Inversión pública y rentabilidad social
Demora en la tramitación de proyectos de inversión tiene un efecto paralizante sobre la capacidad de crecimiento. Carlos Cruz, gerente del Consejo de Políticas de infraestructura, recuerda obras regionales de conectividad y expansión portuaria, de comprobado impacto, que están pendientes.
Carlos Cruz, gerente del Consejo de Políticas de Infraestructura, alerta sobre la "excesiva tramitación de los proyectos de inversión". Esa demora, agrega, "significa exponer a las ciudades a una especie de paralización, en consecuencia, limitar sus capacidades de crecimiento".
Esta demora, propia de la burocracia, afecta tanto a la inversión pública como privada y desalienta a los emprendedores que buscan otras alternativas para sus capitales.
Es cierto que muchos proyectos, al parecer atractivos, no se pueden aceptar sólo por su dimensión económica. Hay que considerar su impacto, en especial en el largo plazo.
El tema ambiental, por ejemplo, no es ya una cuestión de moda, sino una materia de supervivencia con efectos directos sobre la calidad de vida de las personas. Ejemplo concreto son la contaminación o el cambio climático con una realidad que nos golpea desde hace tiempo: la sequía.
Pero los análisis asociados a la factibilidad o impacto no pueden ser eternos y exigen agilidad para entregar definiciones a la inversión, ya sea pública o privada.
Ahora, cuando los estudios se han completado dando como resultado la factibilidad de la iniciativa, corresponde seguir adelante también con celeridad pues los tiempos cambian, la oportunidad de una iniciativa pierde valor, el inversionista busca mejores panoramas y cuando se trata de obras públicas, su impacto ya no resulta el esperado.
Carlos Cruz, en declaraciones a este Diario, alude a obras regionales de comprobado impacto que están pendientes. Esas iniciativas refieren a conectividad vial y ferroviaria y también a expansión portuaria en Valparaíso, San Antonio y Los Andes.
Las obras de conectividad tienen beneficios directos para el transporte de la población y también para el acceso a los puertos, cuyo desarrollo está directamente vinculado con nuestro comercio exterior. Y en materia de terminales portuarios hay una tema de competitividad internacional en el que está presente el riesgo de llegar tarde, perdiendo inversión y oportunidad.
Por otra parte, siendo realistas, hay que asumir un freno en la gran inversión privada por la incertidumbre que acompaña al intenso proceso de cambio que vive el país con varias elecciones, incluyendo la presidencial, y una nueva institucionalidad.
Ante esa pausa de inversión privada, procede acelerar la inversión pública en iniciativas como las mencionadas, largamente dilatadas, y de asegurado impacto positivo. Pero asociado a su valor estructural, en lo inmediato ese gasto público supone recuperar fuentes laborales destruidas por la violencia, la pandemia y la incertidumbre.
Y así en la inversión pública pendiente se da, justamente, esa rentabilidad social a la que alude Carlos Cruz.