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El también galardonado humorista Álvaro Salas menciona que no realizar el espectáculo es una sana decisión. "Esta pandemia no nos ha dejado tranquilos, los niveles suben y bajan, pero esto no se ha ido, y yo veo que habría sido un tremendo riesgo haber hecho el Festival pese a que se dieron muchas ideas de hacerlo con un público separado, solamente la platea, pero no habría dejado de ser un riesgo, y habría bajado mucho la calidad también. O sea, se podría haber traído a artistas internacionales, (pero) habría sido un Festival muy extraño".
Llenando un vacío difícil de copar
No obstante, los canales de televisión ya han preparado programas para poder suplir el espacio difícil de llenar que deja el evento. Uno de ellos es Todos a Viña, producido por Canal 13 y grabado en el escenario festivalero. "Es un programa que le rinde de alguna manera homenaje al Festival de Viña y que hace parte de este estado de cosas. Yo creo que los días del Festival, la semana última de febrero todo Chile va a estar evocando su Festival o los festivales que marcaron a cada uno de nosotros", comenta Sergio Lagos, quien conducirá el programa junto a Martín Carcamo y Tonka Tomicic, ambos también animadores de ediciones pasadas.
Según el músico y periodista, el programa que se estrenará el próximo jueves 25 a las 22:35 horas, contará con conversaciones que nacen de la memoria, la nostalgia y la evocación que genera el Festival en los chilenos. No obstante, confiesa que la experiencia de conducir en una Quinta Vergara sin público, sabiendo que no se llevará a cabo este año, le ha causado un sentimiento de extrañeza.
Mencionando las retrospectivas que se darán en el programa, Pamela Hodar revela que se contarán con la presencia de varios artistas que han aparecido en el pasado quienes, desde sus lugares de origen, realizarán nuevas presentaciones.
Antonio Vodanovic considera que, "frente a no hacer nada, me parece una buena iniciativa". Por otra parte, Álvaro Salas opina que, a pesar de las opciones adoptadas para llenar el espacio, nunca será lo mismo. No obstante, reconoce los esfuerzos de los canales y espera que el Festival no pierda fuerza por esta obligada ausencia.
"Yo fui hace poco al Festival de Las Condes, que fue un evento con una tremenda infraestructura, pero sin nada de público. Fue rarísimo. Entonces, de verdad, en lo personal, yo prefiero que el Festival de Viña no lo hayan hecho antes que realizarlo sin público. Felicito a los canales que hacen este esfuerzo para que la gente no se olvide del Festival. (...) No sé qué hubiese hecho en su reemplazo, salvo lo que están haciendo ahora, entrevistando a los protagonistas, los que hemos estado en el escenario y mostrar videos", añade.
¿un prestigio en decadencia?
El comediante, además, manifiesta que le tiene un gran cariño al certamen. "Soy de los pocos que lo ve entero, incluso las competencias. No soy de los que se para al baño o a comer algo cuando están las competencias, me gusta ver el Festival completo".
No obstante, identifica dos problemas que a su juicio han emergido con el tiempo y que le han jugado en desmedro. El primero es externo: la pérdida de la capacidad de asombro del público debido a que, usualmente, los grandes artistas que asisten al Festival ya se han presentado anteriormente, o han realizado conciertos con frecuencia en el país.
El segundo, de carácter interno, radica en su opinión en la duración y programación del Festival. Frente a esto, visualiza dos posibles medidas: la primera es que se inicie el evento más temprano, evitando que los artistas de cierre se presenten a altas horas de la madrugada, y la segunda es que parta con las competencias folclórica e internacional, de modo que no pierdan el interés del público.
Fernando Ubiergo, por su parte, al igual que Álvaro Salas, expresa un enorme afecto por el Festival, destacando que su propia historia musical ha estado ligada a él. Dice que la televisión ha convertido al certamen en un "show de verano", el cual no tiene diferencia con otros festivales que han emergido en Chile como los de Dichato o La Serena.
"Yo creo que el Festival de Viña tuvo una impronta, que incluso hizo que la Gaviota, la cual tenía un valor excepcional, con el paso de los años se fuera degradando, y (eso es) por una razón muy simple: porque la propia organización permitió que así ocurriera al entregarla casi en un combo. Antorcha, Gaviota de plata, Gaviota de oro, etcétera", añade.
