A la espera del desconfinamiento
Tras el anuncio del ministro Paris de un posible anuncio para hoy, bien cabe preguntarse si estamos o no preparados para ello. Esa pregunta no sólo debe contestarla la ciudadanía, sino también las municipalidades y el Gobierno Regional, el cual ya debiese estar difundiendo los protocolos de convivencia ciudadana.
Después de más de cien días de cuarentena en las comunas de Viña del Mar y Valparaíso, el ministro de Salud, Enrique Paris, adelantó en exclusiva a El Mercurio de Valparaíso que hoy, miércoles 23, podría existir un anuncio del Gobierno respecto del paso a fase 2 de Transición para ambas ciudades.
Independientemente de si la decisión final que se resuelva esta mañana sea la sugerida por Paris, lo cierto es que el esfuerzo hecho por el grueso de la población ha sido sustantivo, pese a la irresponsable invasión de santiaguinos durante los fines de semana largos y Fiestas Patrias, y a los inconscientes de siempre que han seguido con sus actividades habituales sin importar la emergencia sanitaria. De esta manera, explica el secretario de Estado, ambas ciudades han bajado considerablemente sus contagios activos, con una notoria superioridad de la Ciudad Jardín en este punto.
Otra discusión es la del número de test PCR, que como bien dice Paris: si se hacen muchos, se confirman muchos casos; y si se hacen pocos, bajan los mismos. Sólo es cosa de remitirse a nuestros vecinos latinoamericanos para comprender que el "liderazgo" de nuestro país en el número de casos se debía precisamente a la alta cantidad de exámenes realizados a la población durante los primeros meses de pandemia.
Con todo, y en ello no se equivoca el ministro, Viña del Mar y Valparaíso no debieran moverse de fase por separado, entendiendo que forman parte de una conurbación que, si somos aún más estrictos, debió incluir a Quilpué y Villa Alemana, como exigieron durante semanas sus respectivos alcaldes.
El confinamiento no sólo ha golpeado a las economías de ambas comunas, sino también al bienestar psicológico, físico y social de sus habitantes. El encierro no ha sido en ningún caso un descanso ni una tregua para ellos. Por lo mismo, si ocurriese el paso a la fase de Transición a contar del próximo lunes 28, la responsabilidad debe doblarse, asumiendo que cualquier traspié o equivocación nos llevará otra vez a la odiosa primera etapa.
¿Estaremos preparados? Esa pregunta no sólo debe contestarla la ciudadanía, sino también las municipalidades (acaso los actores más activos y presentes durante esta crisis sanitaria) y el Gobierno Regional, el cual ya debiese estar difundiendo los protocolos de convivencia ciudadana para esta eventual segunda fase. ¿Lo ha hecho?
La decisión, finalmente, dependerá de los pequeños atisbos de irregularidades que puedan darse en las últimas cifras pos-18, aceptando que su impacto positivo o negativo sólo será comprobable durante los primeros días de octubre. ¿Abrir o no abrir? Ese es hoy el dilema. ¿Estamos preparados? Dios quiera que así sea.