línea similar a Sánchez, y asevera que "uno de los mayores desafíos que hemos debido enfrentar, sin duda, ha sido poder generar lazos con la comunidad, pero restringiendo mucho las visitas y reuniones. A esto se ha sumado la brecha tecnológica que existe con los más adultos. Las reuniones virtuales por las distintas plataformas existentes han sido uno de los mecanismos que nos han ayudado, pero que muchas veces están condicionados por la limitante en saber cómo se utilizan, la no muy buena señal telefónica y la disponibilidad de tiempo dentro de sus labores habituales, que muchas veces han aumentado producto de los encierros obligatorios producto de la situación socio-sanitaria existente en el país".
De todas formas, advierte que a pesar de que la pandemia ha generado varios cambios en la vida cotidiana, estos ya se estaban viendo desde el estallido social, el cual "dejó al descubierto la precariedad no solo habitacional que existe, sino que también en salud física, salud mental, educación básica, media y técnico o universitaria, alimentación, organizacional dentro de los territorios, que en cierta parte se ha mejorado producto de cabildos gestionados, la vuelta a las conversaciones vecinales, el interés por quien tengo al lado, etcétera".
Por su parte, la arquitecta Yanara Manríquez, quien realiza trabajos en la ciudad de San Antonio, aporta desde su experiencia que "la principal dificultad que hemos tenido que vivenciar sanitariamente es que las familias de nuestra intervención (Asentamientos Precarios) no tienen acceso a medios digitales y en algunos casos ni siquiera un teléfono móvil, por lo cual el vínculo virtual no podía prosperar".
En consecuencia, según Manríquez "nuestras visitas presenciales fueron cruciales para que los vecinos contaran con nuestra presencia en el terreno, que en contexto de pandemia se pudieron llevar a cabo principalmente por nuestra labor en la entrega de cajas de mercadería del gobierno regional/municipal. En casos puntuales este fue el sustento o la canasta familiar del hogar, ya que la principal fuente laboral de nuestros campamentos es el comercio informal y debido a los protocolos de cuarentena total no podían realizarse".
Cambio de enfoque
Madeleine Aguayo, trabajadora social asignada a la comuna de Santa María, afirma que los lineamientos para el trabajo de este año "ha sido muy particular". "En primera instancia nos enfocamos en atender temas atingentes y/o necesidades bajo el contexto de emergencia, ya sea apoyando postulaciones al ingreso familiar de emergencia, atención en Registro Social de Hogares, retiro del 10% de las AFP, la campaña de kit de higiene para familias con mayor vulnerabilidad, catastro de personas mayores en situación precaria, entre otras", explica.
"Este año también nos enfocamos en el desarrollo de iniciativas y proyectos concretos con los grupos humanos identificados en el territorio y la elaboración de estrategias de intervención relacionadas con el medio ambiente, valorización de los recursos naturales del sector y en especial la soberanía alimentaria. La idea fue potenciar las capacidades endógenas por medio del desarrollo local inclusivo y contribuir a que las personas que viven en situación de vulnerabilidad social no se vean afectadas con el cambio climático y la crisis sanitaria", apunta Aguayo.
Jorge Moscoso, en tanto, señala que "la pandemia ha agudizado las problemáticas históricas, pero el enfoque del trabajo realizado por Servicio País siempre ha apuntado a crear territorios con una fuerte cohesión social, autónomos y sostenibles en el tiempo, que no dependan de estamentos estatales, sino que puedan crear oportunidades".
El geógrafo puntualiza que "en el caso de nuestra intervención, la crisis climática ha generado una sequía a lo largo del sector centro-norte del país, que se ha visto acrecentada con la llegada de la industrias agroexportadoras que terminaron por condicionar sus vidas. Desde esta realidad se comienzan a buscar alternativas para poder subsistir y resistir en los espacios que han habitado desde sus infancias y no solamente ellos y ellas, sino que sus padres y madres y muchas veces abuelos, abuelas, incluso tatarabuelos que llegaron a estos lugares cautivados por sus riquezas naturales y sus paisajes y que hoy en día están muy lejos de ser lo que eran antes".
Por su parte, Daniela Sánchez puntualiza que "nuestro enfoque de trabajo se ha ido transformando y adaptando según las necesidades de la comunidad en el contexto que está viviendo el país. Si bien nuestro horizonte es el enfoque promocional, también hemos tenido que poner atención a la urgencia sanitaria. Las principales demandas de la gente de la localidad de Valle Hermoso tienen que ver con la perdida de sus empleos y progresivo empobrecimiento, la escasez hídrica que les impide cumplir los protocolos sanitarios, la pérdida de su soberanía alimentaria, la alta cantidad de población de riesgo considerando las y los adultos mayores y la ausencia de alfabetización digital que les aleja de la estructura de oportunidades". 2