El octogenario que espía en un hogar de ancianos
Tras un exitoso recorrido por festivales se estrenó "El agente topo", de Maite Alberdi, película que representará a Chile en los Premios Oscar y Goya.
Maite Alberdi ha logrado lo que antes era inimaginable: volver popular el género documental o, por lo menos, avanzar en ese propósito. Una utopía cinematográfica que en Chile tiene probablemente un antecedente en Patricio Guzmán, quien consiguió con "Allende" y "Nostalgia de la luz" buenas cifras, tomando en cuenta que el documental ha estado siempre relegado a territorios festivaleros. Esas exploraciones por la memoria histórica no tienen, sin embargo, puntos en común con la obra de Alberdi, quien en cada proyecto apunta a iluminar lo cotidiano en busca de emociones universales. El éxito transversal de "La once" (2014), tanto en crítica como en entusiasmo de audiencia, corrobora el triunfo de esa operación.
Su nueva obra, "El agente topo", tuvo su estreno mundial en Sundance, en febrero pasado, cuando aún no había claridad sobre el rumbo que tomaría este año pandémico de cines cerrados. Así y todo, la película se las arregló para recorrer el mundo e instalarse en nuestras pantallas a través de festivales y funciones especiales. Fue ganando admiradores progresivamente. Los elogios de la audiencia coincidieron con los de la crítica especializada ("la película de espías más emotiva que se ha hecho", aseguró el medio especializado Indiewire). La Academia de Cine de Chile se sumó pronto al fervor y la eligió como representante del país para los premios Oscar y Goya. En contra de las adversidades de un mundo detenido, "El agente topo" se convirtió en algo así como el fenómeno cinematográfico chileno del año.
¿Es realmente un documental? La pregunta parece obsoleta en tiempos en que esos márgenes son difusos. Es mejor hablar de cine de realidad, diseñado aquí perfectamente para que la puesta en escena artificial y el registro convivan. Desde esos minutos iniciales que funcionan como una película de espías y tienen como protagonista a un detective. El hombre hace un casting para elegir a un "agente topo" de la tercera edad, es decir, a un anciano que sea capaz de infiltrarse en un hogar con el fin de aclarar ciertas sospechas de su clienta, cuya madre vive en el lugar. Tras un compendio de hilarantes entrevistas laborales, el detective elige a Sergio, un hombre de 83 años de edad que posee la motivación y los conocimientos básicos (digamos que sabe usar WhatsApp) para hacerse cargo de la misión.
La secuencia inicial, adornada por una música detectivesca y guiños al policial, funciona como una introducción llamativa. Lo interesante de "El agente topo" es que la dinámica humorística de su premisa no sobrevive a lo largo del metraje porque, de alguna manera, la áspera realidad tensiona su vocación lúdica. Lo que comienza como una graciosa comedia sobre un detective aficionado se convierte rápidamente en un retrato del abandono que padece la tercera edad. Esto permite que, de alguna manera, el humor conviva con la emoción en una película pensada para la catarsis colectiva. Un documental que parece ficción o viceversa.
En tiempos en que el formulismo parece posar sobre cierto cine chileno, Maite Alberdi busca abrir nuevos caminos. "El agente topo" se puede ver a través de Cinemark Online.
"El Agente Topo" se convirtió rápidamente en la película más exitosa de este fin de año.
Por Andrés Nazarala R.
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