¡Que se vayan todos!
Director Ejecutivo Fundación P!ensa Abogado y profesor Derecho PUCV "Los partidos deben promover la participación de expertos. La Constitución, en una de sus dimensiones, es un instrumento técnico". Eduardo Bofill Chávez Profesor de Derecho Público Escuela de Derecho Universidad de Valparaíso "Nuestras Constituciones previas fueron confeccionadas o por una elite, o bien impuestas a la fuerza, por vías poco -o nada- democráticas".
"Oh, que se vayan todos. Oh, que se vayan todos, que no quede ni uno solo" suelen cantar algunas barras de fútbol cuando el equipo anda mal y los dirigentes no responden. Que se vayan los jugadores, el técnico, los gerentes y la dirigencia completa. Los hinchas piden gente nueva, que sepa hacer las cosas y que no esté contaminada por el proceso fracasado.
Pareciera que ese cántico futbolero se ha extendido por todo el país respecto de nuestras autoridades e instituciones fundamentales: el 94% de la población de la Región de Valparaíso confía poco o nada en el Congreso Nacional; el 82% en la Iglesia Católica; el 82% en los Tribunales; el 81% en las empresas; el 80% en los medios de comunicación; y el 70% en Carabineros (Encuestas P!ensa 2020).
El problema de legitimidad de nuestras instituciones es grave. Es un caldo de cultivo para el surgimiento de líderes populistas -de izquierda y derecha- que se presenten a sí mismos como los únicos defensores del pueblo, haciendo leña del árbol caído (nuestras instituciones), antagonizando con la "elite" con un discurso emocional muchas veces acompañado de un desprecio del saber técnico en la elaboración de políticas públicas. Si el populismo es el atajo para conectar con la ciudadanía la relegitimación de nuestras instituciones y modelo de desarrollo es el camino largo. Tendremos que optar.
Si elegimos el camino largo, el debate constitucional es una oportunidad. Más que con el texto que se apruebe, tiene que ver con la forma con que la clase política enfrente el proceso (búsqueda de consensos amplios, deslegitimar la violencia política, respeto a las reglas del juego) y con qué tanta apertura tengan para que en la Convención Constitucional esté representado de mejor modo nuestro país y participen ciudadanos preparados que renueven el escenario político, muchos de los cuales nunca han militado en partidos.
Así parece demandarlo la ciudadanía cuando se le pregunta por el perfil que debiera tener un constituyente: el 84% los prefiere independientes; el 63% valora que sean expertos y el 57% privilegia a los jóvenes (Criteria-Octubre). A su vez, el 79% votó en el plebiscito porque en la redacción no participen los parlamentarios. Si la clase política decodifica este mensaje es probable que el proceso constitucional tenga éxito y contribuya a evitar el populismo.
En primer lugar, deben promover la participación de independientes. Abrir sus pactos para que ciudadanos que suscriben sus visiones pero que no militan puedan competir, renovando sus cuadros y dando nueva vida al escenario político. Esto no tiene por propósito reemplazar a los partidos, que son insustituibles en una democracia, siendo el vínculo entre la ciudadanía y el Estado, expresando de modo consistente -cuando están institucionalizados- las preferencias de las personas, agregando y traduciendo las demandas sociales en programas de gobierno. Más bien dice relación con darle legitimidad al proceso, llegar a un mejor resultado e incluso, en el mediano plazo, fortalecer el propio sistema de partidos incorporando a valiosos "outsiders".
En segundo término, los partidos deben promover la participación de expertos. La Constitución, en una de sus dimensiones, es un instrumento técnico. Es la "ley de leyes", a la cual se debe supeditar el resto del ordenamiento jurídico y las autoridades en sus actuaciones. Organiza el poder y protege los derechos fundamentales de las personas. Si bien no todos los constituyentes deben ser expertos constitucionales-las diversas experiencias vitales son valiosas-, parece positivo que en las distintas "bancadas" hayan entendidos en la materia para que el debate no eluda los efectos técnico-jurídicos de las decisiones que se tomen.
Finalmente, parece sano que se incluyan personas jóvenes. En la Constitución se encuentra nuestro pasado, presente y futuro. Nos definirá y buscará proyectarse en el tiempo. La sabiduría y virtudes propias de la experiencia debe ser complementada con la visión de las nuevas generaciones de chilenos, de modo tal de construir una carta fundamental con vocación de longevidad.
