Valparaíso es una novela de Tolkien
La renuncia de Isabella Monsó es, como dicen en política, "otra raya en el cuerpo del tigre". Ya no hay nada que inmute al alcalde Sharp. Monsó sería la número cien desde el arranque de la autodenominada "alcaldía ciudadana", lo que evidenciaría el profundo cambio de derrotero tomado por la administración del abogado de la PUCV en la segunda parte de su administración.
Como ya es costumbre en la Municipalidad de Valparaíso, la encargada de la Dirección de Desarrollo Cultural porteña, Isabella Monsó -un más que reconocible rostro en las calles de la Ciudad Puerto- utilizó las redes sociales para darle publicidad a su furibunda e indeclinable renuncia, denunciando ninguneo, intrumentalización, hostigamiento y acosos de todo tipo.
Sobre este último punto, acusó directamente a Santiago Aguilar ("Mil Tambores") por el acto, y al alcalde Sharp por dejarla en el "desamparo total" e incluso, y con posterioridad, incorporar a Aguilar como funcionario municipal en una polémica decisión sumamente criticada y resistida en su momento.
Asimismo, Monsó también se quejó por la dilación de las denuncias por acoso laboral interpuesta por ella en contra de la jefa del Departamento de Desarrollo Cultural (ayer el alcalde Sharp, quien no quiso hablar con este medio, dijo en Emol TV que la acusada habría presentado una denuncia en contra de Monsó, por lo que existirían dos sumarios abiertos y cruzados). "No comparto su opinión y no estoy para comentar lo que hagan o no hagan personas que merecen todo el respeto del mundo, que ya tienen calidad de exfuncionario, y a Isabella le deseo, sinceramente, lo mejor, que le vaya muy bien en su vida y le agradecemos el aporte que hizo a la alcaldía", dijo el jefe comunal con molestia.
Monsó aludió también a la "ausencia total de coordinación, planificación y evaluación con el alcalde, quien sólo enviaba asesores, pero no se hacía presente", agregando sentir un fuerte menoscabo, además de haber sido "instrumentalizada" por Sharp, quien durante la primera parte de su gestión solía ejemplificar con ella su "agenda feminista".
De acuerdo con los inauditos cálculos porteños, la salida de Monsó sería la número cien desde el arranque de la autodenominada "alcaldía ciudadana", lo que evidenciaría el profundo cambio de derrotero tomado por la administración del abogado de la PUCV en la segunda parte de su administración, cuando decidió pelearse contra todo y contra todos (ahí, como su examigo Gabriel Boric, evidenció un marcado sesgo cruzado, pese al obsequio de la camiseta wanderina que le hizo la semana pasada al presidente argentino, Alberto Fernández).
Raya para la suma, ingenuo sería de nuestra parte no reconocer que Jorge Sharp tiene bastante a su favor para conseguir la reelección. Con todo, y eso es finalmente lo que muchos se preguntan, no se entiende eso sí por qué no existió en los partidos la voluntad de oponerle un retador potente en las elecciones municipales del próximo domingo 11 de abril.
Ahora, y en una de ésas, tal como el rey Théoden de Rohan se libró de su asesor Gríma-Lengua-de-Serpiente en El Señor de los Anillos ("Las Dos Torres"), quizás Jorge Sharp Fajardo se sacuda de sus arlequines y consiga recuperar los colores.
Para qué andamos con cosas. Hace rato que Valparaíso es una novela de Tolkien, con niñitos-Gollum sobando sus tesoros y cientos de orcos devastando lo que queda por sus calles.