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-¿Se podrá en algún momento volver a los niveles de actividad anteriores a la pandemia y, de ser así, cuánto tiempo podría tomar?
-En nuestra proyección, estimamos que en 2022 se recuperarían los niveles de actividad de un año atrás, mientras que el empleo y el ingreso per cápita podrían tomar más tiempo. Sólo a partir de ahí se puede decir que volveremos a crecer, pero aún quedará una brecha muy grande, de cerca de 10% del PIB, respecto de donde habríamos llegado sin estos eventos.
-¿Cuánto se ha afectado el mercado laboral y cuándo espera una reactivación del empleo?
-El mercado laboral ha sufrido un marcado deterioro producto de la abrupta interrupción de actividades económicas en el curso de la pandemia. Este deterioro se manifiesta en distintas dimensiones, dependiendo del segmento del mercado laboral de que se trate. Algunos trabajadores han perdido su empleo, otros no pueden salir a desempeñar actividades independientes y un tercer grupo ha visto mermados sus ingresos. Esta realidad diversa debe reconocerse como tal, especialmente de cara a la recuperación de la economía y las políticas que busquen apoyar a estos trabajadores.
-¿Son sorpresivas las cifras sobre el trabajo informal?
-La proporción de trabajo informal es más o menos la que conocemos desde hace muchos años, entre 25 y 30% de la fuerza de trabajo. Sin embargo, este sector, que siempre ha actuado como amortiguador de las crisis, incorporando trabajadores que pedían sus empleos formales, esta vez se ha visto igualmente afectado, amplificando el shock sobre el mercado del trabajo, dado que los trabajadores informales se han visto impedidos por las cuarentenas de salir a desempeñar sus labores habituales. Estos casos explican, probablemente, la mayor parte del crecimiento de la inactividad (personas que no están trabajando ni buscando activamente empleo).
-¿Si repunta el empleo, mejora el consumo?
-El consumo no depende sólo de los ingresos del trabajo, sino de cómo estos se vean suplementados por las ayudas del gobierno, las postergaciones de pagos y el uso de ahorros, incluido el de los fondos previsionales retirados. Dado que este tipo de complementos se han concentrado en el tercer trimestre, vamos a ver un incremento del consumo, que ya se está manifestando en las estadísticas.
-¿Cuáles son las industrias más afectadas por la pandemia y cuáles han podido mantenerse o incluso crecer?
-Restaurantes, hoteles, turismo y los servicios personales han mostrado caídas significativas, lo mismo el transporte por la menor movilidad de las personas. La construcción ha estado muy afectada por las cuarentenas. No obstante, hay empresas en estos sectores que ya han tenido alguna reactivación por estarse adaptando a las nuevas circunstancias, recurriendo a los canales de venta online, el delivery o un uso más extendido del teletrabajo o trabajo a distancia. En cualquier caso, puede decirse que ningún sector ha estado exento de impactos negativos, porque que las cuarentenas los afectan a todos, porque las empresas están vinculadas entre ellas por relaciones con proveedores, distribuidores, y porque todos los sectores se ven afectados por la caída de la demanda final o por la incertidumbre.
-¿Qué sectores podrían reactivarse primero, cuál es el rol del cobre y cuál podría ser el de industrias como el litio o las energías renovables?
-Respecto del rol futuro de uno u otro sector, es importante tener presente que la pandemia está provocando que la operación de muchos sectores deba readecuarse a una nueva realidad condicionada por temas sanitarios. La minería ha tenido una dinámica distinta, manteniendo sus niveles de actividad hasta julio, pero sabemos que la minería del cobre ha estado anticipando menores niveles de producción para la segunda mitad del año. Aun así, hay empresas que ya están anticipando una reactivación de proyectos de inversión suspendidos por la pandemia, y se han comenzado a mover proyectos en áreas de mayor innovación, especialmente en energías renovables. Pero vamos a necesitar mucha más innovación, desarrollo tecnológico y logístico para compensar el efecto sobre la productividad de los gastos adicionales que tendrán que hacer las empresas en materia de seguridad y prevención, entre otros.
-¿Cuán importante es el riesgo de quiebras empresariales masivas de ahora en adelante?, ¿de qué depende?
