"Espero que la clase política comprenda e interprete la sorpresa que le dio la gente"
Plantea que el hecho de que la convención mixta haya obtenido incluso menos respaldo que el Rechazo es indicativo "de que la gente no quiere más con los políticos actuales. No quiere al Congreso ni a sus parlamentarios" en la elaboración de la Carta Magna.
Esperanzado en que la clase política acoja, entienda e interprete la sorpresa que le dio la ciudadanía al desechar la participación parlamentaria en la elaboración de la nueva Carta Fundamental, y optar en cambio por una convención constitucional 100% elegida por votación popular, se declara el exsenador UDI y excomandante en jefe de la Armada, Jorge Arancibia Reyes.
Desde su casa en Limache, donde nunca ha tenido que sufrir el encierro impuesto por el covid en tantas otras comunas, el almirante ( r ) y exembajador en Turquía también espera que el mundo político "sea capaz de poner la mejor gente a hacer este trabajo, con la garantía del Gobierno de que van a estar dadas las condiciones para que se realice de la mejor forma".
A los 81 años, "aún lleno de proyectos y actividades", aquí aborda las lecciones y desafíos derivados de octubre de 2019 y del plebiscito del domingo pasado, al tiempo que declara que "tendrían que darse condiciones muy especiales" como para incorporarse a alguna lista de postulantes a la convención constitucional y aclara categórico: "no soy de los que está con el dedo levantado".
"expresión potente de saturación"
- ¿Qué lectura hace usted del resultado del plebiscito, en que parte importante de Chile Vamos estuvo por el Apruebo?
- Más que Chile Vamos, la oposición o el Gobierno, la derecha o la izquierda, aquí hubo una expresión ciudadana muy potente de saturación. Lo que estaba recibiendo la gente no era lo que esperaba. Se habla de la Constitución de Pinochet, del 80, y no la de Lagos, de 2005, y la verdad es que ha sido modificada muchas veces en democracia, y según mi entender, no para mejor.
- ¿En qué aspectos no fue para mejor, dice usted?
- Durante la vigencia del sistema binominal yo salí senador con la segunda mayoría nacional. Teníamos un trato republicano, de Estado. También teníamos diferencias, pero éramos capaces de plantearlas, acoger los aspectos válidos de la otra postura y llegar a consenso. Pero del binominal cambiamos al proporcional modificado y vemos que en el Congreso hay legisladores que obtuvieron 1% ó 2% de preferencias. Aquí hubo gente que salió con mil y tantos votos mientras se perdía otra candidata con 26 mil. Entonces, el sistema dejó de ser representativo de la voluntad popular. Logró introducir dentro del espectro político a mini grupos, más chicos y fraccionados que no habían entrado con el binominal, pero si lo que pretendemos es tener un Parlamento que sea expresión de la voluntad popular, este de ahora no lo es. En el Ejecutivo, pasamos de los periodos presidenciales de seis años a los de cuatro para hacer una suerte de coincidencia con las parlamentarias, pensando que si el Presidente obtenía la mayoría, iba a contar con respaldo suficiente para llevar adelante sus políticas. No fue así. Hoy tenemos un Presidente que sacó muy alta votación, y un Congreso adverso, que se ha opuesto en forma permanente a sus proyectos, lo ha bloqueado, le complican a los ministros con acusaciones constitucionales, y tiene una actitud confrontacional y obstruccionista importante. Y me queda un tercer elemento que es el ámbito judicial…
- Donde se llevó a efecto la Reforma Procesal Penal.
- Se incorporó la Fiscalía, que es la que investiga, y los jueces resuelven de acuerdo a la presentación que se les hace. ¿En qué hemos terminado? En una justicia garantista, con una Fiscalía que archiva un altísimo porcentaje de los casos que llegan a sus manos y que saca cuentas alegres sobre el éxito de sus investigaciones, pero la sensación de la gente es que no hay justicia; que el Poder Legislativo es casi un circo y el Ejecutivo no ha sido capaz de satisfacer las necesidades de la gente que están expresadas claramente en pensiones, educación, vivienda. Eso no se ha cumplido ni se ha satisfecho.