El mea culpa de Silicon Valley en el algoritmo de Netflix
"Social Dilemma" es un documental investigativo que alerta sobre las estrategias y manipulaciones que ejercen las redes sociales sobre los individuos.
Una de las paradojas que trajo el documental "Social Dilemma" (traducido como "El dilema de las redes sociales"), que disecciona con mirada crítica algunos fenómenos relacionados a las redes sociales, es su presencia viralizada en Facebook, Twitter o Instagram, donde se ha recomendado y comentado masivamente. Aquella es probablemente la muestra más poderosa del mensaje que busca entregarnos el realizador Jeff Orlowski: estamos atrapados en estas aplicaciones y no podemos escapar, incluso a la hora de cuestionarlas.
Producido por Netflix (plataforma que, paradójicamente, opera a través de algoritmos), el filme sigue las coordenadas formales que el streaming ha transformado en norma: una presentación inicial de los tópicos que se desplegarán más tarde, edición rápida, testimonios a cámara, recreaciones de los temas abordados y, en este caso en particular, pantallas y textos que brotan como los mensajes de nuestros dispositivos.
Los televidentes más inquietos e informados conocerán probablemente todo lo que se nos cuenta en este documental que funciona como una cátedra informativa. Orlowski pone énfasis en la adicción que generan las redes, da cuenta de cómo han aumentado los suicidios adolescentes desde que existen estos espacios virtuales y detalla cómo el algoritmo ha servido para la manipulación comercial y política. El logrado plan de las compañías es que estemos todo el tiempo conectados, viendo videos e informaciones que generan millones para sus creadores. Muchos millones, de hecho. Uno de los entrevistados aclara que nunca antes se generó tanto dinero de manera tan simple.
Lo interesante de "Social Dilemma", más allá de lo que pueda informarnos, es que los testimonios, opiniones y revelaciones son entregados por ex empleados de estas compañías, responsables directos del fenómeno que analizan. Tristan Harris fue diseñador ético de Google; Aza Raskin es el cofundador de Asana; Justin Rosensten trabajó para Facebook y fue el inventor de la función "me gusta"; Tim Kendall es el ex presidente de Pinterest y Jaron Lanier, un pionero de realidad virtual. A ellos se suman académicos y profesionales como Reene DiResta, directora de programa de la Sociedad Médica de Adicciones de la Universidad de Stanford.
Los desarrolladores hacen un mea culpa frente al monstruo que ayudaron a crear. Admiten que sus intenciones conectaban con el espíritu inicial de Silicon Valley, que era desarrollar tecnología para crear un mundo mejor (el creador del botón "me gusta" confiesa que su intención era difundir amor; no hacer que adolescentes se sintieran mal por tener baja popularidad). ¿Qué pasó entonces? Se metieron los intereses económicos y la política. Las verdades se multiplicaron en beneficio de algunos. "Social Dilemma" resalta las consecuencias oscuras de las estrategias. La más grave es cómo el ejército de Birmania usó Facebook para difundir información en contra de los musulmanes rohinyás, lo que incitó asesinatos, violaciones y la migración humana masiva más grande de la historia reciente o cómo, en medio de la pandemia, se han difundido "fake news" sobre el coronavirus, poniendo en riesgo la salud mundial. El documental tiene un tono alarmante y distópico. Como dice uno de los entrevistados en algún momento: el bienestar de dos mil millones de personas es responsabilidad de 35 programadores blancos, de entre 20 y 35 años, de Silicon Valley.
En el documental habla Justin Rosensten, creador de la función "Me gusta" en Facebook.
Por Andrés Nazarala R.
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