realidad uno puede concluir que la trazabilidad, va a ser muy difícil llevarla a cabo de forma adecuada.
"Hacemos un análisis de cuáles fueron las medidas acertadas y no tan acertadas. Por supuesto que es un libro crítico de la gestión en nuestro país, porque los números que tenemos son tremendamente elevados respecto a tasa de contagio y de mortalidad".
"Lo de los ventiladores mecánicos era una preocupación, yo soy jefe de una UCI cardiovascular y utilizamos estos aparatos, se centralizó mucho en eso, que a nadie le faltara un ventilador, cosa que yo creo se logró, pero no en un 100%, honestamente". "
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