Desacople regional en el desempleo
Las preocupantes cifras del último trimestre móvil (14,4%) convirtieron a Valparaíso en la región más golpeada del país y la única en seguir en franca caída libre sin que nadie haga nada. La política gubernamental, claro está, también ha jugado un papel crítico en esta novela, con seremis de Economía y Obras Públicas que no dieron el ancho.
Las últimamente tan negativas cifras de desempleo del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) volvieron a castigar a la Región de Valparaíso, esta vez marcando un histórico 14,4% de cesantía en el trimestre móvil julio-septiembre y convirtiéndose en la única zona del país que subió sus números de caída ocupacional y se instaló más de dos puntos por sobre la media nacional que se vio favorecida por la creación de 173 mil empleos (más de la mitad de ellos informales) en el período señalado.
Al respecto, caben algunas precisiones, entre ellas el obvio impacto de la violencia social que devastó el comercio de Valparaíso y Viña del Mar desde aquella infausta noche del sábado 19 de octubre del año pasado y la posterior pandemia sanitaria, que forzó cuarentenas que superaron los 4 meses en las dos principales ciudades de la Región, asestando un golpe casi fatal a las dos principales actividades de la zona: el comercio y el turismo, además de la postergación de otro de los componentes virtuosos de la cadena productiva, la construcción.
Esta última actividad debió hacer frente, asimismo, de acuerdo con la propia Cámara Chilena de la Construcción de la Región a un durísimo congelamiento de proyectos en la comuna de Valparaíso, propiciado por las política restrictivas del alcalde Jorge Sharp, la repetida judicialización de los mismos y la consecuente desconfianza empresarial que, al final del día e incluso después de reunirse varias veces con el jefe comunal, entendió que no era bienvenida en la ciudad chilena más aporreada del último lustro.
La política gubernamental, claro está, también ha jugado un papel crítico en esta novela, con secretarios regionales ministeriales responsables de Economía y Obras Públicas que sencillamente no dieron el ancho durante la actual administración del intendente Jorge Martínez, quien por estos días pareciera más abocado a sobrevivir su período que a acometer alguna heroica patriada que pueda cambiar los destinos regionales.
El factor sanitario, por último, y más aún en Viña del Mar ha sido dramático. Precisamente por ello, y con bastante de razón, la alcaldesa Virginia Reginato y el comercio de la Ciudad Jardín sienten haber sido medidos con una vara más dura que otras ciudades del país, asociando su suerte a la de Valparaíso, donde el comportamiento ciudadano y los índices de positividad no han sido precisamente los mejores. Si a ello sumamos la ya casi segura postergación (o hasta suspensión) del Festival de la Canción y la incógnita de un verano que sigue en la nebulosa, la caída final de los emprendedores, pymes, comercio establecido, locales gastronómicos y empresas asociadas al turismo sencillamente será fatal: no hay bolsillo que aguante un paro total de un semestre y las ayudas gubernamentales, sencillamente, no dan abasto.