-En marzo, en los inicios de la pandemia en nuestro país, el Banco identificó la necesidad de generar condiciones para que empresas que eran solventes no quebraran debido al efecto que el cierre abrupto de las actividades provocaría en sus flujos de caja. Para esto, el Banco puso en marcha mecanismos especiales de apoyo al crédito, en particular la Facilidad de Financiamiento Condicional al Incremento de las Colocaciones (FCIC). Esta iniciativa ya suma dos etapas, aportando recursos por 40 mil millones de dólares, que equivalen a cerca de 15% del PIB. Esto se ha complementado con las líneas Covid-19 y el uso de garantías Fogape, contribuyendo a que el crédito comercial esté creciendo a tasas del orden de 10% real anual. Esto es una diferencia significativa respecto de lo que habitualmente sucede en una recesión, donde el crédito en vez de expandirse, se contrae. Los datos de que disponemos muestran que este incremento del crédito ha llegado a las empresas que se han visto más afectadas por la pandemia, lo que les ha permitido mantener sus operaciones y adecuarse a las nuevas condiciones. En adelante, es fundamental que este flujo de crédito se mantenga, para que las empresas puedan completar esta transición.
AUTONOMÍA Y TASA
-En el Informe se moderan las cifras de la caída de la inversión. ¿Se considera fundamentalmente inversión pública o hay otras?
-El escenario de proyección considera que la inversión crecerá 8% el 2021 y casi 5% el 2022. En esta proyección se considera que los grandes proyectos mineros retomarán su normal desarrollo y que las actividades de la construcción podrán recuperarse al retirarse o adecuarse las medidas de distanciamiento social que la han afectado en los últimos meses. La inversión pública en infraestructura será muy importante en esta etapa dado que, ya sea por las secuelas propias de una recesión o por la persistencia de factores de incertidumbre, es improbable que otros componentes de la inversión privada se reactiven muy rápidamente.
-En cuanto a la inflación se prevé un alza. ¿Es parte de las malas noticias o de las buenas?
-El Banco maneja su política monetaria de forma tal que en un plazo de dos años la inflación se ubique en 3% anual. En los últimos meses, se ha situado en niveles del orden de 2,5% anual, por lo que el hecho que proyectemos su convergencia hacia 3% revela que la política monetaria será expansiva, contribuyendo a la recuperación de la actividad y el empleo.
-¿Cuál es su perspectiva regional sobre esta crisis? ¿Se deben priorizar subsidios y ayudas para las zonas más afectadas del país o es suficiente con lo que se está haciendo por el Estado?
-Los efectos económicos de la pandemia han alcanzado a todo el país, ya sea por las medidas sanitarias, las restricciones de funcionamiento en ciertas actividades y las interrelaciones entre las empresas, que no necesariamente dependen de su ubicación geográfica, por lo que ninguna región debería quedar al margen del esfuerzo reactivador.
(...)No obstante, las regiones tienen distintas vocaciones productivas y el contagio por covid-19 también ha tenido una dinámica diferente, lo que lleva a distintas medidas de distanciamiento. Por estas razones, es importante monitorear la crisis con una perspectiva territorial, lo que nosotros recogemos con el Informe de Percepciones de Negocios, que entrevista a empresarios y ejecutivos a lo largo del país y luego reporta los resultados ligándolos a los contextos regionales específicos en que surgen. Esto debería ayudar también a pensar las políticas de reactivación incorporando la dimensión regional, pero eso ya cae dentro de la competencia del gobierno.
(...)Lo que sí, todos los que estamos basados en Santiago -lo que ciertamente incluye al Banco Central- deberíamos siempre recordar que lo que ocurre en la Región Metropolitana no siempre representa lo que ocurre en el resto del país.
-¿Cuál es su balance del retiro del 10% de los fondos de pensiones para la economía y cómo esto puede tener efectos para la demanda como para las pensiones futuras?
-Como señalé hace algún tiempo, los fondos de pensiones no están guardados en una bóveda, sino invertidos en activos dentro y fuera de Chile. Por eso el retiro de fondos significaba que las AFP tendrían que vender muchos de esos activos para poder responder a las solicitudes de los afiliados. Las medidas implementadas por el Banco Central, junto con las adecuaciones regulatorias y la propia gestión de cartera de las AFP, permitieron que la liquidación de una magnitud relevante de activos no provocara distorsiones en los mercados.
Respecto al uso de los fondos retirados, nuestra estimación es que la mitad (algo más de 15 mil millones de dólares a fines de agosto) se destinará a consumo, mayormente concentrado en este año. Con ello, el retiro de ahorros previsionales incrementará el consumo privado e implica un impacto positivo de 1,2 puntos porcentuales en la actividad de 2020. En todo caso, considerando una mayor concentración del consumo en bienes e importaciones, dadas las limitaciones a la actividad de servicios, el impacto sobre el empleo no es tan significativo.
