Incertidumbre por jardines infantiles
Unos 115 mil niños de establecimientos particulares corren el riesgo de quedar sin la formación temprana básica para su futuro educacional. La Federación de Jardines da cuenta que "a nivel nacional, a julio, el 74% de los recintos particulares no estaba recibiendo mensualidades y un 73% de las familias había retirado a los niños y niñas del sistema. A la fecha, nos atrevemos a señalar que dichas cifra se acercan al 95%".
Públicos o privados, los jardines infantiles cumplen un rol social fundamental. Por un lado, su tarea es una contribución decisiva para el trabajo femenino, al hacerse cargo del cuidado infantil durante algunas horas, facilitando así la actividad de las madres fuera del hogar. Y, por otro, la actividad, el juego, la integración de los niños en el jardín, se proyecta en la iniciación para el ingreso al proceso escolar.
Se insiste, además, en la importancia de la formación temprana como base para avanzar hasta los niveles más elevados del conocimiento.
Tomando en consideración estas realidades, resulta inquietante la situación que enfrentan a lo largo de todo el país cientos de jardines infantiles particulares que debido a la pandemia han cesado actividades y han quedado privados de ingresos.
La coordinadora nacional de la Federación de Salas Cunas y Jardines Infantiles, Ana Ramírez, detalla que de 440 jardines afiliados, 250 han cerrado, dejando más de 3 mil cesantes. Advierte que son cerca de 115 mil niños los que se van a quedar sin jardín y acusa que "no hemos recibido apoyo parte del Gobierno, salvo el ofrecimiento de créditos Fogape y de Sercotec, en cuyo fondo Reactívate ninguna de nuestras sostenedoras -98% mujeres- quedó seleccionada".
El miércoles pasó por las calles de Viña del Mar y Valparaíso una caravana de vehículos de sostenedores afectados que llegó hasta el Congreso, donde se hizo entrega de una carta a Jaime Quintana, presidente de la Comisión de Educación del Senado. El documento da cuenta que "a nivel nacional, a julio, el 74% de los recintos particulares no estaba recibiendo mensualidades y un 73% de las familias había retirado a los niños y niñas del sistema. A la fecha, nos atrevemos a señalar que dichas cifra se acercan al 95%".
Mildred Jaramillo, sostenedora de un jardín en Viña del Mar y coordinadora regional de la Federación, acusa indiferencia oficial. Afirma que en abril el Congreso aprobó un proyecto de resolución para lograr un subsidio de emergencia para los jardines, "pero el Ejecutivo lo dejó ahí, sin visarlo".
Graficando la crisis, Tamara Hard, sostenedora de un recinto en Agua Santa, expone que "en marzo la mayoría de los alumnos se fueron, los papás dejaron de pagar, y para los jardines no hay ninguna subvención… BancoEstado negó casi todos los créditos".
Considerando la proyección del problema, que va desde la incertidumbre de miles de familias hasta lo educacional, pasando por lo laboral, la indiferencia oficial no es aceptable, pues el trato a las solicitudes de apoyo no puede tener el mismo criterio que el de cualquiera actividad comercial o productiva. Para entender el problema, más allá de sostenedores y sus intereses, legítimos por cierto, hay que poner a los niños y su futuro en primer lugar.