General Baquedano, pétreo símbolo de unión de una comunidad fragmentada
Por Germán soto droguett, profesor de historia y estética
El establecimiento de un panteón heroico del cual se esperaba y fuera a la vez una síntesis de la historia patria y un ejemplo para las generaciones futuras, se dio en el seno de una sociedad democrática que por medio de la deliberación, buscó a través del financiamiento privado y público, el desarrollo de un arte escultórico propiamente nacional.
La identidad nacional es una construcción estatal tal como lo son las instituciones políticas y los marcos legales, el pasado es el crisol en el que se funden las enseñanzas del presente, y si bien es verdad que gran parte de la estatutaria nacional representa a héroes militares y estadistas ilustres erigidos como modelos ideales, no es menos cierto que en el siglo veinte también se dio perspectiva a conmemoraciones figurativas de civiles como Francisco Bilbao, a hombres de ciencia como Pedro León Gallo y de las artes como Alonso de Ercilla; y en conjunto con los temas de clase, género y condición étnica, se buscó aunar mediante símbolos petrificados a una comunidad nacional fragmentada. No es menor que la mujer tuvo una presencia obsesiva en la escultura neoclásica, y con la obra de Rebeca Matte de Iñíguez a los héroes de la Concepción en 1923 se produce una inclusión del neoclasicismo europeo en la escultura chilena, en el contexto de una sociedad deliberativa.
Cuando presenciamos los daños materiales a la Estatua del General Baquedano, se nos olvida que su instalación tuvo una inmensa discusión parlamentaria que, materializada en la exposición razonada de argumentos, permitió no solo la instalación de ésta sino de otras estatuas que configuraron un amplio abanico de la identidad nacional, como lo fue la del Roto Chileno, la del Cristo Redentor, o los motivos étnicos inscritos en La Araucana, y olvidando que muchas obras materiales fueron centros de reuniones cívicas donde se emitieron discursos políticos que dieron cuenta de todas las sensibilidades políticas y sociales.
Cartas al Director
El sillón de don Otto
por Guillermo díaz orellana
¿Qué pensaría de sus colegas el General Baquedano si se enterara de que, para no tener problemas, sus compañeros de armas optaron por mudarlo de su sitio de honor? Eso es como el pensamiento de don Otto, quien para evitarse los problemas de infidelidad con su señora, vendió el sillón. Lamentables, tanto la posición como la disposición.
Respeto
por renato norero
La estatua del General Baquedano debe cambiarse al Patio principal de la Escuela Militar. La crisis o estallido social que permanece en el país está tácito por el momento, por el virus que acecha, pero despertará con fuerza en un futuro próximo. Se ha perdido lo más importante: el respeto por la Patria.
Indigna retirada
por josé luis hernández vidal
El destino del Monumento al General Baquedano y tumba del Soldado Desconocido representa el futuro de Chile. Si hubiera sido entregado al Ejército para su custodia habría significado una nueva rendición incondicional del Estado frente a la violencia. Entregarlo al Consejo de Monumentos Nacionales es exactamente lo mismo. En ambos casos se ve como "esconderlo" en una retirada indigna de nuestros héroes. La autoridad debió tomar las providencias para que ese monumento histórico de nuestra Patria no fuera víctima de desmanes de ningún tipo. En Isla de Pascua al que raya un moai le caen las penas del infierno. Entonces, ¿por qué un monumento puede ser pisoteado y vandalizado en Santiago sin mayores consecuencias? Son feos los cercos, la electricidad, las púas, la vigilancia armada o lo que fuere, pero aún más feo es correr a esconder un monumento que debe mantener su merecido lugar en nuestra capital. La Armada ya dio el ejemplo en Valparaíso. ¿Cómo se puede enseñar con orgullo a nuestros niños la Historia de Chile si no somos capaces de defender un monumento a nuestros héroes?
Símbolos del alma
por Marcos concha valencia
Los símbolos pertenecen al alma. Cuando son derrotados, muere parte importante de ella. Es mucho más grave que perder una batalla.
Ignominia
por ADOLFO PAÚL LATORRE
El retiro temporal de la estatua del general Baquedano "para proceder a su restauración" ha sido un enorme triunfo de la izquierda radical. La Plaza Baquedano debería ser rebautizada y conocida desde hoy como la "Plaza de la Ignominia".