(...)Dicho esto, no debe perderse de vista, tal como se reconoció en la tramitación parlamentaria, que esta es una medida que implica usar ahorros que estaban destinados a financiar futuras pensiones, de modo que un balance completo de esta medida debería también considerar el impacto de la reducción de ahorro en la economía y sus efectos previsionales. Sin embargo, este último es un tema que está fuera de los mandatos del Banco Central, por lo que no seremos nosotros quienes hagamos esta evaluación.
-Ha señalado que es importante evitar una eventual inestabilidad financiera y pérdida de liquidez por el deterioro de la cartera de créditos de los bancos. ¿Cómo se puede incentivar a que esto no ocurra?
-La morosidad se ha mantenido estable. Lo anterior obedece mayormente a las diversas medidas de apoyo implementadas, como por ejemplo la Ley de Protección del Empleo, los créditos Fogape-Covid, la reprogramación de créditos y las facilidades del Banco Central, que han mitigado el riesgo de crédito de empresas y personas. Junto con esto, es importante que otras medidas que se discuten en el Congreso, como la reprogramación generalizada de créditos, se evalúen considerando el impacto que tendrían sobre la liquidez, provisiones y uso del capital de los bancos, de modo que no nos encontremos luego con que éstos se topen con límites regulatorios y no puedan seguir prestando.
-¿Debe entenderse en este sentido que el Banco Central haya mantenido la tasa referencial de interés y cómo proyecta la política monetaria?
-El Consejo se ha comprometido a mantener un elevado impulso monetario mientras la economía así lo requiera. Hemos reducido la TPM (Tasa de Política Monetaria) a su mínimo técnico de 0,5% desde marzo pasado, nivel en el que se mantendrá en gran parte de los próximos dos años hasta bien entrado 2022. También hemos adoptado medidas no convencionales de apoyo al crédito y la liquidez. Particularmente importantes son las dos etapas de la FCIC. La primera, que aseguró un financiamiento a tasas equivalente al mínimo de la TPM por 4 años, ya fue copada por el sistema financiero. Esto, más las garantías estatales, han permitido un aumento del crédito, inusual ante la caída que hemos observado de la actividad. Tercero, el Banco estableció un programa de compra de activos que ha mejorado las condiciones de financiamiento en el mercado de bonos bancarios y corporativos.
-¿Es importante la incidencia económica del proceso constituyente?, ¿cómo afecta el plebiscito las expectativas económicas de los actores del mercado?
-El plebiscito de octubre y el itinerario que eventualmente se defina partir de su resultado están determinados por un proceso institucional respaldado por un acuerdo político amplio. Los riesgos para la confianza y las expectativas no están en que se cumpla ese itinerario, sino que se pudiera ver amenazado en su diseño y contenido.
-La autonomía del Banco Central es un asunto que podrá discutirse en el proceso constitucional. ¿Hay alguna consideración técnica a favor o en contra de mantener esa autonomía o sólo queda entregada a la decisión política?
-La autonomía de un órgano del Estado sólo puede ser compatible con la plena vigencia de la institucionalidad democrática en la medida que se le entreguen mandatos precisos y limitados, que no incidan sobre temas que son de decisión política, y que este rinda cuenta por el cumplimiento de estos mandatos ante las autoridades representativas de la voluntad popular. De esta manera existe un límite a los mandatos que se le deben entregar a un banco central autónomo. En el caso del Banco Central, tenemos antecedentes que hablan por sí solos de los efectos que ha tenido para el país la consagración de su autonomía en la Constitución y la ley. Dos ejemplos son relevantes en este sentido: observar la evolución de la inflación en el país antes y después de la autonomía; lo mismo respecto de las crisis financieras y cómo se han enfrentado. A esto se puede sumar, además, la experiencia de otros países.
-¿Qué es peor: el virus o los efectos de la cuarentena?
-Las medidas sanitarias que se han impuesto desde marzo a la fecha han buscado un bien superior que es proteger la vida de las personas. En ese sentido, más allá de que los efectos económicos de estas medidas sean muy significativos, estos no pueden superponerse a la protección de la población. 2
"Los riesgos para
la confianza y las expectativas no están en que se cumpla ese itinerario (a partir del plebiscito de octubre), sino que se pudiera ver amenazado en su diseño y contenido".
"El camino de vuelta va a ser largo y con un punto de llegada que puede ser distinto a la situación previa a la pandemia o a la crisis social".
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