¿Qué se vayan todos? No. ¿Qué la escriban los mismos de siempre? Tampoco. Encontrar ese equilibrio puede ser la receta de un proceso exitoso, que contribuya a superar la crisis de confianza y acuerde una Constitución que nos represente a todos.
Buscando a un convencional
¿Cómo elijo a mi candidata o candidato a convencional? El domingo 11 de abril tendremos la oportunidad de votar por una o un candidato a convencional constituyente. Saldrán electos 155 representantes, que en definitiva conformarán la Convención Constitucional. Tendrán como único objetivo debatir y aprobar el texto de la nueva constitución, que luego todos podremos aprobar o rechazar en un plebiscito de salida.
Para esta elección, se seguirán casi las mismas normas que usamos para elegir a los diputados. Nuestro distrito 7, que engloba las comunas de Valparaíso, Viña del Mar, Concón, Casablanca, Santo Domingo, Algarrobo, Cartagena, El Quisco, El Tabo, San Antonio, Juan Fernández e Isla de Pascua, elegirá a 8 convencionales constituyentes.
Bajo las normas de paridad, sabemos que serán 4 mujeres y 4 hombres. Esto es muy importante de recalcar, ya que, de acuerdo a la última elección parlamentaria, las mujeres electas son solamente un 22,7% del total de representantes (23,3% en el Senado y 22,6% en la Cámara de Diputados). Y en estas materias, asegurar una representatividad efectiva es clave.
Poco a poco se han ido levantando importantes candidaturas, lo que invita a preguntarnos por el perfil que deben cumplir estos candidatos. ¿Deben cumplir con algún requisito especial? ¿Puede usted ser candidata o candidato?
Los requisitos para ser candidato se encuentran en el artículo 132 de la Carta Fundamental. Deben ser chilenos y chilenas, que hayan cumplido dieciocho años de edad y que no hayan sido condenados a pena aflictiva. Existen ciertas incompatibilidades señaladas en la misma norma, por lo que un ministro, intendente, gobernador, alcalde, concejal, entre otros cargos, no pueden ser candidatos.
Dejando atrás los requisitos normativos, al pensar en el perfil de un candidato, uno se pregunta si hay un candidato que sea mejor que otro. Nuevamente, la representatividad es la única cuestión en juego.
Para que la Convención Constitucional sea fiel reflejo de la realidad chilena, es vital que las y los 155 convencionales constituyentes puedan representar nuestra enorme diversidad.
Por primera vez tendremos la posibilidad de discutir una nueva Constitución entre iguales. Con esto quiero decir que las opiniones de cada convencional serán igual de válidas. Bajo esta idea, no se admiten imposiciones desde arriba hacia abajo, sino un diálogo horizontal.
En el pasado, nuestras Constituciones previas fueron confeccionadas o por una elite, o bien impuestas a la fuerza, por vías poco -o nada- democráticas. Hoy podemos torcer el brazo a la historia y cambiar el paradigma constitucional chileno.
Dependerá de todos informarnos y votar por candidatas y candidatos que representen nuestras propias realidades. Esto implica, necesariamente, confiar en personas que quizás no tengan conocimientos técnicos de derecho constitucional.
Al respecto, todos y todas vivimos la Constitución vigente. No podría ser de otra forma. Es una estructura jurídica de nuestra convivencia. Vivimos una determinada salud, educación, seguridad social, entre otras esferas de nuestra sociedad. Estas experiencias, disímiles entre unos y otros, deben estar representadas en la Convención.
Por otra parte, detrás de los convencionales electos, existirá una secretaría técnica, compuesta por personas de comprobada idoneidad académica o profesional, que les prestarán apoyo a los miembros de la Convención.
En este sentido, no me parece correcto exigir algún tipo de experiencia profesional afín al derecho constitucional. Si creemos que los únicos candidatos ideales son los profesores de derecho, o destacados abogados, vamos a lesionar la representatividad.
Más que una profesión, se debe atender al pensamiento político del candidato. Esto implica saber su postura sobre el régimen de agua, educación, salud, sistema de pensiones, igualdad de género, temas valóricos, Constitución económica, entre otros.
Creo que también es aconsejable indagar, en la medida de lo posible, cuáles son las experiencias vitales de su candidata o candidato. Contrástelas con las suyas. Luego defina quién le representa de mejor manera.
Dependerá de todos informarnos y participar para lograr un país más grande y justo.
Juan Pablo Rodríguez