"Estimamos que en 2022 se
El economista analiza el impacto de la pandemia en la actividad del país, las proyecciones,
Tan profunda como la crisis sanitaria por la pandemia ha sido en Chile y en el mundo la crisis económica por las medidas de confinamiento para controlar sus efectos. En nuestro país un número significativo de personas y empresas han visto afectadas sus fuentes de ingresos, al punto de ser necesarios una serie de medidas y programas de ayuda directa.
Sin embargo, este año podría haber una caída menos aguda que la pronosticada en la actividad económica, bajo el impulso, en parte, del progresivo desconfinamiento. El Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de julio fue menos malo que el del mes anterior y el más reciente Informe de Política Monetaria (IPoM), aquel en que el Banco Central analiza los principales determinantes del crecimiento del país, presentó un panorama levemente alentador al corregir sus estimaciones del mes de junio, por ejemplo, sobre la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) y sobre las perspectivas de inversión: así, proyecta un rango de expansión del PIB para 2020 entre -4,5 y -5,5%, frente al anterior rango entre -5,5% y -7,5% y las perspectivas para la inversión de 2020 a -10,5% en vez del -15,9%.
El ingeniero comercial y economista Mario Marcel, presidente del Banco Central desde 2016, conversa sobre estas proyecciones, el impacto del coronavirus, sobre por qué no ha habido quiebras masivas y la mantención del flujo de crédito hacia las empresas, sobre el retiro de fondos desde las AFP y el proceso constituyente.
-Diversos índices y estimaciones recientes (Imacec e IPoM) no son tan negativos como se esperaba, pero no son buenos. ¿Es crítica la situación del país?, ¿cuál es la dimensión del retroceso económico?
-El país y el mundo están atravesando una recesión importante, la más significativa en varias décadas. Las cifras que el Banco reportó y sus proyecciones para este año muestran un panorama menos negativo de lo previsto en el Informe de junio, pero sigue siendo una caída importante del PIB, entre 4,5 y 5,5% para este año. Cuando miramos los datos, sin embargo, tenemos que entender que estamos enfrentando un fenómeno inusual, muy distinto a los ciclos económicos tradicionales. Las caídas de Imacec en marzo, abril y mayo no fueron producto de una crisis que se hubiera ido incubando, sino de una repentina detención de muchas actividades por efecto de las cuarentenas y otras medidas de distanciamiento social. Entonces la situación es grave, por la magnitud de la contracción y la pérdida de empleos, pero reversible, siempre que las empresas puedan sobrevivir hasta que la flexibilización de las restricciones les permita volver a funcionar. Algo de esto ya ha empezado a ocurrir a partir de julio y se acentuará en agosto, con la recuperación del consumo, pero el camino de vuelta va a ser largo, con riesgos y desafíos, y con un punto de llegada que puede ser distinto a la situación previa a la pandemia o a la crisis social.
-¿La palabra "recuperación" entonces es sinónimo de "desconfinamiento" o hay otros factores a considerar?
-El desconfinamiento es necesario, pero no suficiente para una plena recuperación. Es también clave que las empresas estén en condiciones de volver a operar, recontratar trabajadores y adecuarse a las nuevas condiciones que impondrá el distanciamiento social, al menos hasta que se encuentre una vacuna. Aquí hay mucho trabajo para las políticas públicas, pero en un proceso de recuperación, esas políticas no son las mismas que se necesitan para contener la caída generalizada de ventas de las empresas e ingresos de los trabajadores del comienzo de la crisis. Además, para que el desconfinamiento sea sostenible, también va a ser fundamental que todos respetemos las recomendaciones de las autoridades sanitarias, porque una vuelta a la situación de tres meses atrás sería tremendamente compleja.