Dos minutos de oscuridad total vistos desde
ASTRONOMÍA. El evento celeste estuvo a minutos de ser opacado por nubes y lluvia. Los animales evidenciaron cambios en sus rutinas de sueño y mapuches explicaron la lección que deja el fenómeno.
A las 13.03 comenzaron los casi dos minutos de oscuridad total en pleno día, producto de la danza estelar donde la Luna pasó por delante del Sol y, en un efecto óptico visible desde la Tierra, el satélite alcanzó el mismo tamaño del astro rey cubriéndolo por completo, como una pequeña noche.
El fenómeno fue visible en todo el país, aunque con epicentro en La Araucanía, donde hasta una hora antes del evento el cielo estaba cubierto y con llovizna, por lo que miles de viajeros y científicos que llegaron a la zona temían no ver nada. Sin embargo, casi como en una tregua del cielo, se despejó 10 minutos antes del cruce entre el Sol y la Luna.
Después, todo fue felicidad al ver cómo la oscuridad iba aumentando rápidamente y, a través de lentes especiales para este tipo de eventos, se podía ver de manera privilegiada aquella suerte de baile entre los cuerpos celestes más importantes para la vida en la Tierra.
El rebaño
La penumbra fue acompañada de una ligera baja en la temperatura, que la Nasa definió en la BBC como proporcional a la diferencia entre el clima diurno y nocturno aunque, al tratarse de un cambio que solo duró un minuto y 58 segundos, se sintió levemente. El momento hizo recordar el eclipse del 2 de julio de 2019 que se vivió en el extremo norte del país.
"Si estuviera despejado debería bajar la temperatura cinco grados y se levanta viento", dijo el Premio Nacional de Ciencias Exactas, José Maza, a Associated Press. En la capital, pese a que el fenómeno alcanzó un 80% de visibilidad a causa de la distancia con la zona lacustre, una brisa agitó los arbustos que, más al interior, en la zona de los valles, fue la señal para que conejos y codornices buscaran sus cuevas entre las ramas, como cada atardecer, aunque eran las 13.03 horas.
Un rebaño de ovejas en Caburgua al ver la oscuridad emprendió su camino hacia el establo, como hacen cada noche, mientras sus dueños las grababan comentando el eclipse y mostrando cómo las luminarias solares que utilizan se encendieron al detectar la penumbra.
La superficie terrestre también se manifestó y, diez minutos antes de la oscuridad, un temblor de 6° Richter sacudió a las regiones de Tarapacá y Antofagasta, informó Sismología.
En el regreso al "amanecer" de mediodía, el Sol se convirtió en la estrella del espectáculo celeste, mostrando, a través de los lentes especializados que llevaron los astrónomos al sur y compartieron a través de transmisiones en directo, una intensa corona de fuego alrededor de la sombra lunar, la que cada vez se hizo más intensa hasta aclarar el día y continuar con la extraña normalidad de una pandemia.
El deseo y la necesidad
La comunidad mapuche Mateo Nahuelpan vivió el eclipse desde un cerro en La Araucanía, donde Estela Nahuelpan explicó a la agencia de noticias Efe que eclipse o "lan antü", en mapudungún, significa "la muerte temporal del sol", lo que implica aprendizaje y cambios.
"Hay otras versiones que hablan del restablecimiento del equilibrio y el surgimiento de un nuevo ciclo, ambos procesos necesarios para poder mantener la armonía de la naturaleza y de los seres que habitan en la madre tierra", agregó la dirigente rodeada por la treintena de integrantes de la comunidad.
Antes de la oscuridad, en el lugar se pronunciaron oraciones y un baile con ramas de árboles e instrumentos musicales de viento, bajo un cielo que bendijo la Tierra con una copiosa llovizna y solo se abrió ante la noche incipiente: "El gran mensaje que hoy nos entrega la naturaleza es que tenemos que observar, aprender y respetar lo que ella nos quiere transmitir. Hoy todos esperábamos un sol maravilloso para ver el eclipse, pero tenemos lluvia y, a través del agua, nos está entregando la vida", dijo Nahuelpan.
La naturaleza, agregó la dirigente, "nos está transmitiendo que no necesariamente lo que nosotros queremos es lo que necesitamos", palabras que remiten al modelo narrativo de El viaje del héroe, reversionado por cuentistas y cineastas desde la antigüedad, muchas veces de forma inconsciente.
"Los animales sienten que llegó la noche y se relajan. Así es la naturaleza. No solo los mapuches sentimos paz, todos los seres de la Tierra", agregó Isolina Huenulao, habitante de una comunidad vecina.
En Gorbea, mientras tanto, un astrónomo logró la foto que parecía "imposible": en medio de lluvia y nubes, Patricio Rojo, científico de la Universidad de Chile e investigador del Centro de Astrofisica Cata, logró inmortalizar el eclipse desde el patio de la Escuela #5 de la ciudad.