Correo
Aumento de casos
De manera súbita el país se ha despertado en medio de un inusitado rebrote de la pandemia. La Región Metropolitana ha retrocedido con la consecuencia de que sus habitantes deben permanecer enclaustrados durante sábado y domingo y que, por lo tanto, no pueden venir a nuestra costa porteña. Las consecuencias se demuestran lamentables, especialmente para el importante sector turístico de la región.
Sin embargo, estas consecuencias eran previsibles desde el momento en que se optó por llevar adelante, contra toda prudencia, el plebiscito del 25 de octubre. Sobre éste podrá pensarse lo que se quiera, pero fueron las aglomeraciones que provocó las que, sin duda, constituyeron el primer caldo de cultivo de una situación, cuya gravedad hoy padecemos.
Gonzalo Ibáñez S.M.
Coincidencias
En el XXVI Congreso Nacional de la colectividad, el presidente del Partido Comunista declaró "la necesidad de rodear con la movilización de masas el desarrollo de la Convención Constitucional" y que "la lucha social sostenida y la desobediencia expresada en la protesta social ha generado condiciones para una ruptura democrática y constitucional".
Por su parte, en el video promocional de la Defensoría de la Niñez se proclama: "Ya se derrumbó toda esa falsa moral, las pancartas lucen la demanda social, siento que debes empoderarte y volar, saltarse los torniquetes…", para más adelante continuar: "Marcha junto a tu estrella, grita fuerte, tu puedes opinar… Demanda tus derechos, late fuerte el pueblo original…". Y en otra estrofa se añade: "No permitiremos que silencien nuestra opinión… caminemos juntos a la revolución. Crearemos, estamos creando nuestra propia rebelión".
No será demasiada coincidencia entre el Partido Comunista y la Defensoría de la Niñez, unidos en la revolución y la rebelión. Pregunto yo.
Francisco Bartolucci Johnston Abogado y profesor universitario
Cotización adicional
Nuestra clase política jamás perdonará la acumulación de más de US$ 200.000 millones pertenecientes a los trabajadores de nuestro país, dinero estratosférico del cual están imposibilitados de tocar un peso.
Pero hoy, de manera transversal, nuestros políticos consideran que el aumento de cotización debe ser de cargo del empleador -y no del trabajador-, pues solo así ellos vuelven a tener el poder sobre parte de los ahorros previsionales, para así destinarlos según ellos estimen conveniente.
Pocos recuerdan nuestros peores años previsionales, en la década del 70, donde la cotización era del empleador y del trabajador, el doble del porcentaje actual, con alta evasión y con pensiones que beneficiaban a grupos minoritarios en desmedro del pueblo, que pertenecían a la caja de Servicio de Seguro Social.
La cotización adicional debe ser a cargo del trabajador, o en última instancia ir íntegramente a su cuenta individual, sobre todo si consideramos el primer y segundo retiro de fondos y los que, seguramente, vendrán.
Eduardo Jerez Sanhueza
Paisajes perdidos
La destrucción sistemática de nuestros maravillosos paisajes costeros por nuestras malas acciones ya ha borrado huellas y solo quedan vestigios de aquel espléndido escenario natural. La especulación inmobiliaria y la demanda creciente por poder tener una vista al mar han arrasado, lamentablemente, con una composición natural única de color, sonidos, flora y fauna silvestres, entre otras formas de vida.
La sucesión impresionante de hitos de hormigón armado incrustados en laderas y dunas son testigos de esta irreversible pérdida. Incomprensible la poca visión y conciencia sustentable en todo su sentido. ¿Qué le estamos dejando a las futuras generaciones? Una larga fila de edificios, ocupando todo espacio posible que tenga la virtud de generar una vista al mar, sin ninguna vergüenza. Ha fallado una visión territorial que resguarde estos patrimonios colectivos, que además generan identidades culturales a través del paisaje.
Algarrobo, Reñaca, Concón, Horcón, Maitencillo, Papudo, entre muchos otros, ya son lo mismo y esta construcción también afecta gravemente los ecosistemas, los equilibrios naturales y, entre otras consecuencias, ha eliminado las arenas de muchas playas. Poco a poco va desapareciendo de nuestras mentes esas maravillas naturales, incluso algunos lugares construidos como los palafitos de Chiloé que son ilegales, pero parte del patrimonio turístico y colectivo frente a un monstruo como el mall de Castro, que mañosamente contó con permisos legales. Nunca será lo mismo llegar a esa ciudad.
Falta construir una nueva ética sobre los bienes naturales y el espacio común que si puede ser digno y equitativo.
Uwe Rohwedder Arquitecto y académico Universidad Central de Chile (UCEN)