Una posición más optimista sobre la salud del Festival tiene Antonio Vodanovic, quien expone que este "tiene una marca registrada y una plusvalía por sí sola. Hay muy pocos festivales en el mundo que mantienen una tradición de 60 años. (…) La OTI no existe, San Remo sí, y (junto con) el festival de Eurovisión son los más importantes. El resto ya son premios de la música. Creo que Viña tiene un patrimonio y lo tiene que cuidar de todas maneras".
Asimismo, la concejala Pamela Hodar añade que el Festival ha aumentado su importancia a nivel internacional, señalando que se ha convertido en un símbolo de identificación de Chile para el público extranjero.
"A lo mejor la gente dirá que estoy exagerando, pero no es así. En las giras que uno hace para promocionar la ciudad, mucha gente habla del evento y cuando uno menciona Chile dicen "Ah, es donde se hace el Festival de Viña". Entonces, de verdad que es una importancia muy grande para el turismo de nuestro país en general, y para nuestra ciudad en particular. Ha ido creciendo, internacionalizándose con respecto a lo que era anteriormente, cuando se conocía más en el cono sur, pero ahora ya ha traspasado las fronteras y es el festival latino más importante del mundo", argumenta.
POSIBLES CAMBIOS a futuro
Tras la cancelación del Festival de este año, quedaría entonces la próxima edición agendada para el 2022. Esta pausa ha dado apertura al debate acerca de qué cambios debería experimentar el espectáculo para poder mantener el interés no solo de Chile, sino también de Latinoamérica.
Haciendo una comparación entre las ediciones que le tocó conducir con las más recientes, Sergio Lagos expresa que existen múltiples diferencias, a pesar de un aparente sentido de continuidad.
"Ahora, veo que sí sería interesante hacer cosas nuevas con el Festival: ampliarlo, desarrollar otro tipo de escenarios, quién sabe si podría partir antes de la transmisión televisiva con otros artistas. En fin, yo creo que hay muchas posibilidades, pero cuando sea el momento y me inviten podré dar mi visión", anticipa.
En concordancia con Álvaro Salas, Antonio Vodanovic manifiesta que "hay que recuperar la esencia de lo que era el Festival: que las canciones de la competencia tengan alguna importancia, que se pueda motivar una participación nacional relevante en ese sentido, y que recuperemos los tiempos de actuación de cada artista". No obstante, asume que existen factores que inciden en que no se tomen esa medida, como el económico y tecnológico.
Fernando Ubiergo, por su parte, también comparte las opiniones de sus pares, revelando además que la competición "sigue siendo análoga en un tiempo que hace mucho dejó de serlo". Frente a esta situación, el artista cree que se debería cambiar completamente la forma en que son presentados los temas.
"Por ejemplo, invitando a grupos, bandas importantes o solistas, pero gente joven de distintos países que participaran, pero con canciones que deben ser conocidas a lo menos con tres meses de anticipación a través de las distintas plataformas o redes, de modo que cuando llegara la competencia cada una de esas canciones, o potencialmente cada una o muchas de ellas, pudieran tener ya un público que estuviera ávido de escucharlas, y eso generaría un mayor incentivo e interés por la competencia".
Finalmente, si bien encuentra indiscutible que el Festival tiene que adaptarse a las tecnologías, Pamela Hodar no considera que el factor presencial del evento deba ser objeto de modificaciones. Y en eso es taxativa.
"Lo que sucede en la Quinta Vergara es lo más importante, lo que se transmite es otra cosa, en el fondo, como un programa de televisión. Pero la esencia misma, lo que sucede y las fiestas se producen en la Quinta Vergara, porque es un público muy especial que le da todo el carácter y la vida al evento. Si el Festival se transmitiera sin público y no hubiera ese ambiente que se produce, no sería lo mismo. El público, el monstruo, como quieran llamarlo, es lo que de la el carácter y mantiene vivo al Festival de Viña", concluye. 2
El Festival de Viña del Mar tiene una marca registrada y una plusvalía por sí sola; un patrimonio que debe cuidar de todas maneras".
El Festival tuvo una impronta, que incluso hizo que la Gaviota, la cual tenía un valor excepcional, con el paso de los años se fuera degradando".
"Soy de los pocos que lo ve entero, incluso las competencias, no soy de los que se paran al baño o a comer cuando se presentan".
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dúo Pimpinela en 2020, luego de 36 años sin actuar en Viña.
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