Igualdad de género: más allá de números
Manifestaciones en nuestras ciudades dieron espacio a la reiteración de demandas femeninas largamente postergadas, especialmente sobre la violencia. En las marchas por el Día de la Mujer en la zona se expresaron justas demandas y también aparecieron consignas políticas contra el Gobierno y las policías, expresiones que empañan y restan fuerza unitaria a esas manifestaciones y a los problemas que exigen solución.
El Día Internacional de la Mujer también estuvo presente en nuestras ciudades, tal como en el resto del país. En las calles de Valparaíso y Viña del Mar se escucharon voces con las múltiples demandas de género no cumplidas a lo largo de los años y que se mantienen como un problema latente de nuestro orden social.
La violencia contra la mujer es en estos momentos la principal denuncia, violencia que tiene muchas expresiones que van desde la más brutal, el femicidio, hasta aquellas situaciones que ocurren al interior de una vivienda cuando ellas son víctimas de ataques y acosos que a veces, sin ser físicos, causan un daño profundo, irreparable.
A la violencia se suma la discriminación con todas sus variables, lo que implica cargas y sobrecargas sobre las espaldas y sobre las mentes de ellas. En estos últimos meses han sido las mujeres víctimas de la pandemia, no solo como pacientes, sino que como pilares fundamentales del sistema de salud, atendiendo enfermos y arriesgando directamente sus vidas.
En tiempos de normalidad la discriminación es una constante que se refleja en menores ingresos y menos posibilidades al acceso a funciones superiores como si la capacidad femenina estuviera en permanente duda, cuando a través del tiempo, de la gran historia y también de la pequeña historia de todos los días se comprueba lo contrario.
Pilar Bontá, socióloga y jefa de la Dirección de Equidad de Género de la Universidad Católica de Chile, advierte sobre el peligro de convertir el problema de las mujeres en un asunto "netamente cuantitativo, como si la igualdad fuera solamente un asunto de nivelar la presencia de hombres y mujeres en espacios de participación pública y de ejercicio del poder".
La igualdad no se puede limitar a los números, debe calar profundo, llegando a nivelar la dignidad hombre-mujer en su condición de seres humanos. Y basándose en ese concepto será más fácil pasar a los hechos, a una efectiva igualdad y a un permanente respeto.
En las marchas realizadas en nuestras ciudades se expresaron justas demandas y también aparecieron consignas políticas contra el Gobierno y las policías. Expresiones que empañan, que restan fuerza unitaria a esas manifestaciones y a las justas demandas que en ellas se expresan.
Es una constante que fuerzas políticas de aquí y allá intentan apoderarse de causas justas para instrumentalizarlas. La demandas de la mujer, que como se ha dicho son múltiples, son seguidas con atención por el mundo político, no solo para ayudar a resolverlas, sino que para fortalecer sus propios capitales electorales. Es tarea de las mujeres, de sus dirigentas naturales, examinar esos apoyos y depurarlos, acogiendo aquellos que contribuyan a una efectiva solución de problemas largamente planteados para que no se convierten solo en una pancarta permanente.