"Es un error enfocarse solo en buscar a quien produce el fuego"
Tras la confirmación de la intencionalidad del incendio en Quilpué, que encendió las alarmas de la opinión pública y las autoridades, la Cámara de Diputados retomará la discusión de la iniciativa que busca prohibir la instalación de inmobiliarias en zonas arrasadas por el fuego. El proyecto -impulsado por Diego Ibáñez (CS)- ha sumado apoyo desde diversos sectores, pero el geógrafo Luis Álvarez lo observa con un ojo crítico. Asegura que esta solución, a su juicio, es reduccionista y podría afectar la regularización de tomas de terreno y asentamientos precarios.
- ¿A qué se debe la cantidad y agresividad de los incendios en la región?
- Nuestro bosque nativo y nuestras plantaciones no son pirófitas, es decir, no está en su naturaleza inflamarse. Técnicamente, la única forma de que estos incendios se produzcan es por la acción humana, accidental o deliberada. Esto obviamente es un problema, pero es un error enfocarse solo en buscar a quien produce el fuego. Efectivamente hay que castigarlos, pero cuando se genera un incendio como los que estamos viendo, lo que ocurre es que el fuego se proyecta por las condiciones del entorno, abandonado, degradado ambientalmente, que generan este escalamiento que los vuelve incontrolables. La ausencia de los propietarios, que tienen suelos en estado de abandono, la existencia de lugares clandestinos y el acumulamiento de basura, todo eso genera un caldo de cultivo para que el fuego se proyecte de forma dramática. A eso hay que sumarle tema ambiental: una mega sequía de ya más de ocho años, que va a seguir prolongándose, generando bajos niveles de humedad y una masa conductible extremadamente seca. Hay que concentrar los esfuerzos en manejar ambientalmente el fenómeno para controlarlo, y fundamentalmente hacer un trabajo con los propietarios, porque en muchos casos son suelos que no se ocupan para ninguna actividad que genere una dinámica de permanencia que haga las labores de resguardo y seguridad para que no se expanda el fuego.
- Se ha instalado la idea de que detrás podrían haber intereses inmobiliarios. ¿Qué opina de prohibir estos proyectos en los suelos incendiados?
- Es un extremo reduccionismo para enfrentar un problema mucho más serio. Reduccionismo porque puede haber especuladores, puede haber un interés detrás de una acción inmobiliaria, pero si yo me concentro en eso no voy a abordar el problema desde una perspectiva de reducir la propagación de incendios. No es tan fácil como decir que hay una actitud de las inmobiliarias de desarrollar todo lo que se ha siniestrado, porque existen planes reguladores que indican dónde están las áreas urbanas que efectivamente se urbanizan: eso está focalizado. Que se investigue también este tema, pero no nos olvidemos del problema de fondo.
- ¿Cree que el foco debería ser la prevención?
- Efectivamente. Pero también creo que es importante que se entienda que hay otros aspectos legales que podrían adoptarse para poder hacer restauración y control sobre las plantaciones remanentes de antiguas actividades silvícolas, porque son los mayores focos combustibles que tenemos. También, por cierto, darle más capacidades a los ámbitos locales, que tienen muchas competencias sobre el área urbana pero no sobre los contextos rurales, y poseen una perspectiva que los municipios deberían considerar. Y lo que creo que es fundamental: involucrar a aquellos propietarios negligentes que nosotros llamamos "propietarios ausentes", porque el abandono es un verdadero delito. Yo te aseguro que muchos propietarios hoy ni siquiera saben que su propiedad se quemó.
- ¿Cree que la aprobación de una ley de este tipo podría tener efectos negativos?
- Uno de los grandes problemas es que gran parte de los extramuros son suelos rurales, y es ahí donde la población más modesta, que no tiene condiciones para acceder a la vivienda, naturalmente hace las tomas. Gran parte de ellas, yo diría casi todas, existen en suelos siniestrados. Si impedimos que se pueda construir en estos sectores, a lo mejor no podríamos continuar con los proyectos de desarrollo social. Por otro lado, las tomas -que por general aquí en el Gran Valparaíso siguen un proceso natural de regularización- también pasan por un proceso que involucra un cambio de uso de suelo. Entonces no podría haber un cambio de uso suelo para ninguno de los grandes asentamientos precarios que tiene el Gran Valparaíso, y que el Estado, por no tener capacidad de enfrentar los déficits habitacionales, al final termina regularizando. La acción inmobiliaria hay que entenderla como toda la acción de desarrollo de la ciudad, por tanto, también hay una acción inmobiliaria que es modesta, y a eso le llamamos tomas o asentamientos precarios. Es mucho más grande que cualquier acción privada fuera de los límites urbanos: es cosa de mirar cómo están las ciudades. Más que una solución orientada a resolver un problema y entenderlo territorialmente, yo veo el proyecto -a propósito del diputado que lo presenta- como algo más ideológico respecto de las inmobiliarias.
"En muchos casos son suelos que no se ocupan para ninguna actividad que genere una dinámica de permanencia que haga las labores de resguardo y seguridad".