Dudas y certezas en torno a la inusual sismicidad antártica
El terremoto del fin de semana pasado -que provocó la activación de las alertas de tsunami- es el mayor en al menos 50 años en un territorio prácticamente asísmico. Sin embargo, desde fines de 2020, sus condiciones geológicas podrían estar cambiando.
La sismicidad en el continente blanco ha sido históricamente baja, o así lo indican los registros existentes, limitados por el aislamiento y su compleja geografía. Las primeras estaciones antárticas se instalaron hace más de un siglo, pero la falta de aparatos de medición impidió obtener datos confiables hasta hace algunas décadas. No obstante, a contar de agosto del año pasado, se ha detectado una inédita seguidilla de temblores que afecta especialmente al entorno de las bases chilenas.
Según un informe del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile (CSN), más de 30 mil sismos de distinta magnitud se registraron solo entre los meses de agosto y noviembre en el Estrecho de Bransfield, ubicado entre las Islas Shetland del Sur -donde se emplaza la mayoría de las estaciones- y el territorio continental antártico chileno. Por años se ha barajado la hipótesis de la expansión de una fosa submarina en las profundidades del canal, pero los expertos coinciden en que esta última es una situación extraordinaria, y enfatizan en la necesidad de profundizar los datos existentes sobre la materia. El próximo viernes, de hecho, arribará a la zona una expedición de investigadores que espera instalar instrumentos para monitorear en detalle el fenómeno.
"Este estrecho ya se estaba abriendo, es decir, las Islas Shetland del Sur se estaban separando de la península antártica a razón de unos 8 milímetros por año. Pero a partir de fines de agosto del año pasado, esa tasa se incrementó a unos 15 a 20 centímetros anuales, es decir, se empezó a separar mucho más rápido esa región. Eso es lo que explicaría esta actividad sísmica tan intensa", expone Sergio Barrientos, doctor en Ciencias de la Tierra y director del CSN.
Dos puntos de tensión
Gabriel González, subdirector del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres Naturales (Cigiden), indica que el lugar exacto donde se generó el último sismo -que alcanzó una magnitud de 7.1 en la escala de Richter- está localizado en el límite entre la Placa Antártica y la Placa de Escocia, "una microplaca, hecha principalmente de corteza oceánica, que limita al norte con la Placa Sudamericana y al sur con la Placa Antártica".
Según explica el experto, el primero de sus límites forma una extensa falla tectónica que atraviesa el extremo sur de Chile, justo por debajo del Estrecho de Magallanes. "Tiene un movimiento de rumbo, horizontal, y es muy parecida a la famosa falla de San Andrés, en Estados Unidos. En el fondo, lo que ocurre cuando tiembla es que una placa se desliza al lado de la otra", comenta. Sin embargo, es al sur de la Placa de Escocia, en su límite norte con la Placa Antártica, donde se sitúa el epicentro del reciente terremoto.
"La Antártica presenta bastantes menos sismos en relación con lo que estamos acostumbrados en el resto de Chile, pero igualmente es una región, como tantas otras de la Tierra, que posee sismicidad. No ha habido terremotos grandes, pero hay pocos registros de esto, porque es una placa completamente aislada del territorio emergido de cualquier país", sostiene el geólogo. Para González, la tectónica de esta zona es análoga a la que se presenta en la región del Caribe, responsable del terremoto que devastó a Haití el año 2010. No obstante, esto no quiere decir que exista una proyección similar para este caso.
la Base Aérea Antártica Eduardo Frei Montalva, puerta de entrada al continente. desde el incremento de la sismicidad también ha intensificado sus planes de prevención y reacción.
Constanza Peña Moya
reportajes@mercuriovalpo.cl