Cachagua y Zapallar, más que casualidad
Un nuevo escándalo sanitario en los exclusivos balnearios de la pequeña comuna de la Provincia de Petorca ya no parece algo fortuito. No es muy rebuscado vincular la eventual fiesta clandestina con los viajes en helicóptero de empresarios o los paseos sin mascarilla,selfieincluida, del Presidente Piñera.
El video de una supuesta fiesta clandestina en Cachagua, teóricamente celebrada para el_Año Nuevo, colmó la paciencia del ministro de Salud, Enrique Paris, visiblemente molesto durante la conferencia de prensa diaria del día de ayer, más que por el evidente grado de irresponsabilidad que ello conlleva, por la señal que se emite desde uno de los balnearios más exclusivos del país y que, por injusto que sea, termina estigmatizando a toda una clase social, hoy apuntada con el dedo. "Esto es un atentado a la salud pública del país, un atentado a la salud de nuestros adultos mayores y de todas aquellas personas que tienen enfermedades crónicas, y que si se contagian con el coronavirus, pueden llegar incluso a fallecer", aseveró el secretario de Estado.
Al mentado video se sumaron denuncias del condominio privado Fundo Aguas Claras Sur, que hablan de una celebración que habría superado las 150 personas y una segunda con alrededor de un centenar de invitados solo 48 horas después.
En la Región de Valparaíso, la reacción de la Intendencia también fue inmediata, querellándose criminalmente contra quienes resulten responsables (participantes, padres y organizadores) por, en palabras del jefe regional, Jorge Martínez, "vulnerar todos los principios básicos de solidaridad de autocuidado", tildando a los participantes como "jóvenes irresponsables".
La misma respuesta tuvo la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, tras recibir diversas denuncias con imágenes y nombres, de fiestas clandestinas en Zapallar y Cachagua, arriesgando los responsables multas de hasta $ 50 millones por la vulneración de las normas sanitarias.
El alcalde de Zapallar, Gustavo Alessandri, en tanto, aseguró que prestará toda la colaboración posible, pese a que los condominios en cuestión son privados, por lo que llamó a la población a hacer las denuncias correspondientes.
Aun cuando no es aconsejable, no es muy difícil vincular tales escándalos a episodios vividos durante los últimos meses precisamente en las playas de Cachagua y Zapallar, partiendo por los famosos (e impresentables) viajes en helicópteros privados desde la capital a las costas de la Región de Valparaíso en plena pandemia por parte de connotados empresarios o el innecesario paseo del Presidente de la República, Sebastián Piñera, sin mascarilla ni distanciamiento social alguno, sacándose selfies por Cachagua.
Es cierto que la irresponsabilidad y la tontera no tienen color, religión ni clase social. Empero, de comprobarse situaciones como las denunciadas, ya parece algo más que una simple casualidad que tales hechos se concentren en una comuna de menos de 300 kilómetros cuadrados y que no cuenta con más de 8 mil habitantes.